Gran homenaje póstumo a sacerdote
Hoy muchos sacerdotes de la Diócesis de Neiva, en una eucaristía, le darán el último adiós al presbítero Nelson Gutiérrez Alvarado, muerto por una extraña bacteria.

El 20 de julio pasado el sacerdote Nelson Gutiérrez Alvarado, a las 9:00 de la mañana celebró su última eucaristía. Sin embargo, un dolor abdominal lo obligó a internarse en la clínica Saludcoop.
No era la primera vez que decaía. Había estado grave, incluso en cuidados intensivos. La primera vez que inexplicablemente una bacteria lo afectó fue el 9 de febrero pasado, en aquella oportunidad fue remitido de urgencias a la misma clínica Villavicencio, duró dos meses en cuidados intensivos, hasta que el 9 de abril finalmente le dieron de alta.
Había perdido el movimiento de la boca por lo que duró entubado mucho tiempo, se regresó para Neiva y en casa, al lado de sus padres Míller Gutiérrez y Aminta Alvarado, se recuperó lentamente en el barrio Las Mercedes, donde vivía.
De esta forma el 13 de mayo estaba bien, y en junio comenzó a concelebrar misas en el barrio Las Palmas de Neiva con el sacerdote de esta comunidad, para el 11 de julio comenzar nuevamente a celebrar en la parroquia donde vivía, la del Espíritu Santo en el norte de la capital huilense.
Su afán por volver a servir a la comunidad duró poco, lentamente y quizá sin saberlo él comenzó a decaer, y duró solo 9 días en esto. El día festivo en que se celebró el grito de la independencia, fue su última celebración.
En urgencias los médicos le dijeron a la familia que se trataba de la bacteria acinetobactor baumanni, una terrible enfermedad que es resistente a la mayoría de los antibióticos y que anualmente está matando a decenas de miles de pacientes en los Estados Unidos.
De la clínica Saludcoop fue remitido a la clínica Mediláser donde pasó sus últimos días. Allí, lo visitaron amigos y familiares, hasta sus mismos compañeros sacerdotes fueron a acompañarlo (aunque él permanecía inconsciente) y le ungieron los santos óleos. Así, finalmente dejó de respirar para siempre el viernes en la tarde.
Había estudiado en el seminario San Esteban de Rivera, Huila (2003). Sin embargo, sus últimos estudios (el vicariato apostólico) lo hizo en Puerto Carreño (Vichada) en la Catedral de Nuestra Señora del Carmen, donde se ordenó de diácono el 4 de marzo de 2011, y el mismo año, el 6 de agosto recibió el sacerdocio de manos de monseñor Francisco Antonio Ceballos.
Era hermano mellizo de Miryan Yineth, y gozaba de la admiración y el respeto de sus otros hermanos Hilton Alexánder, Diego Ómar, Jorge Míller y Hoover Enrique.
“Le encantaba compartir con la gente, para donde fuera él iba”, recordó su hermana al tiempo que señaló que siempre fue una persona muy destacada en el colegio INEM y Ateneo, en el Sena y en la Universidad Corhuila, donde estudió tres años de Administración Bancaria y Financiera.
Su vida siempre estuvo marcada por el sacerdocio, y desde que se ordenó siempre estuvo entregado a la comunidad del Vichada, donde trabajó.
Tenía 36 años de edad. Siempre reía, cuentan sus amigos y sus fotografías dan fe de eso. Hoy le darán su último adiós en la iglesia del Espíritu Santo de Neiva a las 3:00 p. m.