Artistas huilenses en Europa
Los maestros del colectivo artístico Colombiasur, regresaron de su recorrido por Suecia llenos de proyectos, con más intenciones de seguir retratando, criticando, recreando e incluso resignificando la realidad colombiana a través del arte. La exposición “Cultura de Paz en Tiempos Violentos” impresionó tanto a los europeos, que para 2015 invitaron de nuevo a los creadores.
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El colectivo de artistas Colombiasur nació desde abril de 2013. La casualidad motivaría el encuentro de los maestros y el duro trabajo colectivo fortaleció el proyecto que dio como primer fruto la exposición “Cultura de Paz en Tiempos Violentos”, que logró visitar los museos de Suecia, del 5 al 22 de mayo. Y retrata con diversos lenguajes varias de las parcelas del complejo conflicto que ha vivido el país por más de 40 años.
Todo inició con el acompañamiento de la Corporación Casa de la Memoria que permitió los contactos con las organizaciones Colombo-Suecas. Después los artistas se reunieron en repetidas ocasiones para consolidar el proyecto artístico. “Queríamos que los artistas huilenses que trataran temas políticos participarán a través de una convocatoria”, aclara Donald Gualy, curador de la exposición.
Con la ayuda de la Gobernación del Huila, el Ministerio de Cultura y las tres organizaciones suecas Alaa (Association for Latin American Affairs; Proyecto Ungdomsdialog; y Colombianatverket. Los artistas colombianos lograron exponer sus obras en Estocolmo, Vasteras y Lund. Y realizarán una visita el próximo año a Noruega. El coordinador del proyecto es el realizador audiovisual Jesús María Gonzales, conocido por su trabajo en el campo del videoarte y que hizo parte de la exposición con tres videos sobre los cambios en el ambiente y los conflictos sociales provocados por las multinacionales, entre esas El Quimbo, que tantas inconformidades y desplazamiento ha generado en la población del sur del Huila.
Bajo la curaduría de Donald Gualy, se realizó fortaleció y dio mejor forma a la línea curaturial, que pretende brindar una mirada contemporánea a los diferentes conflictos que se viven en Colombia, y especialmente en el sur del país. “Fortalecimos el tema audiovisual. La línea curatorial es el conflicto, pero sin centrarse en el conflicto armado. Cada uno de los artistas seleccionados trabaja una parte del conflicto. Entendiendo que además del armado hay muchos otros conflictos que tenemos que ver”, explica el curador.
Del campo a la ciudad
El curador de la exposición, Donald Gualy. Es un joven de 26 años, con ojos despiertos, mirada inquieta y contextura mediana. Sus manos blancas guardan una creatividad evidente que lo ha destacado desde niño. Es integrante de una familia conformada por profesores, artistas, genios, científicos sociales y locos.
Nació en el Huila pero se fue a vivir a Santander con su madre y sus hermanos, buscando mejores condiciones económicas. “Tuvimos un restaurante pero tuvimos que regresarnos, vivimos cosas muy difíciles en el colegio, vivíamos en el campo, éramos bien campesinos. La escuela quedaba en la montaña, cerca de un pueblo que se llamaba Olivar. Al sur de Santander. En la Escuela había mucho enfrentamiento de la guerrilla. Cuando estudiamos con mi hermano ya la guerrilla acampaba en la escuela y llegaban heridos. Uno de pequeño no alcanza a comprender, pero ahora de grande uno se sorprende de todo lo que vivió. Qué verraco. Menos mal en ese momento uno no lo entiende todo o quedaría traumado. Entonces surge la necesidad de salir”, expresa con serenidad el artista.
“Fue verraco porque nosotros vivíamos en una finca y llegaron de la noche a la mañana. Diciendo que por favor despejáramos porque la cosa se iba a poner caliente. En dos días alistar maleta. Mi madre me decía que lo que ella sintió fue una desnudez muy verraca. Entonces trabajo el tema de conflicto y mujer, porque también la viví aunque no al nivel que experimentó mi mamá con los hijos saliendo de casa. Después llegué a Palermo y gocé de buenos maestros, desde ahí mi gusto por el arte”, agrega Donald.
De ver crecer los animales, disfrutar del verde de los campos fértiles y enseñarse a jugar bajo los árboles, el joven se enfrentó a la selva de asfalto. Un opita con muchos sueños que ingresó a la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, a ser parte de la facultad de artes ASAB y vivir solo en la capital de Colombia. Ahora hace parte de una nueva generación de artistas regionales que han expuesto su trabajo a nivel internacional. Ha desarrollado distintas curadurías en el Mach (Museo de Arte Contemporáneo)
Su trabajo dentro de la exposición no se redujo a la curaduría. Como víctima del conflicto no victimizada, Donald enfrenta su propia historia con valentía, se cuestiona por su pasado y abre las heridas para entenderse mejor “lo que hice fue hablar con mi mamá. Como uno está pequeño, uno no dimensiona la situación, uno piensa que se está cambiando de casa y ya. Entonces le pregunté qué fue lo que sintió. Qué creyó que dejaba y en que cree que avanzó”, afirma.
Neiva extraña
Jesús María González es otro de los artistas acogidos por el Huila. “Llegar a Neiva fue un gran contraste. Venir de una Bogotá movida a una Neiva tan extraña para mí, no entendía bien cómo funcionaban las cosas. Luego aprendí a querer esta ciudad, aún con todos esas cosas que no comparto”, explica.
El realizador audiovisual y músico, aún evoca los cielos azules que disfrutaba tendido en el suelo de un quinto piso de Medellín. A su madre con realizando manualidades y sus tardes de inocencia. “Manejé una cámara por cosas del destino y tiempo después estaba de director de un noticiero. Posteriormente estudié producción audiovisual”, cuenta el artistas, al que la vida le ha enseñado a ritmo acelerado sus posibilidades.
Con el tiempo aprendió a amar a Neiva, ciudad donde crece su familia. “A mi esposa la conocí en una fiesta de 15 años, ella era la homenajeada. Ocho años después se convertiría en mi esposa. Nos enamoramos y llegó Tomás. Que es la obra más perfecta que hemos realizado. No hay nada que se iguale”, afirma y suspira.
Los artistas
Wilson Díaz: El joven artista hizo una investigación de la zona de despeje. Con los acetatos de las personas que grabaron las canciones de Julián Conrado y que ahora son integrantes de las Farc. Y los videos y fotografías con los que se realizó la reportería de la zona de despeje entre 1999 y 2002.
Édinson Quiñones: es el conflicto retratado de forma sumamente cruda. “Cuando hay balaceras, enfrentamientos de guerrillas y paramilitares, ha recogido los casquetes y las balas, con eso hace sus instalaciones. Es muy polifacético. La obra más fuerte es el monolito de San Agustín que se tatuó en la espalda, pues posteriormente se arrancó todo el pedazo de piel donde estaba el dibujo. Y entonces la obra de él es la piel de él tatuada, como si fuera una piel curtida. Así habla de esto que nosotros tenemos y que nosotros mismos nos quitamos, toda esa cultura precolombina que rechazamos por querer tener otras nacionalidades”, explica el curador de la exposición.
“Los NN Cuando son guerrilleros no suelen ser reclamados, porque las familias tienen miedo a ser perseguidas, entonces los cadáveres a veces se pudren o se los llevan para estudios de medicina. Él hace videos de las partes en descomposición de los guerrilleros, les pone hojas de coca o flores. También hace instalaciones pequeñas con muñecos y polvo blanco, como tratando de emular esa situación con la cocaína y los juguetes del Estado”, añadió.
Phanor Satizabal: hace una crítica al conflicto que existe en los jardines. La ley es muy flexible respecto a la creación de los jardines infantiles, entonces existe todo tipo de maltratos muy fuertes.
Filomeno Hernández: oriundo de Suaza, considerado el pintor de los sueños y la imaginación literaria. De carácter metafísico. Destacados escritores como el nadaísta Jotamario han opinado sobre su obra. “Trabaja mucho con el espacio, habla del paisaje que se afecta por el conflicto, un paisaje pobre y seco, son pinturas estériles”, comenta Donald Gualy.
Juan Pablo Mosquera: es un artista visual proveniente del teatro, criado en una familia de artistas. También realiza videoarte y hace registros de performance de él. Agrede su propio cuerpo para simbolizar un síntoma de cómo está funcionando la sociedad.
Ángela Perdomo: la única mujer del grupo. Realiza una instalación con muñecas intervenidas, hablando del conflicto a nivel femenino. Qué pasa con el conflicto de género. Qué es lo que pasa con la mujer, qué es lo que protege y qué es lo que no protege. También trabaja videos.
Jáder Rivera: el polifacético artista habla del conflicto desde un nivel muy espiritual. Realizando una serie de fotografías a blanco y Negro. Hablando de las afecciones emocionales de la guerra. “Una obra muy metafísica y surrealista”, opina Donald Gualy.
Néstor Margaua: es uno de los pintores del colectivo. Trabaja los tonos neones de forma simbólica para incluirlos en sus retratos del conflicto, evocando las típicas publicidades alrededor de la guerra. Su exploración del arte precolombino le ha permitido realizar un trabajo autóctono sin perder su sentido universal.