Adiós, padre Lopitos

En medio de un sentido homenaje, el clero huilense le dio el último adiós al padre Marco Antonio López, a quien cariñosamente le llamaban Lopitos.

La homilía en la que se despidió al reconocido se ofició en la Catedral Inmaculada Concepción de Neiva, pero antes su féretro reposó en el Templo Colonial hasta donde llegaron amigos y la sociedad en general para acompañarlo antes de dejarlo en su última morada. De igual forma, una solemne procesión antecedió la ceremonia litúrgica.

El padre murió el pasado viernes a los 90 años de edad luego de serios quebrantos en su salud.

Pastor espiritual

El clérigo Marco Antonio López entregó muchos años de su vida al sacerdocio, labor que cumplió a cabalidad. Fue reconocido por su don de gentes, entrega a la comunidad y enseñanza de la Palabra de Dios.

Se desempeñó como párroco en Aipe, Baraya, Guadalupe, Hobo, Íquira, Oporapa, Palestina, San Agustín, Tesalia y Villavieja. También cumplió funciones religiosas en varias iglesias de Neiva y su zona rural: San Antonio de Anaconia, El Caguán, Espíritu Santo y últimamente fue vicario de la Catedral Inmaculada Concepción.

Fueron 65 los años como sacerdote desde que se ordenó en la capital opita el 11 de junio de 1949 por monseñor Gerardo Martínez Madrigal. Sus estudios en la fe católica los cursó en el Seminario Menor de Lomachata y en el Seminario Mayor de Garzón.