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Neiva/ Creado el: 2014-05-16 08:14

“Estoy formando a seres humanos”

Pese a las muchas dificultades que encuentra para hacer su trabajo educativo, la profesora de la vereda Brisas del Nilo, en el municipio de Palermo, dice sentirse orgullosa de ejercer la mejor profesión del mundo.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | mayo 16 de 2014

Diario del Huila, Neiva
En la mitad de la planicie de la montaña, revuelta entre la neblina, está la escuela Brisas de Nilo. Allí 22 niños reciben además de educación, todo el cariño y entrega de su profesora Edna Paredes. Hace cuatro años, cuando decidió trabajar en el magisterio, ella nunca se imaginó que tuviera que pasar por tantos esfuerzos que hoy le dan gran satisfacción. Enseñar a los niños de Brisas del Nilo, en el municipio de Palermo, no le es cosa fácil. Para iniciar, llegar hasta ahí le exige todos los días un recorrido de dos horas en moto desde Neiva.
Luego, armada de botas pantaneras, sube a pie la montaña durante cuarenta minutos atravesando trochas y corrientosas quebradas hasta la vereda también llamada Brisas de Nilo, en la inspección de Nilo al límite con el municipio de Santa María, donde la lluvia es casi constante. “Hay veces que llueve tan duro que se producen deslizamientos de rocas, me he caído varias veces de la moto, he llegado a la escuela con morados, embarrada y con raspaduras”, dice la maestra, quien además acaba de finalizar su segunda carrera profesional de psicología y actualmente realiza una especialización.
Hacia las 8:00 de la mañana abre las puertas de la escuela a sus estudiantes, que no han tenido un itinerario menos complaciente. Edna es la única profesora para los cursos de primero a quinto que funcionan en un solo salón. “Al comienzo no todos venían a estudiar, de 18 solo iban 12 niños, pero con el tiempo y el trabajo diario ahora asisten todos los días, inclusive en temporada de cosecha, cuando los padres de familia acostumbraban a sacarlos para ponerlos a trabajar, pero yo les recalco mucho el derecho que tienen sus hijos a educarse, y eso ha cambiado”, expresa la “teacher Edna”, como cariñosamente le dicen sus alumnos.
Experiencias que marcan vidas
Antes de embarcarse en la experiencia de ser maestra rural, trabajó también en colegios privados pero afirma que no cambiaría su actual trabajo. “Para los niños de la escuelita, uno toda la vida será su profesora, adónde me vean siempre me saludan, son muy agradecidos”.
“He tratado de que cada cosa que hago y comparto con mis alumnos, los marque para toda la vida. El año pasado reunimos fondos económicos y me los traje para Neiva, había niños que no conocían la ciudad, que no habían salido de la vereda y eso para ellos fue lo máximo. Recuerdo que entre ellos se decían, ‘lo que más deseo en la vida es montar en un ascensor’. Hicimos el recorrido por el Centro de Convenciones José Eustasio Rivera, por el museo arqueológico, uno nunca espera que ellos muestren tanta curiosidad con esos espacios, estaban enamorados de todos esos objetos, de conocer tantas cosas", evocó la educadora.
Y no deja de sentir admiración por los sentimientos que despierta en sus alumnos, las diferentes actividades que con ellos comparte.
"Luego fuimos al Centro Comercial San Pedro Plaza, al inicio estaban tímidos, cogidos de la mano, cuando montaron en el ascensor eso se miraban los unos a los otros emocionados y lo mismo fue en la escalera eléctrica, estuvieron unos 15 minutos suben bajen, suben, bajen. Y luego los entré a ver cine en 3D, estuvieron todo el tiempo concentrados en la pantalla, comiendo maíz en bolsitas de papel con gaseosa que habíamos llevado. Luego montaron en los avioncitos y carritos electrónicos, no se cambiaban por nada en la vida, me gritaban ‘¡profesora gracias!’, finalmente fuimos al restaurante a comer arroz chino. Esa fue una experiencia muy significativa que guardarán por siempre, y este año lo quiero volver a repetir”, contó emocionada la profesora.
Motivación continua
Pese a la escasez de textos escolares y de recursos económicos de las familias que hacen parte de esa comunidad veredal, la maestra Edna está convencida que su trabajo es el más dignificante. “Mis niños son los mejores, me siento muy orgullosa de ellos y siempre se lo digo a todos. Sé que estoy formando seres humanos, con valores, sé que cuando los muchachos estén grandes y con mujer no la van a levantar a golpes, porque la violencia intrafamiliar se ve mucho en el campo", señaló.
Advierte que una buena motivación es la mejor herramienta para hacer grandes cosas. "Yo los motivo siempre a mis alumnos a que no dejen deserten, a que continúen el bachillerato. En esto he mantenido una lucha también con algunos padres de familia porque como ellos a duras penas tienen un tercero o quinto de primaria, no se proyectan, entonces quieren que sus hijos hagan lo mismo, pero han cambiado su mentalidad y los niños que ya han salido de quinto grado cuando llegan al colegio ocupan los primeros puestos. Me encanta ser maestra, en esta labor me he dado cuenta que yo hago cosas que nunca en mi vida pensé que haría. Siento que la comunidad me ha tomado respeto y me dicen ‘esta profesora es verraca’ ", expresó.