Naranja en Colombia, un cultivo al que se le saca poco ‘jugo’
Los productores dicen que hacen falta incentivos para sembrar una fruta que podría darle mucho a Colombia por sus suelos y su condición de trópico. Asohofrucol asegura que hay forma de crecer.

Por Germán Enrique Nuñez
La naranja en Colombia tiene una historia interesante que al parecer inicia en 1518, empero a nivel regional llegó primero a México y a Florida. Igual en tiempos de la conquista. En cítricos puede decirse que desembarcaron con Cristóbal Colón en 1493 pues el almirante sembró limones y limas en La Española, hoy República Dominicana, con unas semillas adquiridas en la isla Canaria de la Gomera.
Según algunos historiadores, la naranja y la gran mayoría de los cítricos fueron un aporte de las colonias europeas al nuevo Mundo, pero al ver la génesis de las frutas agridulces, estás tienen como origen las zonas tropicales de Asia. Algunos más inquietos aseguran que los naranjales eran utilizados en la dieta china tiempo atrás del año 2000 antes de Cristo.
Entre 1517 y 1519 se realizaron las primeras campañas españolas con fines de invasión al nuevo mundo y precisamente en ese momento los acorazados conquistadores llevaron las semillas que fueron plantadas y cuidadas por los aztecas que cumplieron con diseminar su cultivo por todo el territorio. A Florida, dicen los cronistas, la naranja llegó en 1513 aproximadamente, región en donde también tuvo una rápida expansión, a tal punto que en 1764 hubo cultivos silvestres por extensas zonas mostrando que los suelos de América eran muy propicios para esta siembra. La comunidad franciscana lleva los árboles a California en el siglo XVIII después de 1750 sin saber que esos predios albergarían con los años una especie de enorme calidad cítrica.
Un hombre que tiene su nombre escrito con letras anaranjadas es el navegante portugués Vasco da Gama, quien en uno de sus viajes encontró la naranja dulce en la India y la llevó a su país en donde sembró el primer retoño en Lisboa con excelentes resultados. De todas maneras, la naranja y los cítricos han marcado la vida de la humanidad y han significado mucho en la alimentación, pero igual en los gustos al paladar, en la gastronomía sin dejar atrás las propiedades cosméticas y curativas.
Hay que precisar que los cítricos amargos fueron llevados a Europa en el siglo X por los árabes, pero en el siglo XV el sabor dulce y exquisito de la fruta lo llevó como gran novedad el citado celebre explorador Vasco da Gama, el gran descubridor de la ruta marítima a la India. En ese mismo tiempo siguió llegando naranja dulce en barcos portugueses, pero con origen chino.
Antes de entrar en la actualidad de esa siembra en Colombia es bueno anotar que la naranja es un potente antioxidante gracias a las cantidades que la fruta tiene en vitamina C, por tal razón resulta ideal para el sistema inmunológico y para la salud como tal. Este alimento es rico en calcio, magnesio, betacaroteno, ácido fólico, fósforo y potasio. También han descubierto grandes propiedades en este fruto por los componentes de cobre, zinc, ácidos málico, oxálico, tartárico y como ya se dijo, cítrico.
La naranja igual es recomendada por los médicos para los cuidados de la piel pues dicen que consumir jugo, comerla y ponerla en el rostro, retrasa la aparición de arrugas, como quien dice, esta fruta es mucho más que útil y versátil. Quizás por ello su apogeo y sus cuidados, aunque en Colombia la realidad, al parecer es otra, advirtiendo que las cosas son susceptibles de cambiar para bien.
Colombia siembra cítricos en 97.300 hectáreas aproximadamente básicamente con naranja, limón, mandarina, toronja, tangelo, pomelo y lima con lo cual logra una producción promedio de 1.2 millones de toneladas anuales. Los departamentos con mayor dinámica en esta actividad agrícola son Meta, Valle del Cauca, Quindío, Caldas, Risaralda, Antioquia y Magdalena, aunque es bueno aclarar que este cítrico está prácticamente en toda la geografía nacional, muy importante para zonas en donde la comercialización del producto se hace a menor escala y en tiempos de cosecha, un comercio muy paralelo al turismo por carretera.
Renovación y tecnificación
En charla con Diariolaeconomia.com, la presidente de la Asociación de Cítricos del Rionegro, CitriRionegro, Sandra Marcela Díaz Pérez, anotó que infortunadamente el sector naranjero en la región está en el olvido y todo porque los agricultores se quedaron con unos cultivos vetustos en vista que hay árboles en producción con más de diez, quince y veinte años que demandan renovación y tecnificación.
El tema estuvo por mucho tiempo en el cuarto se San Alejo, pero gracias a la iniciativa de unos productores, el cultivo empezó a reactivarse en la región de manera paulatina en vista que son muchas las cosas que están pendientes para los cítricos y el grueso de la agricultura.
“Estamos retomando el tema, volvimos a sembrar y a buscar un incentivo por lo menos viendo árboles nuevos y prospectivos. Ojalá la industria de jugos y bebidas vuelva sus ojos al campo, mire a Pacho como también a quienes hacen una apuesta agrícola porque muchas familias dependen de la agricultura y si hay absorción de cosechas a un precio justo, el país es capaz de producir y abastecer mercados y transformadores. Un hecho cierto es que tenemos la capacidad productiva y las tierras para hacerlo, pero es urgente contar con el apoyo del gobierno, del mercado local y de los empresarios ya que, si podemos vender, aumentamos siembras y con ello generamos, si queremos, oferta exportable”, declaró la señora Sandra Marcela Díaz Pérez.
Hoy resulta problemático hacer siembra de fruta y puntualmente de naranja porque los costos de producción suelen ser para el capítulo Colombia muy altos y a todo lo que tiene que ver con insumos hay que añadirle el valor de la mano de obra. El cultivo señaló la presidente de CitriRionegro, es viable con un esquema coherente de comercialización, recuperando el factor rentabilidad, repensando el tema de materias primas para el campo y haciendo de la agricultura una empresa con valores agregados y saldos favorables.
En opinión de la asociada, si el productor de fruta ve una política para el campo seria, trazada para crecer y hacer sustitución de importaciones, muy seguramente quien tiene tierra le correrá a cualquier iniciativa apalancada por el ejecutivo. Precisó que al campesino le sobran ganas de trabajar más cuando ve que en su labor hay rendimientos y calidad de vida.
Para la dirigente, Colombia tiene todo un reto en el tema de los cítricos por diversas razones y una de ellas es el capítulo fitosanitario habida cuenta que hay amenazas como la mosca del Mediterráneo que ataca más de 250 especies frutales entre ellas naranjas, mandarinas, limones, limas y toda la familia de frutos agrios. En ese sentido hay una labor juiciosa por hacer de manera permanente con el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, y con otras entidades estatales como Agrosavia para prevenir plagas, contrarrestarlas y mejorar calidades.
Indicó que hoy el agricultor tiene que hablar de productividad y competitividad, pero también de bienes públicos, infraestructura, vías terciarias, buenas prácticas agrícolas, comercialización y mercadeo.
Díaz Pérez afirmó que la asociación CitriRionegro fue creada justamente para profesionalizar la comercialización, optimizar ingresos y hacer todo lo posible por implementar metodología en la ruralidad lo cual conlleva a certificar fincas, predios y explotaciones en buenas prácticas agrícolas como también optimizando todo lo atinente a la norma porque con las siembras hechas de limón Tahití, lo ideal es tener todo en regla para incursionar en exportaciones, una actividad que conlleva a mayores exigencias.
Infortunadamente la región de Pacho es una muestra de lo que pasa con la agricultura cuando ésta no es atendida debidamente por cuanto en cítricos y más exactamente en naranja, llegó un envejecimiento notorio de los árboles, desmejoró la calidad y la productividad y para colmo de males muchos querían la fruta regalada. Hubo temporadas no muy lejanas en las que por un bulto de naranja ofrecían entre 5.000 y 7.000 pesos, un precio irrisorio, por fuera de la consecuencia y totalmente ajeno a la realidad del campo en donde todo cuesta menos lo que el agricultor produce.
“Las hectáreas cultivadas bajaron en el municipio, los que siguieron no renovaron y el negocio fue tornándose insostenible porque el precio al productor terminó siendo un castigo para quien hace muy bien su tarea. En cítricos hay que incentivar al labriego, pero existen falencias económicas por subsanar, necesitamos compradores conscientes y una opción de hacer agroindustria porque los naranjeros podrían inclusive vender jugo natural, pulpa y muchos subproductos de naranja. Con apoyo y decisión todo es posible”, comentó la presidente de CitriRionegro.
En este momento la carga de naranja que consiste en dos bultos de 50 kilos la pagan a razón de 20.000, 25.000 y hasta 30.000 pesos cuando el precio se supone bueno. Un trabajador puede costar 35.000 o 40.000 pesos por día para que baje del árbol menos de diez bultos y si a todo lo anterior se le agrega transporte, impuestos y gastos de la finca, el precio no remunera el esfuerzo.
¿Rentabilidad?, las naranjas
Mientras los arreboles se iban con cierta prisa hacia las partes más ignotas del universo, atendía el llamado el señor Tirso Gómez, una persona de la agricultura y del sector de cítricos muy preocupada por las cosechas de fruta pues no hay quien compre naranjas y mandarinas. Dijo que los precios están muy bajos lo cual no ayuda frente a la inversión hecha en los naranjales o palos de mandarina.
El problema del agro, recalcó el productor, tiene que ver con falta de respaldo desde el ministerio de Agricultura, la poca importancia que hay en el gobierno por la economía campesina y a ello va atado el lío de los costos de los insumos, la mano de obra, dificultades de comercialización y el costo del dinero pues calificó los préstamos para el agro como imposibles y de alto riesgo.
“La verdad, cuando uno necesita plata para los cultivos piensa en lo determinante que es el fomento y la ayuda estatal, pero a la hora de hacer el préstamo o de ver las condiciones, sinceramente me da miedo y opto por otra alternativa, el crédito bancario para el campesinado necesita otro tipo de trato porque el labriego produce alimentos, apalanca un riesgo y genera tranquilidad, la misma que no tiene cuando acude a una entidad financiera sea la que sea y la cosecha por alguna razón se pierde”, expresó Tirso Gómez.
A criterio de Gómez, como de cada tragedia quedan enseñanzas y ganancias, la del Coronavirus tiene que conducir a repensar el campo, a hacerlo posible y a promoverlo como empresa, una meta que solo es viable con el concurso del gobierno que debe trazar unas políticas de estado en favor del sector rural en donde se brinden las condiciones para la labranza y así cursar la invitación afortunada a los jóvenes que se fueron de sus tierras para que vuelvan y hagan lo que mejor saben, sembrar y darle sentido a sus vidas a través de la tierra.
Agregó que el campo es la salida, para enfrentar las hambrunas, las mismas que pueden evitarse con autoabastecimiento y haciendo de la agricultura la mejor fuente de riqueza. Sostuvo que poner semillas en la tierra, cuidar cultivos y cosechar alimentos debe ser una labor alegre y remunerativa, pero tristemente, escribió Gómez, implica sacrifico, angustia y pérdidas.
El Gerente General de la Asociación Hortifruticola de Colombia, Asohofrucol, Álvaro Ernesto Palacio Peláez, dijo en este medio que, en frutas, el país tiene grandes oportunidades y precisó que por ejemplo en lima Tahití los productores acreditan estándares internacionales que hacen promisorio el mercado de este cítrico. Actualmente, apuntó, a Colombia le están comprando todo el limón porque hay un proceso orgánico bastante llamativo y unos precios excelentes lo cual optimiza el potencial de exportación.
Con respecto a naranjas dulces, Palacio Peláez expresó que hay enormes espacios solo si logra afianzarse una agroindustria completa motivo por el cual se hace perentorio tener una planta de transformación que pueda sacar cuatro subproductos de la fruta y que puntualmente son aceite, jugo, pectinas y la cáscara deshidratada para alimentar sanamente a los animales. El costo de una planta de este tipo informó Asohofrucol tiene un valor aproximado de 50 millones de dólares.
“Este macro-proyecto lo estamos tratando de gestionar con el gobierno, pero no ha habido el eco necesario, sin embargo, hay todo un espacio que ganar en cítricos, en naranja dulce transformada. No hay que obviar que la naranja y los cítricos son los únicos de la cadena agropecuaria que cotizan en la Bolsa de Nueva York en los mercados de futuro y ello por una demanda importante que seguirá creciendo”, explicó el Gerente General de Asohofrucol.
El mundo crece en producción
En el periodo 2018-2019 la producción mundial de cítricos alcanzo los 101,5 millones de toneladas aproximadamente, con un crecimiento del nueve por ciento siendo la naranja la de mayor participación con un 53,4 por ciento aproximadamente, mandarinas 31,5 por ciento, y limones y limas el 8.3 por ciento. La producción de naranja estuvo por el orden de los 54,3 millones de toneladas dejando observar mayor dinámica en la producción, así como en el consumo.
Los principales productores de naranja en el mundo son Brasil, China, India, Unión Europea (España e Italia), Estados Unidos, India, México, Egipto, Indonesia, Irán, Turquía, Pakistán e Italia.
Esta es la admirable tarea de los productores de naranja del mundo y desde luego de los colombianos que han despertado para poner en oferta una fruta y unos cítricos de grandes propiedades, por los suelos con enorme calidad. Como lo dirían los dioses del olimpo en la mitología romana, sigue vigente el árbol de las manzanas de oro, en ese tiempo de cesares y circo, la fruta era el cidro.