lunes, 21 de julio de 2025
Nacional/ Creado el: 2014-05-02 02:31

Ir al Atlántico sin ver el mar: viaje a una planta de agroquímicos

Desayuno: arepa e' huevo. “Bienvenidos a Barranquilla”, dijo un hombre gordo. Luego sonrió. “También hay carimañola”, expresó una mujer debajo de su gorro de cocina.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | mayo 02 de 2014

“Apaguen sus equipos electrónicos. Disfruten del vuelo”, dijo la azafata antes de la sensación de vacío cuando el avión se despidió de la pista. Aún no eran las seis de la mañana. La aeronave ascendió a cerca de 3400 pies de altura. El amanecer iniciaba frente a la ventana. El mar de nubes y el brillo del sol. Luego de una hora y media, el río Magdalena empezó a verse un poco empañado por el aire contaminado. El destino: Barranquilla, “puerta de oro de Colombia”. Y más tarde, un poco más allá: Soledad, Atlántico.

Las indicaciones eran claras. Bloqueador, pantalón largo, camiseta manga larga, zapatos cerrados. El sitio de llegada después del aeropuerto e inicio del calor fue la planta de Bayer CropScience. Un lugar construido en rectángulos, “porque así lo hacen los alemanes (propietarios)”, donde se producen químicos para la protección de los cultivos colombianos y suramericanos. En un área de trece hectáreas se mezclan más de 18.000 toneladas (cifra de 2013) de insecticidas, fungicidas y herbicidas que se riegan en los campos colombianos.

La factoría está rodeada de barrios subnormales en territorio soledeño, el mismo por donde transitan mototaxis con cabina y se siente el ambiente a polvo. Son cuatro rectángulos y uno de ellos está dispuesto para la producción. Para Tolima y Huila viajan los insumos para el arroz, las hortalizas, el tomate, los frutales, el maíz, el algodón y el café. Todo desde allá en carros que transportan no más de diez toneladas para poder sortear las inclemencias del clima y las falencias de la infraestructura vial.

“La planta nació por la necesidad de productos agroquímicos para las plantaciones de algodón en el año 1976 y se fue desarrollando y formando”, comentó Jean Claude Bossard, gerente de suministro para los países andinos. El hombre de cabello entrecano que ofreció de desayuno arepa de huevo y jugo de naranja a los “cachacos” que viajaron desde el interior del país y ya estaban siendo amenazados con el calor caribeño.

En esta zona industrial se mezclan los ingredientes activos que se importan a Colombia para producir los agroquímicos. Unas licuadoras gigantes hacen la mezcla y desde un pequeño cuarto de control se manejan todas y cada una de las máquinas. Se envasa, se almacena y se distribuye. En la ordenada infraestructura trabajan solamente ciento ochenta operarios. Los pasillos deben recorrerse con casco y gafas claras.

Los demás trabajadores están en la denominada “Área social”, zona donde están situadas las oficinas y el restaurante. De pronto también pasa el señor moreno con una gran caneca haciendo limpieza mientras las palmeras se mecen por la acción del viento. En la entrada revisan a los camiones que llevan las sustancias a todos los puntos cardinales del país. En el 2013 la producción sumó más de 200 millones de dólares porque además de abastecer el mercado nacional, también suministra a Brasil, Perú, Venezuela (en menor proporción), Ecuador, Bolivia, Argentina y “de vez en cuando” a Estados Unidos.

Hubo butifarra y bollo e′ yuca. Al almuerzo paella acompañada de torrejas y un frío jugo de mango. De regreso a la terminal aérea se pueden ver las sillas mecedoras dentro de andenes con rejas. Dos jóvenes dormían en el suelo, a las afueras de otra fábrica. Barranquilla es una ciudad que por su ubicación estratégica es el lugar de asentamiento de importantes marcas nacionales e internacionales. Para ver el mar tienen que haber otra oportunidad.

CIFRA: La factoría produjo más de 18.000 toneladas de agroquímicos en 2013.