Modelo Crediticio de Elasticidades: su desempeño durante 2018
Hemos visto cómo la tensión crediticia de los últimos años implicó un estancamiento en la expansión de la cartera bancaria, creciendo a ritmos de solo el 2.5 % real durante 2018. Esta cifra estuvo cerca del 2.1 % real que habíamos pronosticado hacia mediados del año anterior.

Por: Sergio Clavijo Vergara
ANIF ha venido puliendo su modelo de elasticidades crediticias, tras su lanzamiento a principios de 2011. Dicho modelo se ha constituido en una herramienta clave para pensar de forma simultánea los problemas de fondeo y apalancamiento crediticio que enfrentará la economía colombiana. Dada una serie de supuestos macroeconómicos referentes al crecimiento, la inflación y las tasas de interés de los diferentes tipos de crédito, este modelo encuentra las cantidades de cartera y fondeo que equilibran los mercados crediticios de consumo, hipotecario y comercial, siendo todo ello particularmente relevante frente al ciclo de deterioro crediticio del período 2016-2018 y estos inicios de mejor desempeño de 2019-2020.
Durante los últimos años hemos tenido que lidiar con “ruidos regulatorios” dentro del proceso de calibración de nuestro modelo (subsidios hipotecarios, apretón 4 x 1000 y decretos sismo-resistencia), los cuales han dificultado la tarea de mapear los desembolsos (flujos) a la cartera (stocks). Estos desafíos normativos confluyeron con la adopción de la contabilidad NIIF en el sistema financiero colombiano (vs. el anterior COLGAAP) durante 2014-2015, lo cual implicó reclasificaciones entre las diferentes carteras-leasing durante dicho período.
Más recientemente, durante el año 2016, nuestro modelo crediticio enfrentó el ruido proveniente de la reclasificación del leasing comercial al interior de un conglomerado financiero (pasando activos por cerca de $14 billones hacia la entidad bancaria, implicando ajustes en la cartera bancaria comercial). Dicha reclasificación tuvo afectaciones de consideración en las estimaciones de la cartera bancaria, lo cual explica divergencias cercanas a 5 pp (puntos porcentuales) en el crecimiento crediticio pronosticado. Sin embargo, al reversar dichas reclasificaciones, el modelo siguió arrojando ajustes favorables de errores inferiores a 0.5 pp.
En esta nota evaluaremos el desempeño del modelo crediticio de ANIF para el cierre del año 2018 (ya diluido el mencionado ruido de reclasificación del leasing comercial). Como veremos, se obtuvo un bajo error de pronóstico de 0.6 pp (expansión de la cartera bancaria del 6.1 % observado vs. 5.5 % pronosticado), mostrando que el modelo logró capturar adecuadamente el ciclo de tensión crediticia de 2018. Las discrepancias en nuestros pronósticos se explican por el mayor dinamismo de las carteras de consumo (8.8 % observado vs. 7.5 % pronosticado), hipotecaria (12.2 % vs. 11.3 %) y, en menor medida, la comercial (3.3 % vs. 3.1 %).
Pese a que el deterioro crediticio fue menor al pronosticado por el modelo, es evidente la tensión del período 2017-2018, llevando la calidad de la cartera a picos cercanos al 5 % e incluso al 10 % al incluir los castigos (similar a lo observado en la crisis de Lehman en 2008-2009). Allí han sido evidentes las afectaciones bancarias provenientes de: i) la desaceleración estructural de la economía colombiana, perdiendo 1.5pp de potencial de crecimiento por cuenta de la reversa en el súper ciclo de commodities; y ii) los malos negocios puntuales en la cartera comercial (Ruta del Sol II-III, Electricaribe, SITP y similares), requiriendo provisiones cercanas a $5 billones (0.5 % del PIB) en los últimos dos años.
Con relación al fondeo, el modelo también arrojó un ajuste satisfactorio (con un crecimiento observado del 4.3 %, similar al pronosticado). Sin embargo, al interior del fondeo tuvimos sobreestimaciones en los crecimientos de los CDT + bonos (2.1 % observado vs. 5 % pronosticado), compensadas por subestimaciones en las cuentas corrientes (6 % vs. 3.7 %) y de ahorro (6.2 % vs. 3.9 %).
Modelo crediticio simultáneo para Colombia Recordemos que nuestro modelo crediticio estima simultáneamente (usando modelos SUR) ecuaciones para la demanda de crédito de los hogares (cartera de consumo e hipotecaria) y de las firmas (cartera comercial), cerrando con la parte pasiva del balance bancario. Cada una de esas funciones depende de los precios (tasas de interés), del ingreso y de indicadores líderes; también entran allí los indicadores de calidad de la cartera (cartera improductiva, particularmente relevante en el ciclo de deterioro crediticio actual).
Demanda de crédito de los hogares
Los hogares usualmente demandan crédito para suplir faltantes de ingreso (consumo) o para acceder a la vivienda (hipotecario). La función del crédito de consumo tiene como argumentos el ingreso real (Y) y la tasa de interés activa (Ti), tal que: (FÓRMULA 1)
En dicho tipo de crédito capturamos el efecto ingreso mediante el PIB de consumo y el comportamiento del comercio (a manera de indicador líder). Los signos de las derivadas parciales aparecen entre paréntesis en dicha función. Adicionalmente, el indicador de cartera improductiva (CI) intenta capturar el carácter restrictivo que tienden a adoptar los bancos cuando se deteriora su cartera crediticia.
Los hogares también son los grandes demandantes del crédito hipotecario. En este caso, el driver es el PIB de edificaciones, el cual captura el efecto ingreso y sustituye las licencias aprobadas. De manera similar, la especificación hipotecaria viene dada por: (FÓRMULA 2)
Demanda de crédito de las firmas
Las firmas, además de los efectos ingreso y tasa de interés, tienen la posibilidad de emitir bonos corporativos para financiarse alternativamente por la vía del Mercado de Capitales. Este efecto sustitución ha sido relativamente importante durante 2016-2018, promediando emisiones de $10-$12 billones (aunque, en todo caso, inferiores a los récords de $14 billones de 2010).
Así, la demanda por crédito de las firmas vendría dada por: (FÓRMULA 3)
Además de los efectos ingreso (Y) y tasa de interés (Ti), el otro determinante importante es la mencionada posibilidad de endeudamiento alternativo a través de la colocación de bonos privados (B). Nótese que, en este caso, el signo esperado refleja el efecto “sustitución” (negativo) para la variable B.
Cierra nuestro modelo la ecuación que describe el fondeo en sus diferentes modalidades (cuentas corrientes, cuentas de ahorro, CDT-CDAT y bonos).
Nuevo paquete de elasticidades crediticias
La estimación econométrica SUR arrojó una elasticidad precio (tasa de interés) promedio de -0.8 (vs. -0.4 de la estimación anterior), no muy lejos de lo sugerido por la teoría de demanda de dinero (motivo transacción y para la tasa pasiva) planteada por Tobin (1956). La elasticidad ingreso promedio arrojó valores de 0.2, inferior al 0.3 encontrado en estimaciones anteriores (ver cuadro 1). Ya mencionamos cómo todo esto implica mejoras estadísticas frente a nuestras estimaciones de 2012-2014.
Por modalidad, la cartera más elástica a la tasa de interés fue la de consumo (-2.7), seguida por la hipotecaria (-1) y la comercial (-0.01). Ello va en línea con lo esperado en lo referente a la mayor elasticidad de la cartera de consumo y, en menor medida, de la hipotecaria, dada la capacidad de posponer dichos endeudamientos ante mayores costos de intereses. Con relación a las estimaciones de la elasticidad al ingreso, la cartera más elástica fue la hipotecaria (0.4), seguida por la de consumo (0.2) y la comercial (0.1), donde en estos dos últimos componentes se observa el efecto de un ciclo marcado por el deterioro de sus carteras (según lo arriba anotado).
Evaluación de los resultados de 2018
Como es bien sabido, el año 2018 fue de tensión para el sector bancario que opera en Colombia. En ello incidieron, de una parte, fenómenos relacionados con el ciclo económico bajista que se iniciara en 2014 (a raíz del desplome de los precios del petróleo) y, de otra parte, la acumulación de grandes negocios que no han salido bien (según lo ya explicado). Todo ello derivó en deterioros de la calidad crediticia hacia valores del 4.8 % al cierre de 2018 y, al incluir los castigos, se observaron elevados niveles del 9.4 %. Este esfuerzo por enfrentar un ciclo bajista y complicaciones en los negocios bancarios ejercieron mella sobre la rentabilidad patrimonial del sector bancario, pues su RoE estuvo más cerca del 10 % que del 15 % de años anteriores.
De esta manera, la cartera bancaria mostró expansiones de solo el 6.1 % nominal anual al cierre de 2018 (similar al resultado de 2017). Ya mencionamos cómo el modelo arrojó un ajuste favorable, con una subestimación de solo 0.6pp (= 6.1 % crecimiento observado - 5.5 % proyectado), ver cuadro 2. Cabe destacar el acierto en nuestro pronóstico de expansión del PIB-real del 2.7 % en 2018 y de la trayectoria de la tasa repo, habiendo cerrado el año en un 4.25 %.
La mayor parte de las discrepancias en nuestros pronósticos provino del error en la cartera de consumo (29 % de la cartera modelada). Aunque ella terminó desacelerándose del 9.1 % en 2017 hacia el 8.8 % en 2018, ese valor resultó mayor a nuestro pronóstico del 7.5 % al cierre de 2018. Esta moderada desaceleración probablemente tuvo que ver con la adopción de un “rolling” de la deuda de los hogares para evitar mayores provisiones a pesar de la Circular 026 de 2017 de la Superfinanciera. ANIF considera que los hogares continúan con un elevado apalancamiento, representando ahora un 42 % de su ingreso disponible, y por eso no cabe esperar un rebote importante de esta cartera de consumo.
También subestimamos la cartera hipotecaria (14 % de la cartera modelada), la cual mostró un leve repunte del 11.2 % en 2017 al 12.2 % en 2018 (vs. el estancamiento que pronosticaba ANIF). Esta discrepancia se explica por el importante efecto que tuvo la aceleración de los subsidios públicos en programas como Mi Casa Ya y PIPE 2 (reencauchados bajo Colombia Repunta). Sin embargo, este impacto será de mucho menor calado en 2019-2020, dadas las serias limitaciones presupuestales.
Por último, la cartera comercial (56 % de la cartera modelada) registró una leve desaceleración del 3.6 % en 2017 al 3.3 % en 2018 (cifra muy similar al 3.1 % que pronosticamos). Como ya explicamos, allí se combinaron la desaceleración estructural y los grandes malos negocios. Jugó a favor de esta cartera la rápida transmisión de rebajas en la tasa repo (cerca de -350pb en la repo durante los últimos dos años), gracias a que estos créditos se otorgan a DTF/IBR + spread y a su alta rotación a 2 años.
Por el lado del fondeo, el error del modelo fue cuasi nulo, observándose un crecimiento del 4.3 %, similar al arrojado por nuestras estimaciones (ver cuadro 3). Ahora bien, este resultado encierra una “suma de errores”, consistente en sobreestimaciones del crecimiento de CDT + bonos (2.1 % observado vs. 5 % pronosticado), compensadas por subestimaciones en las cuentas corrientes (6 % vs. 3.7 %) y de ahorro (6.2 % vs. 3.9 %).
Conclusiones
Hemos visto cómo la tensión crediticia de los últimos años implicó un estancamiento en la expansión de la cartera bancaria, creciendo a ritmos de solo el 2.5 % real durante 2018. Esta cifra estuvo cerca del 2.1 % real que habíamos pronosticado hacia mediados del año anterior.
En lo referente a 2019, nuestros resultados preliminares sugieren moderadas recuperaciones en la expansión crediticia a tasas cercanas al 3.5 % real. Ello sería consistente con los siguientes supuestos macroeconómicos: i) crecimientos del 3.3 % del PIB-real durante 2019 (una leve recuperación frente al 2.7 % de 2018); ii) un moderado repunte inflacionario hacia el 3.5 % al cierre del año (vs. 3.2 % en 2018), donde se deberán monitorear las presiones provenientes de las serias dificultades que está mostrando Colombia para corregir los llamados “déficits gemelos” (fiscal-externo) y los potenciales riesgos de pass-through cambiario, en función del contagio que pueda experimentar el país ante la volatilidad externa; iii) una expectativa de alzas de +50pb en la repo del Banco de la República hacia el 4.75 % al cierre de 2019 (vs. el 4.25 % actual); y iv) alguna moderación en el deterioro crediticio, después de haber absorbido ya buena parte de los problemas de 2017-2018.
Sin embargo, en este frente crediticio habrá que continuar monitoreando de cerca las vulnerabilidades provenientes del elevado grado de apalancamiento de los hogares (llegando al 42 % en la relación endeudamiento/ingreso disponible). Este hecho limitará la profundización financiera, en medio de un leve rebote de la actividad económica. De hecho, este sería el quinto año en que la relación Crédito/PIB se estanca en el 47 % en Colombia. A ANIF le preocupa el temprano nubarrón proveniente de una tasa de desempleo que, en vez de reducirse hacia el 9.4 %, ha mostrado ya un deterioro de +1.1 pp durante el primer trimestre de 2019 y que bien podría promediar hasta un 10 % de desempleo abierto durante el presente año.