Las cuarentenas impactaron nuevamente el empleo
La ANIF considera que será clave, en el corto y mediano plazo, impulsar sectores intensivos en mano de obra y que apalanquen un mayor crecimiento (como la construcción) y, en el largo plazo, trabajar en la flexibilización del mercado laboral, lo cual incluye la revisión de los costos laborales no salariales, principal obstáculo para el empleo formal.

POR: Centro de Estudios Económicos, ANIF.
El lunes pasado, el DANE dio a conocer las cifras del mercado laboral correspondientes al mes de julio de 2020. La Tasa de Desempleo (TD) fue de 20.2%, 9.5 puntos porcentuales (pp) superior al registro de un año atrás (10.7%). Lo anterior es consistente con una disminución en la población ocupada de 4.2 millones de personas (equivalente a una caída de 19% anual). Eso representa pérdidas acumuladas de ingresos laborales por $21.6 billones durante el período marzo-julio de 2020 (ver Gráfico 1). Es decir, en sólo 5 meses, los hogares del país perdieron cerca de dos puntos del PIB en ingresos laborales, lo cual tendrá un impacto sustancial en la demanda agregada y el crecimiento económico.
Ese reporte mostró, una vez más, que los datos de empleo son desfavorables en términos de disminución de los ocupados y aumento de la TD. Eso es indiscutible, sobre todo a nivel urbano, con una TD de 24.7% en las 13 ciudades principales, la cual explica en gran medida que el registro nacional se ubique cerca al 20%. Todo eso pese a la reactivación de una mayor cantidad de sectores desde mediados de junio, como las actividades de comercio, que emplean cerca del 20% de los ocupados. Lo anterior probablemente se explica por la diferencia en el ritmo de apertura de los sectores en las principales ciudades capitales (con mayor rezago en Bogotá), debido a las decisiones de las autoridades locales, dentro de la discrecionalidad que dispuso el Gobierno Nacional (la cual entendemos que se requiere para compartir responsabilidades, pero ha tenido un impacto realmente negativo tanto en la economía como en las expectativas de hogares y empresas).
Bajo ese contexto, en este Comentario Económico analizamos las últimas cifras del mercado laboral, las cuales muestran la compleja situación que enfrenta el país en esa materia. En ese sentido, la mayor prioridad de las políticas públicas debe ser la recuperación del empleo y poner en marcha todo el engranaje de la economía. De lo contrario, el impacto negativo de la pandemia sobre la pobreza (monetaria y multidimensional) y la desigualdad serán aún peores.
Principales resultados del mercado laboral en julio de 2020
Como vimos, la TD se ubicó en 20.2% en julio de 2020 (vs. 10.7% en julio de 2019) y el número de desocupados alcanzó los 4.6 millones de personas (vs. 2.7 millones), ver Gráfico 2. Ese resultado se explica principalmente por el deterioro observado en el área urbana (13 principales ciudades), que concentra el 43% de la Población Económicamente Activa (PEA). En ese dominio, la TD llegó a 24.7% (vs. 10.3%) y los desocupados sumaron 2.8 millones (vs. 1.3 millones). En particular, preocupan las elevadas tasas de ciudades como Neiva (37.4% en mayo-julio), Ibagué (35.5%), Popayán (33.5%) y Cúcuta (31.7%), que muestran un deterioro más marcado frente al promedio nacional.
Lo anterior es consistente con una disminución de la población ocupada a 18 millones en julio, lo que equivale a una destrucción de 4.2 millones de empleos respecto a la cifra de un año atrás (una caída de 19% anual, similar al dato del mes anterior).
Nótese cómo ese resultado implica un estancamiento en la senda de recuperación observada en mayojunio. En consecuencia, la Tasa de Ocupación (TO) retrocedió marginalmente respecto al mes pasado y se ubicó en 45.1%.
Desafortunadamente, la pérdida de empleos se notó con más fuerza en las mujeres (quienes concentraron el 62% del total de la caída). En efecto, mientras los hombres ocupados fueron 11.3 millones (equivalente a una reducción de 1.6 millones), las mujeres ocupadas llegaron a 6.7 millones (2.6 millones de empleos menos). Así, la TD de los hombres se ubicó en 16.2% en julio (+7.6pp superior al registro de un año atrás) y la de las mujeres en 26.2% (+12.6pp), siendo ese último el registro más alto desde 2003. Lo anterior implica una ampliación de la brecha en la TD entre hombres y mujeres, la cual se duplicó de 5pp en julio de 2019 a 10pp en julio de 2020. Por esa razón, es clave que en la etapa de reactivación económica se tengan en cuenta los sectores en los que predomina el trabajo femenino (como los servicios educativos) y no se aplace más el reinicio de esas actividades.
Análisis de los resultados sectoriales y por posición ocupacional
Al nivel sectorial, en el Gráfico 5 se observa que las mayores caídas en los ocupados fueron en: (i) comercio y reparación de vehículos (848.000 empleos menos), a pesar de las aperturas graduales y selectivas que comenzaron formalmente en junio en varias ciudades capitales y municipios con menor incidencia del virus; (ii) entretenimiento (690.000), dada la suspensión y cierre de establecimientos de recreación y la cancelación de múltiples eventos, que suelen concentrar grupos numerosos de personas; (iii) alojamiento y comida (636.000), debido al impacto de las medidas de aislamiento sobre el sector de turismo y las restricciones para asistir a los lugares con aglomeración de personas; (iv) industria (504.000), explicado en parte por el menor dinamismo de la producción manufacturera de textiles, confecciones, cuero y calzado, actividades intensivas en mano de obra; (v) servicios sociales (502.000), dada la disminución en los servicios de salud diferentes a los relacionados con la pandemia (tales como consultas generales y especializadas, odontológicas e, incluso, de urgencias), así como la menor dinámica de los servicios de educación, por cuenta de la incertidumbre en torno al reinicio de clases; y (vi) transporte y almacenamiento (310.000), debido a la restricción de operaciones aéreas y terrestres desde mediados de marzo. Los únicos sectores que mostraron un aumento en los ocupados fueron información y comunicaciones (9.000) y suministro de electricidad, gas y agua (71.000), como consecuencia de la demanda de servicios asociados al desarrollo de trabajo y estudio remoto.
Ahora, al analizar los resultados por posición ocupacional, nuevamente la mayor pérdida de ocupados ocurrió en los trabajadores asalariados (2.362.000), lo cual afianza el impacto negativo de la pandemia y las medidas asociadas a la contención del virus sobre el sector formal, sobre todo al tener en cuenta las pérdidas promedio del trimestre correspondiente a mayo-julio (2.191.000), ver Gráfico 6. Igualmente, preocupa la marcada reducción en los trabajadores cuenta propia (905.000 en julio y 1.418.000 en promedio en mayo-julio), pues representan el 45% del total de ocupados y, usualmente, son los trabajadores más vulnerables que no cuentan con seguros de desempleo y otro tipo de protección social.
Conclusión
Los resultados del mercado laboral de julio no mostraron señales de recuperación (contrario a lo observado en los meses anteriores), aun con la reactivación de más sectores desde el mes de junio, especialmente del comercio (clave en la generación de empleo). Eso se explica, en gran parte, por la diferencia en las velocidades de reapertura en las ciudades principales, con un notorio rezago en Bogotá, que terminó sintiendo el mayor golpe (al concentrar el 30% de las pérdidas de ingreso, porcentaje más que proporcional a la caída de los ocupados en la ciudad de 20%). Lo anterior como resultado de las cuarentenas estrictas por localidades implementadas desde mediados de julio (ver Comentario Económico del Día 18 de agosto de 2020). Teniendo en cuenta que esas cuarentenas se prolongaron casi hasta finales del mes pasado, desafortunadamente, es de esperar que ese desempeño negativo del mercado laboral haya continuado en agosto. Ojalá, las autoridades locales comprendan que las medidas exageradas lo único que realmente generan es desempleo y pobreza, lo que aumenta la desigualdad.
En ANIF consideramos que debemos avanzar en la recuperación del empleo, para lo cual se necesita, en primer lugar, acelerar el reinicio de las actividades productivas en el país, bajo las condiciones de bioseguridad establecidas por parte del Gobierno Nacional. Enhorabuena, Colombia entró esta semana en una etapa de aislamiento selectivo con distanciamiento social responsable (Decreto 1168 de 2020), en la que se permite una mayor apertura de sectores. Y, en segundo lugar, se requiere implementar políticas públicas que prioricen la generación de empleo, sobre todo formal. Aquí será clave, en el corto y mediano plazo, impulsar sectores intensivos en mano de obra y que apalanquen un mayor crecimiento (como la construcción) y, en el largo plazo, trabajar en la flexibilización del mercado laboral, lo cual incluye la revisión de los costos laborales no salariales, principal obstáculo para el empleo formal.