viernes, 18 de julio de 2025
Cultura/ Creado el: 2020-05-02 02:14 - Última actualización: 2020-05-02 02:14

La zarzuela en los tiempos del coronavirus

A diferencia de la ópera, la zarzuela (al igual que la opereta) introduce danzas típicas nacionales como forma de difundir su identidad cultural.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | mayo 02 de 2020

Por Liberio Salazar Trujillo

Cuando en los meses de diciembre, enero y febrero oíamos hablar de una epidemia en China que había obligado al confinamiento de una ciudad de 12 millones de habitantes, pensamos que se trataba de otra peste como la del SARS, la Influenza, el Ébola o el Sida, que no alcanzaría a llegar por acá o que contagiaría a unos pocos. Pero cuando nos enteramos con asombro del avance vertiginoso de la peste en varios países de Europa, tuvimos que aceptar que estábamos en riesgo. Y en marzo tuvimos que encerrarnos (quizá por 15 días, pensábamos) y en nuestra Tertulia El Botalón, “tocó” clausurar los encuentros de los martes en la noche.

Poco a poco fuimos dimensionando la gravedad y consecuencias terribles de la pandemia, comprendimos que el pico más alto de enfermos y fallecidos sobrevendría hacia finales de mayo o comienzos de junio, con el angustiante presagio del colapso de nuestro sistema de salud, lo que significaba, como explicaba un sabio médico de nuestra grupo, que si los que contraerían neumonía en Neiva serían unos 600 y los hospitales solo cuentan con 150 respiradores, estarían sentenciadas a muerte 450 personas.

Resignados a permanecer en nuestras casas, empezó a cambiar nuestra escala de valores, nuestra cosmovisión, nuestro sentido de la vida y empezamos a justipreciar el aire, el sol, la libertad, la familia, los amigos y como colectivo de mentes liberales le dimos el verdadero valor a la Tertulia como espacio indispensable en nuestro proyecto de vida, como nicho de afecto, como mediación de avance y perfeccionamiento humano, por lo que decidimos echar mano de las Tic, de las plataformas virtuales para continuar nuestro proceso de comunicación e intercambio de saberes.

El martes 21 de abril hicimos una primera experiencia. De la mano de nuestro apreciado y sabio galeno Germán Liévano nos adentramos en la historia antigua, en una de las más fascinantes etapas del desarrollo de la humanidad, el Egipto de los faraones, de las pirámides gigantescas, de las prodigiosas inundaciones del Nilo que convertían en fértiles los confines  del desierto. Siguiendo los pasos de uno de sus personajes que todavía suscita más que interés, verdadera intriga, la reina Cleopatra, mujer de extraordinaria belleza e inteligencia que vinculó el imperio egipcio al nacimiento del imperio romano, pues logró cautiva, hechizar a su creador, el general Julio César y casi vence militarmente al primer emperador, Octavio Augusto. Compartimos así esa admiración y atractivo de varios de los miembros de la Tertulia por esta misteriosa cultura.

 

El martes pasado 28 de abril nos conectó a través de la plataforma Zoom otro de los temas que nos apasionan, la zarzuela española, y éste el resumen de lo que compartimos.

 Aparecida hacia mediados del siglo XVII como el equivalente español de la opereta francesa e italiana, tuvo como escenario inicial el palacio real construido a las afueras de Madrid ( en un terreno lleno de zarzas y maleza ), conocido con el nombre de Palacio de la Zarzuela ( o de la zarcita, porque los chapetones emplean esa terminación o sufijo para el diminutivo, como en chicuela, plazuela, estanzuela o Venezuela ), y por esto la opereta española terminó llamándose así, ya que la gente decía inicialmente “vamos al Palacio de la Zarzuela” pero terminó diciendo solo “ vamos a la Zarzuela”.

A diferencia de la ópera, la zarzuela (al igual que la opereta) introduce danzas típicas nacionales como forma de difundir su identidad cultural, utiliza temas del acontecer político o histórico, satiriza personajes de la época y permite la introducción de partes habladas para eliminar los interminables diálogos cantados.

Pero esa zarzuela incipiente del siglo XVII decayó durante el siglo siguiente y solo volvió a aparecer a mediados del XIX, gracias al espíritu nacionalista de algunos de sus compositores y tuvo un auge, un punto culminante durante la primera mitad del XX, obteniendo acogida, reconocimiento y admiración inclusive por fuera de España, especialmente en América, en los países de habla hispana, en donde algunos compositores autóctonos la cultivaron. Ésa es la razón por la que las generaciones de colombianos, argentinos, etc. nacido en las décadas de los 30 hasta los 60 escucharon zarzuelas en la radio, como La Gran Vía o La Verbena de la Paloma, ovacionaron desde la silletería de los teatros de espectáculos La Mazurka de las Sombrillas (de Luisa Fernanda)  o el Pasacalle de los Nardos ( en Las Leandras ), repitieron y repitieron grabaciones de los grandes artistas como Alfredo Kraus, Monserrat Caballé, Sarita Montiel o Plácido Domingo, memorizaron la letra de canciones como Amapola ( de José M. Lacalle ) o Princesita ( de José Padilla ), se emocionaron y todavía se emocionan con pasodobles como El hijo de la Dolores ( de Ramón Zarzoso ) o El sombrero Cordobés ( de Manuel López ) y acogieron el  aporte que inspirados músicos latinos hicieron en homenaje a la madre España, como el mexicano Agustín Lara que, sin conocer las ciudades de Madrid o Granada inmortalizó sus nombres con  sus   fantasías gitanas, o algunos otros que desde el folclor de su propia tierra enriquecieron el cuplé ( esa colección de ricas canciones españolas románticas o de influencia flamenca ) con sus exóticas creaciones como La Paloma ( del cubano Sebastián Iradier ) o La Golondrina  ( del mexicano Narciso Serradell ) o Asómate a la ventana ( del chileno Osmán Pérez ).

Mencionamos ese martes, algunos de los mejores compositores de zarzuela en el siglo XIX y mediante espectaculares videos nos deleitamos con los fragmentos de sus obras más renombradas.  Dejamos las del siglo XX para una próxima sesión sobre el mismo tema. Éstas son algunas de las que revivimos en medio de la pandemia.

  • Cristóbal Oudrid celebró el heroísmo del pueblo aragonés en su obra El Sitio de Zaragoza (1848): la ciudad se sublevó contra el ejército invasor francés que representaba la anexión de España al imperio napoleónico y fue sitiada en 2 oportunidades por más de 6 meses. Nobleza Baturra es el coro más recordado.
  • Francisco Asenjo Barbieri hizo una parodia de la ópera de Rossini, El Barbero de Sevilla, en su zarzuela El Barberillo de Lavapiés (1874), un retrato del Madrid del siglo XVIII en el barrio popular de Lavapiés. Impactante su preludio.
  • Tomás Bretón en su composición La Verbena de la Paloma ( 1894 ) enmarca en la celebración de la fiesta patronal de otro de los barrios famosos de Madrid, La Paloma, el romance auténtico de dos jóvenes de la época.
  • Ruperto Chapí en la graciosa obra El Rey que Rabió (1891) hace una aguda sátira política ambientada en un país imaginario que, obviamente, retrata la España de su tiempo. La gente comentaba que el rey había sido contagiado de peste por un perro, pero la verdadera rabia del monarca era causada por las injusticias que presenció cuando, disfrazado de un paisano cualquiera, visitó varias ciudades de su reino y constató que sus consejeros le ocultaban la realidad. El fragmento más escuchado es el coro de los médicos “Por los síntomas que tiene el animal”.
  • Federico Chueca estrenó en 1886 la revista cómico-musical La Gran Vía, con motivo de la inauguración de ésa, todavía una de las más atractivas avenidas de Madrid, reuniendo los personajes típicos de la ciudad: las calles (o vías) representadas por muchachas, los cadetes navales que desfilan por las calles, los ladrones (los ratas) que son los dueños de las calles, los donjuanes que deambulan pos as calles y las busconeas que hacen de las calles su lugar de trabajo.
  • Y terminamos el siglo XIX con Gerónimo Giménez, quien estrenó en 1900 su zarzuela La Tempranica, basada en el amor imposible de un “señorito andaluz”, vivido en el ambiente típico de las tierras de Granada, de la que se recuerda el zapateado “La tarántula é un Bicho mu malo”. Pero el nombre de Giménez quedó ligado al brillante y espectacular Intermedio del su sainete musical “La Boda de Luis Alonso”, (reputado y cincuentón maestro de baile que se casa con una bonita pero mal aprestigiada muchacha mucho más joven que él), intermedio que no tiene nada que ver con el tema de la zarzuela pero que se sigue interpretando como una magnífica pieza de concierto que reúne los aires más selectos de repertorio folclórico español.

Cada uno de los compositores que escuchamos es autor de otras varias obras, pero esta selección constituye una primera aproximación a este hermoso arte lírico.                                                                            

Como ya lo dijimos, en una segunda sesión haremos el resumen de las mejores producciones del siglo XX. Pero es válido comentar que a partir de la segunda mitad del siglo pasado ya no se crearon obras de la talla y calidad de las anteriores: la afición decayó nuevamente o tomó otros rumbos y los fanáticos continuamos y continuaremos repasando y recordando los inmortales éxitos de la zarzuela de siempre, aún en tiempos del coronavirus.