Deportes/ Creado el: 2017-08-07 02:56 - Última actualización: 2017-08-08 04:54
La nueva 10 del Atlético Huila es la ´sensación´ futbolera de Algeciras
La nueva volante de creación del Club Atlético Huila es una algecireña ´adicta al fútbol´. Con la magia que caracteriza su juego desde temprana edad, tendrá la responsabilidad de ser la 10 en la nueva temporada del equipo femenino que se coronó subcampeón de la Liga Águila en el mes de junio. Su historia tiene la marca disciplina.

Lucía Sánchez
Redacción Diario del Huila
Por las montañas de la ´despensa agrícola del Huila´, Algeciras, han bajado durante décadas los frutos del campo, exquisitos sabores y aromas que se han encargado de darle sentido al ser algecireño aún en medio de la zozobra; pero también, por estas laderas verdes donde serpentean los caminos, han dado los primeros pasos grandes sueños.
Cuando tenía siete años Adriana Liscano Álvarez conoció el fútbol, propinó la primera patada y causó furor en su familia; un núcleo familiar futbolero que desde siempre se ha congregado alrededor de este deporte como fieles aficionados. La más joven de los Liscano Álvarez empezaría a demostrar sus dotes con el balón, el cual desplazó los tradicionales juegos de muñecas y la concentró en el sueño de ser mejor cada día.
Aunque el deseo de su hermano Weimar Liscano no se cumplió, pues él añoraba que su madre diera a luz el 6 de enero de 1998 a un niño para jugar al fútbol, siempre ha acogido y apoyado a Adriana en su gusto tras la pelota. Con Weimar fueron sus primeros juegos en momentos en los que él participaba en escuelas de formación futbolística en el municipio de Algeciras entre los 12 y los 17 años. «Cuando nanita va creciendo empieza a patear la pelota y a demostrar cosas que no son muy comunes en las niñas, vi un potencial en ella. Cuando la llevaba a jugar se destacaba, siempre como mujer marcaba la diferencia», recuerda Weimar Liscano sobre los aprendizajes de su hermana, hoy jugadora del Atlético Huila.
Rápidamente, a medida que crecía y desarrollaba sus estudios, Adriana arraigó la disciplina como motor en sus entrenamientos con niños de su edad, puesto que no había procesos de formación futbolística femeninos para entonces en el municipio. Académicamente Adriana siempre se destacó en los primeros puestos en el colegio, a pesar de los viajes, las faltas a clase por los compromisos con el deporte.
Caminar desde la vereda La Ensillada hasta el casco urbano se convirtió entonces en la evidencia más fiel de su ´adicción´ al fútbol. «Ella venia de una vereda con el hermano, se venían trotando a una hora del municipio; se ponía los guayitos y corría más que los hombres», afirma Faiver Tocora, el primer técnico que la entrenó y la llevó a jugar sus primeros campeonatos departamentales a la edad de 12 años. «Comenzamos a mostrarla porque era la sensación, jugaba muy bien, yo le exigía demasiado, ella debía estar al nivel de los hombres en roses y fricción», agrega el director técnico.
Posteriormente, el Colegio Nacional Juan XXIII de Algeciras - Huila se convirtió en un nuevo escenario para demostrar y perfeccionar su empatía con el balón. La vinculación al Colegio la conectó con campeonatos aficionados, intergrados e intercolegiados, donde el respeto de sus compañeros por las características de su juego, le permitió participar en equipos masculinos, la oportunidad de verla jugar se convirtió en la excepción.
«Esas ganas que tenia de jugar y la forma como se destacaba motivaron a apoyarla. Adquiere a su corta edad experticia en intercolegiados y departamentales, y los equipos se empiezan a interesar en ella, comienza a viajar a los municipios y a darse a conocer, era la sensación. Logra jugar copas Claro, Intercolegiados Supérate donde en muchas ocasiones quedó campeona con el equipo del Colegio Juan XXIII, llegando a representar al Huila en zonales regionales contra Cundinamarca, Tolima Caquetá y Putumayo», cuenta su hermano Weimar Liscano.
Fueron precisamente las ganas y la pasión que en ella despierta el Fútbol, las que la llevaron a enfrentar las dificultades que puede traer la falta de apoyo que para entonces no existían en el municipio para estas escuelas del deporte. Situación que la misma Adriana y Fernando Amezquita secretario de Desarrollo Social y Comunitario, y jefe de deporte cultura y educación Algeciras, dice ha cambiado.
«Actualmente hay 20 escuelas deportivas y culturales en convenio con Ultrahuilca; escuelas de formación en las veredas, corregimientos y en el casco urbano que integran 1700 niños. Cuentan con apoyos de instructor, promotor, actividades deportivas y participación en eventos locales, regionales y nacionales, así como implementación deportiva. El balance es que las escuelas deportivas están dando frutos», indica el funcionario, quien además considera que el logro de Adriana en el Atlético Huila femenino es resultado de los procesos deportivos que con todas las dificultades (el presupuesto para el deporte siempre ha sido mínimo) ha superado. «La chica es un orgullo, un honor a nivel departamental», califica el Secretario de Desarrollo Social y Comunitario de Algeciras.
Todo el esfuerzo de su familia es hoy agradecido por Adriana quien manifiesta que el acompañamiento de sus padres Nairo Liscano Marín, Araly Álvarez Pascuas y hermano Wilmar Liscano, ha sido fundamental en la parte económica y motivacional. «Si no tenía los mejores guayos siempre se hacía lo imposible para conseguirlos, es algo que les agradezco a ellos, son las personas que más me han apoyado», indica la jugadora algecireña.
De igual manera agradece a personas como Faiver Tocora Vargas su primer entrenador, a Camilo Torres, al profesor John Tinoco y al entrenador Rocha del Atlético Huila que la recibió cuando salió de Algeciras por primera vez; a profesionales caleños como Henrry Parra y Carolina Pineda con quienes aprendió más del fútbol y considera les debe mucho.
Y sobre todo a su pueblo Algeciras, del que habla con melancolía. «El lugar donde uno nace, siempre será motivante porque te llena de recuerdos muy bonitos, un lugar que nunca voy a olvidar. Iré a mi pueblo con mucha felicidad y alegría a visitar a todas aquellas personas que me vieron crecer como futbolista profesional. Es la tierra que quiero y amo con todo mi corazón», agrega Adriana Liscano Álvarez.
A sus 19 años la deportista huilense cuenta con una importante trayectoria por el Club Deportivo Camilo Torres Utrahuilca (2011-2015), Escuela de Formación Atlético Huila (2014), Club Femenino Girls Soccer 2013-2015), Club Deportivo Atlas CP (2015-2016) y Club América de Cali (2017). Además, suma importantes participaciones en Final Nacional Juegos Supérate Intercolegiados (2011), Copas Claro (2013, 2014, 2015 y 2016) donde logró tercer puesto en 2015 con el equipo Girls Soccer de Neiva, Final Nacional Juegos Supérate Intercolegiados (2014) obteniendo el título de campeona con la Selección de Cundinamarca, y Torneo Liga Vallecaucana (2015) donde resultó subcampeona.
Actualmente Liscano Álvarez se encuentra realizando estudios en la Escuela Nacional del Deporte en Cali como Profesional en Deporte Especializada en Fútbol, y llevará la camiseta del Atlético Huila como volante de creación en la nueva temporada del equipo profesional femenino. Una posición que según Daniela Caracas, actual lateral del equipo opita, Adriana desempeñará óptimamente al ser una jugadora muy centrada y con mucho potencial en el manejo de los espacios, regates y remates al arco. Su llegada al Atlético «le puede aportar mucha movilidad al equipo, mucha entrega, muchos goles porque tiene muchos filtros», agrega Caracas.
Con el esfuerzo del día a día, como la vida de los campesinos de la tierra que la vio nacer, Adriana Liscano Álvarez continúa sus sueños tras el balón, ideando ser una futbolista de talla internacional, sin olvidar que su pasión por el fútbol es la herencia de su familia y la motivación para chicas y chicos a ser los mejores en una tierra en paz.
Redacción Diario del Huila
Por las montañas de la ´despensa agrícola del Huila´, Algeciras, han bajado durante décadas los frutos del campo, exquisitos sabores y aromas que se han encargado de darle sentido al ser algecireño aún en medio de la zozobra; pero también, por estas laderas verdes donde serpentean los caminos, han dado los primeros pasos grandes sueños.
Cuando tenía siete años Adriana Liscano Álvarez conoció el fútbol, propinó la primera patada y causó furor en su familia; un núcleo familiar futbolero que desde siempre se ha congregado alrededor de este deporte como fieles aficionados. La más joven de los Liscano Álvarez empezaría a demostrar sus dotes con el balón, el cual desplazó los tradicionales juegos de muñecas y la concentró en el sueño de ser mejor cada día.
Aunque el deseo de su hermano Weimar Liscano no se cumplió, pues él añoraba que su madre diera a luz el 6 de enero de 1998 a un niño para jugar al fútbol, siempre ha acogido y apoyado a Adriana en su gusto tras la pelota. Con Weimar fueron sus primeros juegos en momentos en los que él participaba en escuelas de formación futbolística en el municipio de Algeciras entre los 12 y los 17 años. «Cuando nanita va creciendo empieza a patear la pelota y a demostrar cosas que no son muy comunes en las niñas, vi un potencial en ella. Cuando la llevaba a jugar se destacaba, siempre como mujer marcaba la diferencia», recuerda Weimar Liscano sobre los aprendizajes de su hermana, hoy jugadora del Atlético Huila.
Rápidamente, a medida que crecía y desarrollaba sus estudios, Adriana arraigó la disciplina como motor en sus entrenamientos con niños de su edad, puesto que no había procesos de formación futbolística femeninos para entonces en el municipio. Académicamente Adriana siempre se destacó en los primeros puestos en el colegio, a pesar de los viajes, las faltas a clase por los compromisos con el deporte.
Caminar desde la vereda La Ensillada hasta el casco urbano se convirtió entonces en la evidencia más fiel de su ´adicción´ al fútbol. «Ella venia de una vereda con el hermano, se venían trotando a una hora del municipio; se ponía los guayitos y corría más que los hombres», afirma Faiver Tocora, el primer técnico que la entrenó y la llevó a jugar sus primeros campeonatos departamentales a la edad de 12 años. «Comenzamos a mostrarla porque era la sensación, jugaba muy bien, yo le exigía demasiado, ella debía estar al nivel de los hombres en roses y fricción», agrega el director técnico.
Posteriormente, el Colegio Nacional Juan XXIII de Algeciras - Huila se convirtió en un nuevo escenario para demostrar y perfeccionar su empatía con el balón. La vinculación al Colegio la conectó con campeonatos aficionados, intergrados e intercolegiados, donde el respeto de sus compañeros por las características de su juego, le permitió participar en equipos masculinos, la oportunidad de verla jugar se convirtió en la excepción.
«Esas ganas que tenia de jugar y la forma como se destacaba motivaron a apoyarla. Adquiere a su corta edad experticia en intercolegiados y departamentales, y los equipos se empiezan a interesar en ella, comienza a viajar a los municipios y a darse a conocer, era la sensación. Logra jugar copas Claro, Intercolegiados Supérate donde en muchas ocasiones quedó campeona con el equipo del Colegio Juan XXIII, llegando a representar al Huila en zonales regionales contra Cundinamarca, Tolima Caquetá y Putumayo», cuenta su hermano Weimar Liscano.

«Actualmente hay 20 escuelas deportivas y culturales en convenio con Ultrahuilca; escuelas de formación en las veredas, corregimientos y en el casco urbano que integran 1700 niños. Cuentan con apoyos de instructor, promotor, actividades deportivas y participación en eventos locales, regionales y nacionales, así como implementación deportiva. El balance es que las escuelas deportivas están dando frutos», indica el funcionario, quien además considera que el logro de Adriana en el Atlético Huila femenino es resultado de los procesos deportivos que con todas las dificultades (el presupuesto para el deporte siempre ha sido mínimo) ha superado. «La chica es un orgullo, un honor a nivel departamental», califica el Secretario de Desarrollo Social y Comunitario de Algeciras.
Todo el esfuerzo de su familia es hoy agradecido por Adriana quien manifiesta que el acompañamiento de sus padres Nairo Liscano Marín, Araly Álvarez Pascuas y hermano Wilmar Liscano, ha sido fundamental en la parte económica y motivacional. «Si no tenía los mejores guayos siempre se hacía lo imposible para conseguirlos, es algo que les agradezco a ellos, son las personas que más me han apoyado», indica la jugadora algecireña.
De igual manera agradece a personas como Faiver Tocora Vargas su primer entrenador, a Camilo Torres, al profesor John Tinoco y al entrenador Rocha del Atlético Huila que la recibió cuando salió de Algeciras por primera vez; a profesionales caleños como Henrry Parra y Carolina Pineda con quienes aprendió más del fútbol y considera les debe mucho.
Y sobre todo a su pueblo Algeciras, del que habla con melancolía. «El lugar donde uno nace, siempre será motivante porque te llena de recuerdos muy bonitos, un lugar que nunca voy a olvidar. Iré a mi pueblo con mucha felicidad y alegría a visitar a todas aquellas personas que me vieron crecer como futbolista profesional. Es la tierra que quiero y amo con todo mi corazón», agrega Adriana Liscano Álvarez.
A sus 19 años la deportista huilense cuenta con una importante trayectoria por el Club Deportivo Camilo Torres Utrahuilca (2011-2015), Escuela de Formación Atlético Huila (2014), Club Femenino Girls Soccer 2013-2015), Club Deportivo Atlas CP (2015-2016) y Club América de Cali (2017). Además, suma importantes participaciones en Final Nacional Juegos Supérate Intercolegiados (2011), Copas Claro (2013, 2014, 2015 y 2016) donde logró tercer puesto en 2015 con el equipo Girls Soccer de Neiva, Final Nacional Juegos Supérate Intercolegiados (2014) obteniendo el título de campeona con la Selección de Cundinamarca, y Torneo Liga Vallecaucana (2015) donde resultó subcampeona.
Actualmente Liscano Álvarez se encuentra realizando estudios en la Escuela Nacional del Deporte en Cali como Profesional en Deporte Especializada en Fútbol, y llevará la camiseta del Atlético Huila como volante de creación en la nueva temporada del equipo profesional femenino. Una posición que según Daniela Caracas, actual lateral del equipo opita, Adriana desempeñará óptimamente al ser una jugadora muy centrada y con mucho potencial en el manejo de los espacios, regates y remates al arco. Su llegada al Atlético «le puede aportar mucha movilidad al equipo, mucha entrega, muchos goles porque tiene muchos filtros», agrega Caracas.
Con el esfuerzo del día a día, como la vida de los campesinos de la tierra que la vio nacer, Adriana Liscano Álvarez continúa sus sueños tras el balón, ideando ser una futbolista de talla internacional, sin olvidar que su pasión por el fútbol es la herencia de su familia y la motivación para chicas y chicos a ser los mejores en una tierra en paz.
