viernes, 12 de septiembre de 2025
Especiales/ Creado el: 2020-02-29 05:09

La mecanografía en tiempos de evolución

Con pérdida de visón progresiva, Luis Egidio a sus 84 años le sigue apostando al oficio de la mecanografía a las afueras de la alcaldía municipal de Neiva. ¿La razón? Dejar claro que aún con el avance tecnológico, él pretende seguir con su legado.  

Escrito por: Redacción Diario del Huila | febrero 29 de 2020

Por: Liz Farfán

A las afueras de la alcaldía municipal de Neiva, Luis Egidio Salazar Trujillo lleva  alrededor de 30 años realizando labores de mecanografía como gestor de documentos. Este, es su principal oficio y también, el legado que le dejó su padre cuando trabajaba en la DIAN y él, apenas era un niño de tan solo 12 años que acostumbraba a practicar en sobres manila tamaño oficio cuando este se lo permitía. Y así, con los años y la experiencia, fue adquiriendo la destreza con la que hoy en día se desenvuelve.

La rutina

A sus 84 años, don Luis, se ubica todos los días desde muy temprano en la mañana con una mesa similar a una butaca alta; allí, instala siempre su máquina de escribir que le queda a la altura precisa para redactar los documentos que le tiene permitido su conocimiento realizar. Luego, permanece sentado en una silla Rimax expectante a que lleguen sus clientes para iniciar su labor; pues con toda una vida allí, ellos ya saben dónde encontrarlo.

Lo que más acostumbra a pedirle la gente, son promesas de venta, contratos de arrendamiento y hasta contratos civiles. Documentos que aprendió a realizar cuando fue suboficial del ejército y también, inspector de la policía judicial en San Vicente, inspección de La Plata, Huila. Allí tuvo la opción de atender negocios penales, pero jamás en función de abogado, sino de andariego como expresa tímido y entre risas. Desde entonces, recuerda que lleva muchos años viendo cómo cambian los tiempos y también, como ciertas innovaciones han vuelto de su oficio algo obsoleto.

Recuerda que cuando inició, se ubicó al lado de un jardín que había anteriormente por la Carrera Quinta y que hoy, solo existe en su memoria. Sin embargo, ese ha sido por muchos años su lugar de trabajo y el mismo del que han intentado alejarlo en varias ocasiones, distintas administraciones municipales; pues cuenta que en la anterior tuvo que radicar un derecho de petición para que pudiera permanecer allí, ya que estuvieron muy insistentes para que abandonara su puesto. Finalmente logró quedarse y seguir incansable en su labor con la que afortunadamente se ayuda para vivir humilde pero honradamente.

 

 

Un mago de las teclas

Asegura que la mejor época siempre es a comienzo de año y del mismo modo, las mañanas su principal jornada laboral. Cuando el clima no se presta para salir porque llueve mucho, opta por quedarse en casa, pues la materia prima de su oficio más que papel, es su máquina de escribir; esa misma con la que lleva la mayor parte de su vida y además, cuida como alguien que verdaderamente aprecia el valor de las cosas. Un elemento que sin duda ha sido testigo de cualquier cantidad de peticiones y de la magia que hace don Luis a través de sus dedos. Definitivamente un mago a la hora de pulsar las duras y sonantes teclas de la máquina.

Poco se equivoca y pese a que ya perdió por completo la visión de su ojo derecho y padezca una condición que lo ha llevado a perder la mayor parte de la visión de su ojo izquierdo, conoce perfectamente dónde va ubicada cada tecla. Prepara con anterioridad documentos que sabe que deberá redactar, para que así le rinda el trabajo y solo le reste agregar el nombre de la persona que lo requiera. De esta manera logra recolectar un máximo de 30 mil pesos y cuando peor le va, un mínimo entre 10 y 15 mil pesos al día.

El avance tecnológico

Por esta razón, asegura entre la tristeza y la resignación, que debido a los avances tecnológicos y al progreso constante, lo han echado al olvido y como consecuencia, lo tienen invadido y derrotado, ya que ahora todos recurren a esto, ya sea por facilidad o comodidad; y así, los oficios que traen consigo remembranza y tradición, los dejan a un lado.

Del mismo modo, recuerda también que para estas fechas, muchos años atrás, cuando la tecnología aún no irrumpía en sus días y sus ingresos eran más abundantes, era precisamente porque la gente lo buscaba a él para realizar, por ejemplo, liquidaciones de industria y comercio y ahora que ya no necesitan de su ayuda, es porque recuren a otras instancias para este tipo de diligencias.

Pero tampoco reniega de esto, ya que dice que es propio del tiempo y de la innovación. Por eso, ahora que todos hacen uso de un computador como ayuda didáctica, las máquinas de escribir se convirtieron en una preferencia de pocos y para pocos.

Asegura además, que de sus diez hijos, ninguno le heredó esta tradición, por tanto, es muy probable que el día que él no esté, su presencia y su importante labor que aunque olvidada, es de vital importancia, será echada de menos, pues don Luis con el paso de los años se convirtió en un hito para los habitantes del sector y para el legado de la mecanografía como tradición.