jueves, 11 de septiembre de 2025
Neiva/ Creado el: 2020-04-20 02:34 - Última actualización: 2020-04-21 09:21

La lucha de un padre por amor a su hijo

Moisés Eduardo Bolier Gaitán es padre de un hijo con problema de drogadicción, a quien la cuarentena le ha servido para reflexionar sobre su vida y en su propósito de luchar para que él deje las drogas.

Moisés Eduardo y su hijo Duván.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | abril 20 de 2020

Por Linda Vargas

Una historia de amor entre padre e hijo se fortalece en las instalaciones del Coliseo “Álvaro Sánchez Silva”, lugar que fue habilitado por la Alcaldía de Neiva para albergar a personas que se encontraban en condición de calle y que por la pandemia ocasionada por la Covid-19 debían estar resguardadas para evitar contagiarse.

En dicho escenario deportivo nos encontramos con Moisés Eduardo Bolier Gaitán, de 60 años y su hijo Moisés Duván Bolier Giraldo, de 18 años, oriundos de Barranquilla y Cartagena respectivamente; partieron desde allí hace 9 años para recorrer con lo poco que tenían, toda Colombia en busca de trabajo, y dejando atrás su pasado.

“Yo he viajado por todas las ciudades del país; solo me hace falta conocer San Andrés porque toca viajar en avión”, afirma.

Esta pandemia le ha servido para recapacitar y perdonar.

El caminante

Moisés en cada municipio del país tiene clientela que lo requiere para labores de ornamentación. “A todas las ciudades a las que voy me conocen y me dicen el “Costeño grasa”. Mis papás pueden decir que siempre he sido trabajador, nunca he sido ladrón, soy sincero”.

Llegó a Neiva con el fin de hacer unos trabajos en un centro comercial, pero, debido al confinamiento obligatorio en todo el país, lo obligó a resguardarse a las afueras de una discoteca con su hijo. Allí estuvo por unos días hasta cuando escuchó que adecuarían las instalaciones del coliseo para las personas más necesitadas.

“Nos venimos de Ibagué a pie porque no teníamos para el transporte. En el transcurso iba pidiendo panela, agüita y eso sí, manguito, eso era mi desayuno, almuerzo y cena”.

Indica, además, que el Alcalde de Neiva, Gorky Muñoz, se puso la camiseta bien puesta “y le agradezco mucho, porque nos han tendido la mano. No teníamos nada que comer y donde dormir”.

Estar en este lugar le permitió recapacitar y reconciliarse consigo mismo, pues reconoce que ha cometido errores en su vida y con su familia.

Experiencia de vida

Además, dice, que estar rodeado con personas habitantes de calle, que, en su mayoría, son consumidoras de estupefacientes, ha servido como ejemplo para que su hijo tome conciencia y deje el camino de las drogas.

Quiere servir como ejemplo para su hijo, que, como él, está tomando el camino equivocado: la drogadicción.

Cuenta Moisés que a la edad de 20 años se sumergió en el mundo de la drogadicción, porque sus padres no le brindaban amor y comprensión. Además, sentía rencor hacia su sobrino debido a que recibía todas las atenciones que él nunca tuvo. Dicha situación lo llevó a un abismo sin salida.

En las calles encontró la dosis para olvidar esa desazón. Cada consumo de estupefacientes llenaba las penas amargas de su corazón. “Nosotros somos seis hermanos; ellos bien, la única oveja negra fui yo”.



En el coliseo adecuaron un televisor para las personas que están allí resguardadas.

Quiere perdonar y ser perdonado

Con lágrimas en sus ojos dice que su vida ha sido un martirio y que está muy arrepentido, “de lo que le he hecho a mi mamá y a mi papá; he cometido errores por ignorante, por celos y por falta de amor. Quería que todo fuera por igual”.

Se repite la misma historia

Por eso, él no quiere que su hijo siga sus mismos pasos. Menciona que, si tuviera el dinero suficiente, le daría estudio a su hijo; lo único que le ha podido dar es un amor incondicional.

“Él tiene sus problemitas, pero inteligente sí es. Me dijo que iba a dejar la marihuanita, Dios quiera que sí. Yo le doy consejos y si el sigue con sus cositas, yo lo apoyo, toca, ¿qué voy a hacer yo? Es un muchacho que es humilde”.

Cuando se enteró que Duván estaba consumiendo marihuana no lo aceptaba, pero lo entendió; sin embargo, está luchando con él para que recapacite y deje el consumo.

“Yo nunca pensé eso de él. Estaba andando con unas personas, se me perdía y yo le daba plata para que jugara Xbox (cuando estábamos en Bucaramanga), pero mentira era para ir a meter marihuana. Le dije: ¿tú que estás haciendo mijo?, y me confesó todo. Eso fue cuando tenía 17 años”.

Por no pensar tomé malas decisiones y eso lo estoy pagando. “Por ser un padre irresponsable, que lo soy y no lo niego. Si yo volviera a nacer, las cosas serías distintas. Quisiera ser mejor”.

“Yo de vicios, nada. Quiero que mi hijo se recupere. Vea, todo lo que uno hace en la vida lo estoy pagando con el hijo”.

Inspiración

Le envió un mensaje a su familia a quien hace mucho tiempo no ve: “Perdónenme por todo lo malo que he hecho. Estoy arrepentido y me siento muy solo. La única inspiración es mi hijo, él me da valor para seguir viviendo. Yo lo adoro”.

Finalmente, agradece a la vida porque esta situación por la que están atravesando le ha servido de ejemplo para su hijo, “sin necesidad de ir a un centro de rehabilitación. No podemos salir, pero estamos bien”.