La Hacienda de Laboyos – Pitalito
Fue fundada por doña Francisca Calderón y su esposo, don Agustín de Valderrama, en la segunda mitad del siglo XVII, a partir de territorios que anteriormente estuvieron en manos de Encomenderos que crearon numerosas estancias ganaderas.

Por: Gabriel Calderón Molina
La historia ha omitido en buena parte el estudio de la hacienda llamada antiguamente de San Juan de Laboyos, cuya gran extensión, su importancia económica y los problemas sociales que afectaron los pueblos indígenas del sur del Huila, no pueden pasar desapercibidos a quienes nos preocupa el futuro de este Departamento.
El pasado martes me correspondió hacer una exposición en la Tertulia del Botalón sobre el proceso histórico de esta hacienda, desconocido por muchos en el Huila y en el país, incluso, por gran parte de los habitantes de Pitalito, San Agustín e Isnos, cuyos territorios fueron el escenario de este latifundio surgido en 1722. La exposición fue una síntesis de mis lecturas e investigaciones que aparecen en mis libros Huellas de la Noche Larga y Memorias de la Montaña, publicados en los años 2000 y 2007.
Localización de la hacienda
El mapa del Huila, incluido en este escrito, lo dice gráficamente. Comprendía todo San Agustín e Isnos, y de Pitalito aproximadamente el 50 % de su territorio. La hacienda incluía gran parte del valle de Laboyos, específicamente todo lo que eran las antigua veredas de Contador, Camberos, Bruselas ( hasta la cordillera oriental ), Cabeceras, Holanda, El Limón, Criollo y veredas circunvecinas, Versalles y por supuesto todo el sector de Juntas, espacio en donde se unen los ríos Guachicos y Guarapas.
Origen de la hacienda
Fue fundada por doña Francisca Calderón y su esposo, don Agustín de Valderrama, en la segunda mitad del siglo XVII, a partir de territorios que anteriormente estuvieron en manos de Encomenderos que crearon numerosas estancias ganaderas. Algunas de ellas fueron las de Tapias o La Chapa, en San Agustín (Hoy zona de la vereda de La Candela ) y el hato Los Laboyos, en Contador, Pitalito.
Al morir Francisca en 1692, sus bienes pasaron a manos de su hijo Mauricio de Valderrama, quien amplió el tamaño de la hacienda al comprarle a Martín Calderón la posesión que tenía de la mitad del valle de Laboyos, a lo cual se sumó la adjudicación que por Cédula Real le hizo la Corona Española de las tierras de San Agustín a Martín Calderón, en el año de 1722, que cubría todo el territorio de San Agustín e Isnos, atropellando los derechos de los indígenas quienes alegaban que esas tierras les habían sido adjudicadas por cédula del Rey de España en 1711. Este fue el punto de partida para una interminable serie de ocupación de tierras, atropellos, despojos, desahucios y enfrentamientos, a los se refiere Juan Friede en su libro, Los Indios del Alto Magdalena.
Dueños de hacienda desde el siglo XVII
A partir de la muerte de Francisca Calderón de Valderrama, lo siguientes fueron los dueños de la hacienda:
1692: Mauricio de Valderrama, hijo de Francisca;
1727: Pbro. Jorge de Valderrama, hijo del anterior;
1764: Francisco Jerónimo de Torres, padre del prócer Camilo Torres;
1785: Joaquín Sánchez Ramírez de Arellano,
¿ : José de Valenzuela, heredero y acreedor del anterior;
¿ : Lucas Valdivieso;
1852: Federico Guillermo O’ Birne;
1853: General José Hilario López, presidente de Colombia
A la muerte del general López en 1868, sus los herederos, su esposa Dorotea Durán y sus hijos, Ricaurte Antonio, Pola y Lucrecia, heredan la hacienda y crean en 1869, Sociedad Durán, Angel, López y Cía, - Compañía Lorenzana -, de la cual también era socio don Lorenzo Cuellar, la cual compañía se ocupó de administrar la hacienda y explotar la riqueza de quina y caucho en el Alto Magdalena y la Bota Caucana. En 1873 don Lorenzo Cuéllar recibió el territorio de Isnos como participación en los gananciales de la sociedad.
Características productivas de la hacienda
A lo largo de su historia, la hacienda fue un modelo de producción, primero solamente ganadero, luego, ganadero y extractivo ( quina y caucho ) y, finalmente, en virtud de la visión empresarial que tenía el yaguareño, Leonidas Lara, administrador de la hacienda entre 1891 y 1902, ganadero, agroindustral y cafetero, por la introducción de los cultivos de caña y la producción de panela, que se procesaba en el ingenio cuyo trapiche era movido por una turbina Pelton a partir de la caída de agua que se traía por una acequia desde el río Guachicos, desde el sitio la Burrera, cerca de Bruselas.
Modelo de finca cafetera a partir de la siembra de aproximadamente 126.000 árboles de café en las zonas de Juntas (río Guarapas y Guachicos), en Bruselas, Cabeceras, Criolllo y la vereda de Contador, además, por siembras de café de los 256 arrendatarios de estas veredas, quienes fueron obligados mediante contrato a sembrar ente 600 y 1400 árboles cada uno.
Leónidas Lara administrador de la hacienda
En consecuencia, el responsable directo de la transformación productiva de la hacienda de Laboyos fue Leonidas Lara (1853-1951), quien fuera el padre de Luis, Amelia, Rómulo y Oliverio. Leonidas administró la hacienda desde 1891 hasta cuando el gobierno, a comienzos de 1902, decomisó esta propiedad por considerarla un baluarte de las fuerzas liberales en la guerra de los Mil Días. Si no hubiera sido por esta guerra la historia de esta hacienda y la del visionario Leónidas Lara seguramente hubiera sido muy distinta.
Proceso de la desintegración de la hacienda
La hacienda fue devuelta por el gobierno a sus dueños en 1904. Pero como casi todo su ganado y sus cientos de caballos y mulas habían sido decomisados y utilizados por el gobierno para sus tropas en la guerra, el Ingenio panelero destruido y los cultivos de caña incendiados, entró en un proceso casi irrecuperable, y como los herederos del general López vivían en Bogotá y su subsistencia dependía de los giros que el administrador, la hacienda entro, primero, en un proceso de distribución de sus entre los herederos para facilitar la venta de las tierras y obtener recursos. Mientras esto se hacía, acudieron a un prestamista del Agrado quien prestó grandes sumas de dinero para poder atender las necesidades de los herederos del General López en Bogotá. El prestamista se llamaba Ramón Scarpetta.
Ante la imposibilidad de pagarle, Ramón Scarpetta recibió en 1911 casi todo el territorio de San Agustín, como pago por las deudas contraídas quien se dedicó a vender a pedazos a quien le comprara y al precio que fuera, provocando la inmigración a San Agustín de cientos de caucanos y nariñenses blancos que compraron tierras y desarrollaron urbanísticamente esta población permitiendo que en 1926 alcanzara la categoría de municipio.
Entre 1904 y 1936 el resto de la hacienda, sus administradores se dedicaron a vender tierras en Contador, Criollo y Bruselas, etc. para el sostenimiento de los herederos. En 1936 Federico Rivas, compró el resto de la hacienda en las zonas Contador, Juntas y Rincón de Contador, quien un año después se lo vendió a su hermano César Rivas, quien la administró hasta su fallecimiento en 1968.