Sepultarán hoy a hermanitos asesinados por su propio padre
El poblado de San Antonio de Anaconia espera la llegada de los despojos mortales de los niños María Paula y Miguel Ángel Pimentel Cruz, a quienes su padre les cegó la vida, al parecer porque su esposa lo dejó, cansada de los malos tratos que de él recibía. Después de cometer el reprochable hecho, el hombre decidió acabar con su existencia.

Luego de ser velados anoche en la funeraria Los Olivos, en la ciudad de Neiva, los cuerpos sin vida de los pequeños hermanitos María Paula y Miguel Ángel Pimentel Cruz serán trasladados hasta el poblado de San Antonio de Anaconia, en el corregimiento de Vegalarga, sector en donde está ubicada la casa de sus abuelos maternos, y donde residían provisionalmente debido a que sus padres pasaban por un proceso de separación.
Los menores de 7 y 5 años de edad respectivamente fueron degollados con un cuchillo por su progenitor, Isaac Pimentel, en hechos ocurridos el pasado domingo en horas de la tarde en la vereda Santa Lucía de esa localidad.
Ruptura que terminó en tragedia
Hacía 4 meses el agresor, de 49 años de edad, se había separado de su esposa y madre de los niños, Luz Deisy Cruz, de 24, porque al parecer, el sujeto la maltrataba físicamente. La ex pareja es oriunda de San Antonio y durante casi siete años vivieron juntos en Neiva.
Desde que Deisy lo abandonó definitivamente, Isaac Pimentel tenía permitido por orden del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), ver a sus hijos solo los fines de semana. Según se conoció el sábado anterior el padre recogió a los niños en la tarde en la vivienda de sus abuelos y les compró ropa, el domingo debía devolverlos pero nunca regresó con ellos.
José Alberto Cruz Cleves, abuelo materno de los pequeños, le dijo a DIARIO DEL HUILA la manera cómo sucedieron los dolorosos episodios. “El domingo, a eso de las 4:00 de la tarde me llamó una hija y me dijo: papá trasládese al sitio de la ramada de la molienda de Pimentel, no sé qué está sucediendo con los niños”.
Entonces yo convidé a cuatro amigos y me dirigí al sitio que queda a pocos minutos del pueblo. Cuando estábamos cerca escuchamos la voz de él que nos gritó: “Ábranse de acá, no quiero ver a nadie, estoy armado y no respondo, entonces nosotros nos tuvimos que retirar. Como a la media hora me llamó un teniente de la Policía yo le informé lo que sucedía y me dijo que ya iban a apoyarnos”.
“Al rato también llegó al sitio el párroco de San Antonio y él también le dirigió unas palabras al hombre que estaba enloquecido, pero tampoco con él quiso hablar nada. El padre le preguntó que en qué le podía colaborar, pero entonces él le contestó que lo único que le pedía era que enterrara a sus hijos, y lo amenazó con el arma”, continuó narrando José Alberto.
Cuando las unidades de la Policía y el Ejército llegaron al lugar de los hechos, acordonaron el sitio pero Isaac Pimentel ya se había retirado. Los uniformados emprendieron su búsqueda y sólo hasta la mañana de ayer lunes lo encontraron sin vida, cerca de donde el día anterior había asesinado vilmente a sus dos hijos.
No salen del asombro
Los niños estudiaban en la escuela de San Antonio de Anaconia, María Paula cursaba segundo grado mientras que el pequeño Miguel Ángel aprendía sus primeras letras en el preescolar.
La acongojada familia de los menores no sale del asombro de lo que fue capaz de hacer Pimentel, por represalia contra su ex mujer. “Mi hija recibía maltrato de su marido pero el Icbf nunca hizo nada por ella, él se emborrachaba y buscaba a pegarle, nos amenazaba también diciendo que iba a acabar con nosotros”, manifestó con voz quebrantada el abuelo de los infantes.
Así mismo explicó que la madre tuvo que irse a trabajar a Neiva en un almacén, porque el Bienestar Familiar le exigía pagar el 50% de la cuota de manutención de sus hijos, así que sólo podía estar con ellos los fines de semana en el pueblo. “Ambos habían llegado a un acuerdo que cada uno pagaba 100.000 pesos mensuales para la cuota alimentaria, por eso los dos trabajaban”, indicó José Alberto.
El progenitor se desempeñaba como ayudante de albañilería y últimamente laboró como conductor de un bus del colegio Campestre, de Rivera, trabajo del que lo habían corrido la semana pasada. Los hechos en donde nuevamente los protagonistas son los menores de edad, fueron reprochados desde todas las esferas de la población huilense.
Los cuerpos sin vida de los hermanitos Pimentel Cruz fueron entregados a su madre en la tarde de ayer por medicina legal en Neiva, y hacia las 10:00 de la noche eran velados en Los Olivos. Las fotografías fueron suministradas por familiares de los menores.