Los tres últimos entierros
Ayer fueron despedidas las últimas tres víctimas del accidente del bus de Cootrashuila. Dos en Neiva y una en el municipio de Santa María.
.jpg)
Lágrimas, porqués al viento, flores blancas y naranjas. Así terminaron las despedidas a los huilenses que fallecieron el domingo anterior cuando el vehículo de transporte público en el que viajaban, afiliado a la empresa Cootranshuila, se volcó al parecer por exceso de velocidad.
Paola Chávez Patiño, de 35 años de edad dejó huérfana a una niña de ocho. Rodrigo Ruiz Gutiérrez a un joven de 18 que lloró mientras cargaba su cuerpo y una de 23 que le había dado su primer nieto. Cristian dejó la tristeza en sus padres Héctor y Elizabeth.
Conductor era vecino
No hay nada que les pueda devolver a los familiares la pérdida de sus seres queridos pero quieren que se juzgue a quienes ellos creen responsable, desean que el conductor asuma las consecuencias de este desgarrador hecho que enlutó a ocho familias.
De acuerdo con Pedro Villegas, esposo de una prima de Paola Chávez Patiño, a Helbanober Manchola Rodríguez lo conocen porque vive a cinco cuadras de su casa en el barrio Cándido Leguízamo. “Es un gamín”, afirmó.
Como prueba para las investigaciones tiene unas grabaciones en las que los venezolanos heridos en el accidente le cuentan que Manchola iba muy rápido. Aseguró además que el reloj de Paola se había detenido a la hora del accidente y registró que el viaje llevaba solo tres horas desde que salieron de Neiva hasta Fusagasugá. El promedio de duración de este recorrido es de cuatro a cuatro horas y media.
“Un conductor de un furgón que iba atrás dijo que la velocidad era de más de noventa kilómetros por hora y no bajó la velocidad en la curva”, comentó Gustavo Cleves, tío de Luisa Fernanda Cardozo que fue enterrada el martes. En su relato se nota la rabia hacia el chofer. “Tiene que pagar, una vida truncada por un irresponsable”.
Entre tanto, Luis Valenzuela, gerente comercial de Cootranshuila, manifestó que “las víctimas están en la mejor disposición por la atención que se les ha brindado”. Don Gustavo dice que simplemente esa era su obligación.