domingo, 14 de septiembre de 2025
Judicial/ Creado el: 2014-12-15 11:53

Investigadora de la Fiscalía salió del Huila por amenazas de muerte

Primera parte del tenebroso relato de un acoso de más de cuatro años que le hicieron integrantes de bandas criminales a una profesional neivana, funcionaria de la Sección de Análisis Criminal de la Fiscalía General de la Nación, primero en Antioquia y luego en el Huila. Tuvo que salir del país para proteger la vida de su esposo y sus hijos. El Estado no le brindó protección.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | diciembre 15 de 2014

A Luz Adriana Muñoz Tovar la empezaron a amenazar de muerte el 5 de marzo de 2010. Llevaba solo cinco días en la Fiscalía General de la Nación, seccional Medellín, y le correspondió una responsabilidad similar a la que había tenido en la misma entidad en Neiva: la Sección de Análisis Criminal (SAC) adscrita al grupo de las Bacrim.

La SAC investiga bandas criminales (Bacrim) como Los rastrojos, La oficina de envigado y Los urabeños, entre otros. “En razón a las tareas por mí desarrolladas, empecé a ser víctima de amenazas por parte de miembros de alguna de estas organizaciones delincuenciales, no sé exactamente cuál pues nunca se identificaron con exactitud”, relató a DIARIO DEL HUILA.

Un mes después del cuarto cumpleaños de su hijo menor, recibió la primera llamada a su celular amenazándola de muerte. Con el pasar de los días, las comunicaciones se hicieron más reiterativas.

 

¿Asuntos pendientes?

Más adelante, mientras se recuperaba de una operación de rodilla, su esposo contestó una llamada que llegó al teléfono móvil de ella. “Que no me escondiera, que les diera la cara y que me seguirían buscando hasta encontrarme, para solucionar lo que según ellos habíamos dejado pendiente”, recordó.

Su salud emocional se empezó a deteriorar. Comenzó a sufrir cuadros de depresión, al punto de descuidar su aspecto físico y procurando salir lo menos posible de su lugar de residencia por el temor a lo que pudiera sucederle a ella o a algún miembro de su familia.

Luego de considerar, con su esposo, el hecho de salir de la Fiscalía, tomó la decisión. Pasó su carta de renuncia a principios del mes de julio de 2010. Había entrado a la entidad el 11 de mayo de 2004, luego de un año de proceso.

 

Hoja de vida en la Fiscalía

Su cargo inicial fue de Investigadora Criminalística II, adscrita al Cuerpo Técnico de Investigación (CTI). Al comienzo fue asignada al Programa Futuro Colombia, dedicado a iniciativas de sensibilización a población vulnerable. Después pasó a ser asesora del director y  más adelante por necesidades propias del servicio entró a la Sección de Análisis Criminal del CTI de la Fiscalía General de la Nación, seccional Neiva, oficina en la que se desempeñó en dos periodos del 2005 al 2006, en esta época como analista de la variable de delincuencia común.

“Cuando quedé en estado de gestación fui trasladada durante éste periodo a la Sala de Atención al Usuario (SAU), oficina que realiza la recepción las denuncias. Del año 2007 al 2009 como analista inicialmente de las variables de autodefensas, Derechos Humanos, Bacrim y Subversión, así mismo fui designada coordinadora encargada en varias ocasiones de la Sección de Análisis Criminal (SAC). Durante el periodo de 2006 a 2009 me desempeñé, paralelo a las tareas asignadas como analista de las variables, como Corresponsal de Prensa de la Fiscalía General de la Nación, Seccional Neiva, tarea que me implicaba desarrollar labores periodísticas”, dijo Luz Adriana.

Después de renunciar a su trabajo las llamadas intimidantes continuaron insistentemente. En diciembre de 2010, en vísperas de Navidad, se encontraba empacando los regalos que entregaría a los niños cuando recibió una llamada al teléfono fijo del apartamento. Le dijeron que la habían ubicado y que ahora sí la matarían. Se encerró con los niños. No salía ni siquiera al parque de la unidad residencial.

 

Más llamadas amenazantes

La familia cambió de apartamento. Vivieron tranquilos durante casi un año, se fueron de vacaciones, pero a finales de septiembre de 2011, empezó nuevamente el calvario de las amenazas por teléfono.

“Empezaron de nuevo las llamadas intimidantes, pero ahora al número fijo del apartamento otra vez amenazándome de muerte. Lo recuerdo porque empezaron unos días después del cumpleaños de mi esposo. Decidimos sacar nuestros ahorros, asumir la multa y hacer entrega del apartamento antes de que se cumpliera el año, conseguimos un apartamento en un sector al otro lado de la ciudad de Medellín”.

Fue el tercer trasteo de un año para el otro. Este cambio trajo consigo el malestar de la familia, otra vez debían cambiar a los niños de colegio y los pequeños debían dejar de ver otra vez a sus amiguitos.

 

Dos años en paz

En el nuevo hogar se sintieron a gusto y protegidos durante casi dos años. Pero los llamados volvieron. Lo más misterioso para la Luz Adriana era que en cada apartamento al que llegaban, los integrantes de estas organizaciones lograban acceder al número telefónico fijo. En esta oportunidad no solo la amenazaron a ella sino que se extendieron las intimidaciones a su esposo e hijos.

“Por eso decidimos retornar a la ciudad de Neiva, de donde habíamos llegado 4 años antes. En el mes de octubre de 2013 procedí a cancelar la matrícula de mis hijos. Tuvimos dos días de viaje y al llegar procedimos a instalarnos en nuestro nuevo apartamento”.  Eso fue a finales de 2013.

En 2014 no solo recibió llamadas, le hicieron llegar un panfleto intimidatorio que le daba 48 horas para salir del país y hasta tuvo que enfrentarse a un sicario motorizado en la avenida Circunvalar de Neiva.

 

Foto Archivo