“Pido justicia, el dinero no me devolverá a mi hijo”
Diario del Huila recorrió los momentos que envuelven la trágica muerte del joven Duvan Andrés Cortés Chávarro, cuando él y un grupo de amigos fueron requeridos para una requisa policial. Los dos patrulleros implicados están libres pero el viernes la Institución les inició el proceso disciplinario.

“Busco justicia, ningún dinero me va a devolver a mi hijo, yo soy más feliz con él, y ya me enseñé a ser pobre”. Así dice exaltado Miguel Ángel Cortés, el dolido padre de Duvan Ándrés, el joven de 19 años de edad que murió en la madrugada del martes anterior en el barrio Las Granjas, de la capital huilense, a causa de una bala que disparó con su arma de dotación un patrullero de la Policía Metropolitana de Neiva, identificado como Walter Sánchez. Con el rencor y la tristeza aún latentes, hizo un recuento de los hechos que ocurrieron hacia la 1:20 de esa madrugada.
Duván estaba sentado en el andén de la casa con dos amigos. Ya se había quitado los zapatos y el buso para acostarse a dormir. En esas otros dos amigos llegaron en una moto, venían tomados y los convidaron a beber al parque del frente, que está ubicado en la carrera 7 entre calles 37 y 38. Los cuatro se dirigieron hacia allá no sin antes Duvan advertirles que solo los acompañaría porque él no quería ingerir licor.
El siniestro
Unos 15 minutos después de estar el grupo de amigos en el parque, pasaron por ahí en una patrulla motorizada los dos policías del cuadrante, Walter Sánchez y Jonathan Galvis Giraldo quien era el que conducía. Al percatarse de los jóvenes se devolvieron. No se bajaron de la moto sino que desde ahí les gritaron ¡Una requisa! Los muchachos no se pararon de una vez, lo que al parecer llevó al patrullero Walter Sánchez a decirles: ¡Oigan cabrones, ustedes piensan que yo estoy pintado aquí! Y desenfundó el arma de fuego y les apuntó a los jóvenes. Entonces Duvan les dijo a sus acompañantes, “pues parémonos y vayamos allá que nosotros no tenemos nada que esconder”. A lo que se dirigieron hacia los policías, el efectivo Sánchez hizo un disparo al piso, pero la bala rebotó y entró en el estómago de Duvan, para luego salir por su cuello.
La víctima se dirigió hacia el policía que le hizo el disparo, lo tomó del cuello y le dijo “mire, me pegó un tiro, me jodió”. Pero el patrullero le pegó un palmadón en el pecho y lo tiró al suelo. Duván se levantó y salió corriendo otra vez para el lugar en donde estaba sentado y allí se desplomó.
“Los policías no lo auxiliaron”
Al ver a Duvan herido, sus amigos lo llevaron para el centro de salud de Las Granjas, mientras que los policías encendieron la moto y se fueron. Para el señor Miguel Ángel y su abogado penalista especializado en ciencias forenses, Leonel Quijano Ardila, este hecho es tanto o aún más grave que la misma situación que llevó al agente de la Policía a accionar su arma, aún cuando solo hubiese querido asustar a los muchachos y no hacerles daño.
“Estos dos patrulleros incurren en el delito de Omisión de Socorro, porque se negaron a prestarle auxilio a Duván, reconocen que el joven está herido, pero en vez de asumir su responsabilidad, huyen como viles villanos”, manifestó el jurista. Para él este caso podría tardar varios meses, pero está seguro que habrá una condena ya sea culposa o dolosa para los dos agentes policiales, que actuaron con ligereza en esta situación.
Intentaron borrar las evidencias
“Don Miguel, levántese que Duvan está herido”, le avisó al progenitor uno de los muchachos que acompañaba al joven víctima. El hombre cogió su moto y se dirigió hacia el centro médico, en donde le confirmaron que su hijo ya estaba muerto, era la 1:50 a.m.
“Estando ahí llegó una vecina del parque y me dijo vaya a donde hirieron a su hijo porque allá está un agente de Policía buscando algo en el suelo y hablando por un radioteléfono. Yo salí en mi moto hacia el sitio y cuando llegué ya el policía se había ido. Pensé entonces en buscar el casquillo de la bala, alumbrando con una linterna. Lo encontré, lo levanté con una hoja de árbol de pomarroso y lo eché en una bolsa plástica”.
El señor Miguel se fue de nuevo al centro médico asistencial a eso de las 4:00 a.m. y allí lo fueron a buscar miembros de la Fiscalía. “Me preguntaron que dónde tenía el casquillo, que se los entregara. Pero me negué, a lo que uno de ellos me respondió, ¡pues ya se tiró las pruebas!”, explicó. Horas más tarde el acongojado padre en compañía del abogado se acercaron a la URI de la Fiscalía y entregaron el casquillo, la prueba, que según ellos, la Policía pretendió desaparecer de la escena de los hechos.
El abogado Quijano se refirió sobre lo anterior, “este es otro acto deplorable que cometieron estos agentes, de regresar después al sitio donde accionaron el arma y tratar de buscar la bala para ocultarla, porque al principio estaban negando que alguno de ellos hubiera disparado”.
Frustraron sus anhelos
Un muchacho muy extrovertido, hacía reír a cualquiera, era muy sano y se hacía querer por todos. De esto dieron fe sus vecinos del sector de Las Granjas acerca de Duvan Andrés. “Yo le enseñé a ser trabajador y a ser correcto, estaba validando su bachillerato los sábados en el colegio, y él mismo se pagaba esos estudios ayudándome en el oficio de la construcción, a veces le daba para que se comprara ropa”, expresó el desconsolado padre.
El joven de 19 años, se había comprado una moto porque a él le gustaba mucho la práctica conocida como stunt, o piques en motocicletas. Es por eso que el día en que lo sepultaron, sus allegados lo homenajearon realizando algunas de esas demostraciones.
En la mirada del padre de Duvan Andrés, se puede observar el dolor y el rencor contra quienes según él asesinaron a su hijo. “El comandante de la Policía Metropolitana me llamó por celular pero no he querido hablarle, él no siente el dolor que yo y mi familia estamos sintiendo. Mi esposa está destrozada, una sicóloga nos está colaborando para controlarla”. “Quien sabe cuántas veces yo había pagado las balas con las que ese policía mató a mi hijo. No confió ni en la Policía ni en el Gobierno, de ellos no espero nada y no me da miedo de ir hasta las últimas consecuencias”, manifiesta Miguel.
Policías están libres
Mientras tanto según confirmó el comandante de la Policía Metropolitana de Neiva, Coronel Miguel Martín Moncaleano, los dos patrulleros ya fueron desvinculados de sus cargos, y el pasado viernes se les inició un proceso disciplinario interno. Sin embargo los dos efectivos no se encuentran privados de la libertad, puesto que no se presentaron capturas en flagrancia, según explicó el abogado de la familia Cortés Chavarro.
La Fiscalía se encuentra realizando las investigaciones preliminares y a partir de hoy citará a algunos testigos del hecho para ser escuchadas sus versiones. Igualmente en los próximos días serán citados los dos patrulleros Walter Sánchez y Jonathan Galvis Giraldo, quienes según se conoció ya están representados por un abogado, pagado de su propio bolsillo.