• Permitir que los ríos fluyan con mayor naturalidad, lo que incluye estudiar y evaluar los caudales de cada país e identificar los factores que los afectan.
  • Reducir la contaminación, con respuestas políticas y de gestión que incluyan un mejor tratamiento de aguas residuales, regulación de las industrias contaminantes y prácticas agrícolas mejoradas.
  • Proteger los hábitats críticos como los humedales, a través de la conservación comunitaria, la creación de áreas protegidas, la planificación del uso de la tierra y los programas de restauración de hábitats.
  • Poner fin a la sobrepesca y la extracción de arena insostenible, con leyes que regulen los volúmenes de extracción, y con soluciones basadas en la naturaleza, como la sustitución del hormigón por materiales reciclados.
  • Controlar las especies invasoras, tomado medidas para identificarlas, estudiarlas y tomar acciones para mitigar sus daños.
  • Salvaguardar y restaurar la conectividad de los ríos, lo que incluye una mejor planificación en la construcción de nueva infraestructura para la producción de energía y agua.

¿Qué puede hacer cualquier persona al respecto?

Proteger la vida silvestre de agua dulce no es un trabajo que recae únicamente en los gobiernos y las ONG. Todos tenemos una responsabilidad con la riqueza natural de nuestro planeta y desde casa, podemos empezar a actuar:

  • Informarse sobre las especies de agua dulce y sus hábitats, y conocer las amenazas que enfrentan.
  • Usar el poder de las redes sociales para compartir información y motivar a más personas para que se interesen en el cambio.
  • Comprar responsablemente, no apoyar los comercios que amenazan sus hábitats y asegurarse de conocer el origen de lo que compre. La minería de oro, la sobrepesca, la caza furtiva y el tráfico de especies son algunas de las actividades humanas que amenazan a estas especies.
  • Sumar su voz para exigirle a los gobiernos acciones, legislaciones más contundentes y modelos de desarrollo que conserven las especies de agua dulce y sus hábitats.
  • Apoyar a organizaciones como WWF que trabajan en los territorios y que, junto a las comunidades locales, buscan salvaguardar las especies dulceacuícolas de sus territorios.