Emprendedores en la cima de la montaña
Es fascinante, pese a todos los obstáculos, recorrer las montañas de este municipio y encontrarse con la amabilidad y emprendimiento de familias campesinas, que le están apostando al cambio, a la productividad y bienestar de su gente.

Por: Darwin Méndez Losada
El municipio de Algeciras, considerado como la despensa agrícola del Huila por la gran variedad de productos que cultivan, los cuales son distribuidos en la central minorista de Neiva y en la mayorista de Bogotá, ha estado inmerso en diversas problemáticas, pasando desde el conflicto armado hasta el abandono gubernamental. Pese a estas dificultades, ha sido un pueblo que ha sabido recuperarse y seguir adelante, gracias a la constancia de sus habitantes, en especial de los campesinos, que a diario se levantan a labrar la tierra para cultivar los productos agrícolas que llegan a nuestros hogares. Productos de los que solo nos importa su precio, calidad y utilidad, pero de los que, la gran mayoría de consumidores, desconocemos el esfuerzo y sacrificio que han tenido que pasar los agricultores, para que puedan llegar a nuestra mesa.
Luego del proceso de paz firmado con las Farc, el municipio ha tenido un alivio en cuanto al orden público, pero, los acuerdos también dejaron en evidencia otro de los grandes problemas que, junto a la corrupción, aquejan al pueblo colombiano, y es, el abandono estatal al sector rural. Agobiante situación que viven nuestros campesinos desde hace siglos, la cual se ocultaba tras el conflicto armado, pero a la que le llegó la hora de enfrentar, para buscar soluciones de fondo.
No obstante, es fascinante, pese a todos los obstáculos, recorrer las montañas de este municipio y encontrarse con la amabilidad y emprendimiento de familias campesinas, que le están apostando al cambio, a la productividad y bienestar de su gente. Ante gobiernos incompetentes y negligentes con el campo, se las han ingeniado para sacar adelante sus proyectos y posicionar sus productos en los mercados de Colombia y el mundo.
Tal es el caso del aguacate Hass, que se hizo famoso al ser referenciado por el senador Gustavo Petro en su campaña a la presidencia, considerándolo más importante que el petróleo para el desarrollo del país, y que, en su momento, el actual presidente Duque consideró esta afirmación como un disparate; pero lo cierto, es que el gobierno de Duque, viene haciendo acuerdos con otros países para la exportación de este producto, tan requerido y apreciado en diversos lugares del mundo, reconociendo de esta manera la importancia del aguacate Hass para la economía de Colombia.
Tierra y libertad
A más de 2 mil metros de altura, por la vía que conduce al poblado de Santana Ramos en el departamento del Caquetá, enclavada en la cordillera oriental, se encuentra la vereda Tierra y Libertad, a la que llegamos después de dos horas de trayecto por una vía en pésimas condiciones. Aprovechando el conocimiento de la zona que tiene don Narciso Muñoz, acompañante en esta aventura, pudimos arribar a la finca “Los Balcones”, de propiedad de Orlando Estrada Pinzón.
Orlando es un campesino que, junto a su hijo Luis Felipe Estrada Quintero, viene trabajando en el cultivo del aguacate hass. Un cultivo que para muchos agricultores de la zona era considerado como insensato por el alto riesgo que se debía hacer en la inversión y por la poca fe que se tenía en la producción de este fruto, pero que, gracias a la perseverancia de Orlando, hoy se está exportando a varios países.
Estrada Pinzón es un hombre agradable, delgado, de ojos pequeños, mirada tímida, bigote corto y unas manos curtidas por el sol y la tierra. Sentados en el patio de su vivienda, hecha en madera y perfectamente organizada, con el majestuoso paisaje de fondo, me contó que la idea de sembrar aguacate surgió por el comentario de un amigo, quien le había dicho que existía un tipo de aguacate que se podía sembrar a la altura en que se encontraba la finca (2.050 m.s,n.m). Orlando se mostró incrédulo al principio, pero ante la insistencia y buenos argumentos de su amigo, se aventuró a probar suerte, aprovechando que la siembra de café no le estaba siendo rentable. Con una sonrisa nerviosa, me confesó que el comienzo fue una experiencia de arduo aprendizaje, porque él no sabía mucho de este tipo de cultivos, que tuvo que investigar y ahondar en las técnicas y estrategias para sacar una mejor producción. De ese inicio ya han pasado 7 años, y hoy, junto a su su familia, trabajan en la gran empresa, como la denomina, motivando y enseñando a todos los integrantes de su núcleo familiar, sobre la importancia del campo y de sacar adelante este emprendimiento, que les permitirá llevar una vida digna, como la deberían tener todos los campesinos colombianos.
Un joven con vocación agrícola
A su lado, como fiel escudero, siempre está Luis Felipe, un chico de tan solo 21 años, que habla con propiedad y seguridad del aguacate hass porque es un experto en el tema. Al terminar sus estudios de tecnología en control ambiental del Sena, se fue a vivir al centro poblado de Algeciras, buscando un buen empleo, pero, al poco tiempo, se dio cuenta que su vocación era agrícola y que su lugar era al lado de su padre, trabajando en su propia empresa. Desde ese momento, le ha dedicado todo su esfuerzo y conocimientos al cultivo. Como resultado de esa dedicación, les fue otorgados el Certificado en Buenas Prácticas Agrícolas y la Resolución Predio Exportador, expedidos por el ICA, y también a Luis Felipe, le ha permitido ser, en la actualidad, el presidente de la Asociación Aspro libertad, creada ante la necesidad de organizarse para ofrecer el aguacate al mundo.
Los objetivos de este joven y su padre son claros: tener una producción limpia, consolidar la seguridad alimentaria y lograr que la empresa sea autosostenible. Actualmente, la finca cuenta con 300 plantas, pero a futuro se espera mantener un sembrado de 2 mil árboles. Una meta a la que con seguridad llegarán, gracias al buen manejo agronómico y a la adecuada asistencia técnica que le están dando al proyecto.
Luis Felipe me explicó que la planta puede tener una vida útil de 20 años y a medida que ésta crece, va elevando su producción. La Asociación busca el acopio de la fruta de todos los productores que están certificados -a la fecha 10- para hacer una sola negociación directa con la empresa encargada de exportar. La fruta que no cumple con los requisitos para la exportación, conocida como descarte, se vende al mercado nacional.
Lo anterior, me deja una reflexión: si valoráramos lo nuestro, con precios justos, el producto de calidad sobresaliente se debería quedar en nuestros hogares y no el “descarte” de la producción. Son las inequidades de un sistema económico que no nos permite disfrutar de lo mejor, sino contentarnos siempre con los segundos lugares, hasta en temas tan esenciales, como la alimentación.
La mantequilla natural
El aguacate hass se ha convertido en una fruta exótica muy apetecida en Canadá, Estados Unidos, Europa y Asia. Su exquisito sabor, su valor nutricional y la resistencia al exportar, han llevado al gobierno a expandir a nuevos mercados su comercialización como consecuencia de la gran demanda, que, por supuesto, beneficia a los cultivadores, pero también les impone un mayor reto de producción. Esta es la parte difícil de cumplir, si se tiene en cuenta las condiciones lamentables del campo colombiano: vías secundarias y terciarias en mal estado, falta de inversión social, no hay subsidios ni estímulos agrícolas, entre muchas otras mejoras que deberían tener nuestros respetados y abnegados campesinos.
Retomando las vivencias en la finca Los Balcones, tengo que decir que es admirable el emprendimiento de esta familia, quienes, liderados por Luis Felipe, vienen impulsando el agroturismo, aprovechando los beneficios de una zona rica en paisajes cautivadores, cascadas fascinantes, aves exóticas y un clima ideal. Actualmente están gestionando los permisos requeridos para este tipo de actividad y poder ofrecer en unos cuantos meses, una alternativa en turismo de naturaleza.
Una inmensa nube gris se deslizó por la cima de la cordillera, don Narciso al verla pronosticó un aguacero inminente. Inquietos porque el automóvil donde nos transportábamos estaba retirado, nos despedimos de la familia y partimos rápidamente, pero el paso ligero no alcanzó y la lluvia hizo lo propio, a mitad de camino. Empapados llegamos al auto y lentamente fuimos descendiendo de la montaña, deseando para esta familia emprendedora y para todos los campesinos de mi bella Colombia, los más grandes y merecidos éxitos en sus notables empresas.