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Economía/ Creado el: 2019-11-21 02:35

El mercado de carbono en Colombia está en su mejor momento

El primer congreso de Asocarbono se realizará en Bogotá, los días 22 y 23 de noviembre, en el Hotel Tequendama, de Bogotá. El estado actual del mercado colombiano de carbono y las expectativas para el 2020 es el tema central del certamen.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | noviembre 21 de 2019

La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Asociación Colombiana de Actores del Mercado de Carbono (Asocarbono) realizarán, entre el 22 y 23 de noviembre, en el Hotel Tequendama de Bogotá, el primer Congreso de Asocarbono, certamen cuyo tema central es el estado actual del mercado colombiano de carbono y las expectativas para el 2020.

El evento reunirá a los representantes de los ministerios de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Hacienda y Crédito Público; funcionarios de la Agencia para la Renovación del Territorio y del Ideam; así mismo, están invitados expertos internacionales de entidades como International Emissions Trading Association (IETA), Global Forest Watch (GFW), California Air Resources Board (Carb), la ONG Verra y Markit.

Durante las sesiones del congreso se entregará el premio ‘Carlos Álvarez Descampe’ a los proyectos de carbono en sus primeras etapas de desarrollo, más innovadores del país, y para motivar el desarrollo de iniciativas que contengan altos estándares de calidad, se premiarán las categorías: REDD, Forestal y Energía y Otros Sectores.

“El mercado de carbono en Colombia está en su mejor momento”, dijo el vocero de Asocarbono, quien destacó que el cambio climático es una realidad y las acciones para mitigarlo han entrado en una etapa en la que el ambiente y el desarrollo comparten objetivos comunes.

“La protección de bosques, las energías alternativas y la agricultura responsable y sostenible, entre otras, están convirtiendo la protección de la naturaleza en un buen negocio”, destacó.

El Estado colombiano dio un paso destacable en 2016 al expedir la Ley 1819 de impuesto al carbono para los combustibles fósiles líquidos, que obliga a las empresas y personas a pagar por sus emisiones de CO2 a la atmósfera; además, creó un beneficio para la no causación de ese impuesto para quien compre bonos de carbono.

Con estas medidas el país proyecta cumplir con los compromisos adquiridos en la Cumbre de Cambio Climático, realizada en París en 2015, como es la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en 20% para el año 2030.

Este escenario le abrió las puertas al desarrollo del mercado de carbono, conformado por inversionistas, propietarios y desarrolladores de iniciativas de mitigación, brókeres, compradores de certificados, ONG que promueven iniciativas y todos los actores comprometidos con la mitigación de GEI en la economía colombiana.

Según varios analistas consultados, el mercado está en ascenso y ha madurado lo suficiente para convocar capitales alrededor suyo. 

¿Qué son los bonos de carbono?

Los bonos de carbono tienen como objetivo ayudar a reducir los gases de efecto invernadero, principalmente en los países más contaminantes, los industrializados. Como su nombre indica, son bonos que se emplean en el Mercado del Carbono (hay dos tipos de mercados de carbono: los de cumplimiento regulado – para empresas y Gobiernos que obligatoriamente deben controlar sus emisiones – y los voluntarios), también conocidos como Certificados de Emisión Reducida (CER), equivalentes a una tonelada métrica de dióxido de carbono. Esto, llevado a la práctica, quiere decir que cada país tiene una cuota de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y que, si la rebasa, puede reducirla comprando bonos de carbono a otros países menos contaminantes. Esta dinámica no funciona sólo a escala de países, sino también entre empresas: si una empresa colombiana desarrolla un proyecto de disminución de emisiones de CO2 de forma voluntaria y está interesada en vender su cuota a otra que esté obligada a reducir sus gases contaminantes en otro país, puede hacerlo sin problemas, a través del Mercado de Carbono. Los proyectos que reducen dichas emisiones suelen estar referidos a energía, transporte, agricultura, reutilización de residuos…

La FAO menciona los siguientes ejemplos de proyectos de Desarrollo Limpio (MDL)

Evitar metano: una empresa de energía y fertilizantes obtenidos de los vertidos de desperdicios del ganado en Pakistán.

Biogás: captura y combustión de metano derivada del tratamiento de estiércol en Armenia.

Producción de biomasa: generación de electricidad a partir de los residuos del cultivo de mostaza en India

Programa de reforestación: plantación de árboles para madera, leña y producción de forraje en tierras degradadas de Bagepalli, India

Forestación de pastos: establecimiento y manejo de plantaciones forestales en Tanzania

Para los críticos con este modelo, el sistema de bonos no contribuye a reducir la concentración de CO2 en la atmósfera, ni mitiga el calentamiento global, que era el objetivo del Protocolo de Kioto, ideólogo de los bonos de carbono, hace ya más de quince años. En esta década y media, han recibido también críticas como que los grandes proyectos (con gran volumen de reducciones) tienen pocos beneficios para la población local, y los pequeños proyectos encuentran muchas dificultades. Además, muchos de estos proyectos se vienen desarrollando en países emergentes, no en los industrializados, que son los más contaminantes.

El papel de Colombia

Colombia tiene un gran potencial en un mercado mundial de carbono: es el cuarto país de Hispanoamérica y el número doce del mundo en número de proyectos de MDL (Mecanismo de Desarrollo Limpio) registrados ante la Organización de las Naciones Unidas (más de 190).

Dada su gran biodiversidad (el 54% del territorio nacional son bosques), su posibilidades con proyectos de reforestación y conservación de bosques naturales resultan muy interesantes y ciertos proyectos ya caminan en esta línea. Uno de ellos es el primer proyecto forestal de Suramérica y tercero en el mundo en generar bonos de carbono, llevado a cabo en Cáceres (Antioquia) y Arauca. Otro es el de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma), que hace unos años lanzó su ‘proyecto sombrilla’, para conseguir bonos de carbono a través de la captura y mitigación del metano a través del manejo de aguas residuales, para así demostrar que el sector palmero puede generar siete veces más energía de la que utiliza en su propio proceso.

Uno de los proyectos de mayor envergadura es la creación de un mercado voluntario de CO2 en el país (se desarrolla entre 2011 y 2015), financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el objetivo de incentivar proyectos de mitigación voluntaria de carbono, e impulsar que las empresas colombianas sin la obligación legal de pagar por sus emisiones puedan comprar voluntariamente bonos de carbono. Trata de facilitar financiamiento para la conservación de sumideros de carbono como las selvas y bosques colombianos.

Otro factor importante para sacar adelante los proyectos es el interés del tejido empresarial. Se calcula que un 60% del empresariado colombiano está dispuesto a asumir compromisos medioambientales. Aunque, analizando la experiencia de países latinoamericanos que sí han participado del mercado de carbono (Chile o Argentina), vemos que en los últimos años ha decaído, sobre todo por la baja de los precios derivada de la crisis económica.

¿Qué beneficios reportan los bonos?

Además del beneficio económico y medioambiental, existen beneficios sociales, como los empleos creados o la profundización de una cultura de conservación y cuidado del entorno en la comunidad donde se éstos se llevan a cabo.