sábado, 19 de julio de 2025
Actualidad/ Creado el: 2020-11-19 01:52

El fruver en carreta a la puerta de su casa

‘Reinventarse’ la palabra que se ha hecho popular durante estos meses de pandemia se adapta a la perfección a estos pequeños comerciantes, que al ver que sus clientes no podían visitarlos, ellos decidieron tocar a su puerta.

Carlos Garzón decidió tomar su carreta y recorrer las calles. Hay que llevar la comida a la casa.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | noviembre 19 de 2020

Por Rolando Monje Gómez

La escasa oferta laboral de la ciudad Neiva, con los más altos índices de desempleo, el crecimiento de la actividad informal y el aumento en los niveles de pobreza, índices que no se pueden pasar por alto, han llevado a que muchos neivanos hayan decidido jugársela para sobrevivir con la venta de frutas y verduras en carretas, llevando sus productos por diferentes sectores de la ciudad y ofreciéndolos en las casas de sus clientes potenciales.

Con la llegada de la cuarentena que obligó al confinamiento, con el pasar de las semanas la necesidad llevó a que muchas personas se decidieran a recorrer las calles ofreciendo sus productos y surtir así las canastas de las familias neivanas. Hoy los esperan día a día a que lleguen a la puerta de su casa.

Rafael Cumbe se gana a veces hasta 30 mil pesos y trabaja hasta que termina el surtido del día.

Cuando el coronavirus obligó a que la Alcaldía de Neiva decretara un aislamiento total y por la cuarentena impuesta se cerraron muchas empresas, y en muchos casos el abastecimiento de productos de primera necesidad se hizo difícil; originando una avalancha total de vendedores y vendedoras por las calles ofreciendo sus productos.

Cuatro libras de plátano, a $3.000; tres libras de mango en 2.000 pesos; yuca a $2.000 el kilo; dos docenas de limones por $1.000; aguacates a $2.000 pesos, con esos pregones transcurrieron los días en los barrios de Neiva. Los vendedores ambulantes, algunos con tapabocas, otros con guantes, se estrellaban unos a otros en las calles de los diferentes sectores de la ciudad.

Aún hoy cuando las restricciones han disminuido, aunque los riesgos de contagio siguen ahí, los vendedores en sus carretas derivan su sustento diario de este trabajo, algunos lo han realizado toda la vida otros buscaron la oportunidad de conseguir unos pesitos durante la cuarentena, pero todos aseguran que es duro.

“Esto está duro, mire como hay vendedores, pero hay que hacerle el quite a la situación porque esto del coronavirus nos está dejando sin nada y hay que llevar algo a la casa”, asegura Carlos Garzón.

Comenta que cuando arrancó la cuarentena se quedó en su casa; “pero tengo hijos y todo lo que tenía se acabó, por eso hay que salir a buscar la plata para llevar a la casa, cómo hago”, dice.

Pero como el caso de Carlos son muchos los que por la crisis generada por la covid-19 han cogido su carreta, en muchos casos arrastrada por una moto otras empujadas, y así recorren las calles de la ciudad, ataviados con guantes y tapabocas, andan preparados para evitar aumentar el número de contagios. La situación económica es la que impulsa a estas personas, en su gran mayoría de barrios vulnerables de la ciudad, a medírsele al trabajo. Sí, un trabajo honrado en el que el dinero se ve día a día, pero sin las prestaciones sociales, seguros, ni primas, solo para sobrevivir.

Rosa Amaya maniobra su carretilla, atestada de yuca, tomate, bananos, cebolla larga y cabezona, aunque dice tener 45 años no representa la edad. “Antes yo ganaba, pero ahora, con este montón de vendedores ya no se gana mucho. Con este trabajo levanté a mis hijos. Antes de la cuarentena trabajaba en el Centro, pero ahora tocó salir a buscar los clientes”, dice.

Las carretas son transportadas a veces en moto, otras empujadas por el vendedor.

“Me levanto diario 25 mil pesos. Esto no da mucho, pero es algo. Es para el medio sustento. Cuando no se había metido esto del coronavirus, yo ganaba mejor”, recuerda.

Por su parte Rafael Cumbe, de 26 años, tiene 2 hijos, de 6 y 5 años. Grita a todo pulmón ofreciendo los productos que lleva en su carreta, a pie porque la moto se le dañó. “Yo me gano a veces 30. Traigo dos gorras, dos pares de guantes y dos tapabocas. Ese coronavirus no cree en nadie. Para ser un carretillero se necesita tener espíritu, actitud, que todo lo que saque se venda. Uno nace con su gracia para este oficio”.

Aunque muchos de los vendedores ambulantes que hoy recorren las calles de los barrios en las diferentes comunas de la ciudad madrugan a ofrecer sus productos, incluso en la tarde siguen en su recorrido de sector en sector la idea es vender todo y llegar con algo a la casa.

Realmente son unos supermercados ambulantes que la gente espera desde muy temprano. Lo más barato es la papaya, el plátano, aguacate y el mango, en si lo que esté de cosecha.

El grupo de carretilleros ambulantes se concentran muy temprano en la mañana en las inmediaciones de Surabastos y Mercaneiva, donde muchos de ellos se surten de frutas y verduras para iniciar su diario recorrido, el que puede durar hasta bien entrada la tarde.

Estos vendedores ambulantes se convirtieron en el mejor soporte para que las familias se surtieran de frutas y verduras durante los meses de cuarentena y hoy que las restricciones no son tan fuertes los siguen esperando, porque ofrecen buenos precios y todo llega a la puerta de la casa.