El fantasma de lo injusto

Phanor Satizabal es un hombre de 72 años que nació en el valle, pero el tiempo que lleva en el departamento del Huila, ha sido suficiente para convertirse en un crítico social; críticas que expresa en sus pinturas y en sus esculturas donde los personajes principales son los niños víctimas de una sociedad injusta.

Inicialmente llegó al Huila el año de 1972, como invitado a formar parte de la construcción de una escuela de bellas artes, posteriormente se vinculó con la universidad Surcolombiana para que colaborara con las actividades culturales, y por ultimo visitó al Huila en el año 88, año en el que decidió quedarse.

Desde entonces se dedicó a investigar arduamente sobre la cultura huilense, en especial los mitos y leyenda de la región. De estos mitos construyó una obra en la que resaltaba algunos de los personajes importantes del territorio. Tenía pensado donarla al Banco de La República pero la señora Alicia Ferro de Solano pidió que se la vendiera; esta fue una de las primeras obras en las que resaltaba la cultura del Departamento.

Un hombre que sin duda alguna muestra su afán por querer compartir experiencias, de continuar hablando de las inspiraciones que han hecho que sus obras sean llamativas. Entre sarcasmos y risas hablaba de su desconcierto con esta sociedad que ignora sucesos importantes del ser humano. Inconforme con la modernización y la convivencia que se tiene a raíz de ella, inconforme con el concepto y trato hacía la mujer, y, lo más importante, inconforme con el maltrato infantil.

Desde hace unos 25 años comenzó a construir este museo y desde luego cuando conoció a su esposa, la profesora Lucia Manrique, tomó la decisión de que su casa no fuese un pequeño espacio burgués, sino que quiso convertirla en una sala múltiple (casa- museo), en la que los niños de las diferentes escuelas, universidades e incluso los profesores pudieran ver las cosas que sucedían en la sociedad desde un punto crítico, además para que a través del arte se comprendiera que no solamente la educación llega mediante trabajos sino que también a través del arte.

Generalmente el mensaje que quiere transmitir está muy relacionado con el aspecto social, ya que desde que nació ´en un país dramático´, como lo llama él, su cultura creció en torno a la violencia que se vivía en aquella época. Cuando llegó a Neiva, que era la capital de uno de los departamentos más afectados y en los que más se practicaba la violencia entre liberales y conservadores, se dedicó a trabajar en el tema de la violencia, en especial sobre la violencia en los niños.

Este tema le sirvió ya cuando se hizo la zona de despeje en la época en la que San Vicente de Caguán vivía todo lo relacionado con la violencia y que se hizo una mesa de dialogo; fue invitado para estar durante tres meses, tuvo una buena acogida en cuanto a su trabajo, no precisamente en el país, pero si a nivel internacional.

Las esculturas que se muestran son realmente impactantes, bastante descriptivas que causan curiosidad por la manera de exhibir esos pensamientos, muñecos de plástico representado a los niños en medio de clavos y filos, encadenados y atrapados en cajas, demostrando la presión, la injusticia y falta de comprensión e interés que se les brinda.

Un artista expresa sus sentimientos y pensamientos a través de sus obras, y está claro que para Phanor no existen miedos, ni límites para expresar lo que pasa por su mente y lo que ocurre en su corazón.

Un artista al que tal parece que haber crecido en una época donde se vivió intensamente la guerra causó en él una revolución e inconformismo absoluto que lo llevó a expresarlo de una manera distinta, por medio del arte, un arte fuerte o más bien, un arte que pretende mostrar lo que es real.