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Cultura/ Creado el: 2019-05-07 02:21

El Bogotazo, ni el antes ni el después de la historia de la capital

La violencia del país no empezó el 9 de abril de 1948, ni El Bogotazo fue la causa del conflicto que generó la migración de campesinos.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | mayo 07 de 2019

Agencia de Noticias UN

Así lo considera Fabio Zambrano, profesor del Instituto de Estudios Urbanos (IEU) de la Universidad Nacional de Colombia (UN), coautor del libro Impacto de El Bogotazo en la actividad residencial y en los servicios de alto rango del centro de Bogotá.

“La idea del libro surgió después de entender que El Bogotazo se ha magnificado tanto, que la comprensión de lo que sucedió en el evento y en los años posteriores termina inundándose. Nos basamos en la lectura que hizo Peter Amato en los años sesenta, en su tesis de doctorado sobre Bogotá”, recuerda el docente.

“También analizamos los directorios telefónicos para buscar los servicios de alto rango: nos dimos cuenta de que lo que se dice no tiene mucho que ver con lo que sucedió, porque el centro siguió siendo el punto vital de la ciudad; incluso la élite no salió como consecuencia del 9 de abril, sino que esta ya iba saliendo”, precisa.

Para ello se analizaron algunas actividades relevantes como la residencia, los servicios profesionales –especialmente de médicos y odontólogos– y otros denominados “de alto rango”, como los bancarios, oficinas de representación, compañías de seguros, agencias de viajes, aerolíneas, hoteles, embajadas y consulados. La fuente de información utilizada fueron los directorios telefónicos de Bogotá de 1946 a 1956.

Este análisis forma parte de los nuevos aportes que se hacen en el texto de los profesores Zambrano y Amparo de Urbina, de la Universidad Externado de Colombia, presentado en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo).

Durante la presentación de la obra estuvieron los profesores John Williams Montoya, del Departamento de Geografía de la UN, y Alberto Saldarriaga, de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, quienes junto al profesor Zambrano participaron después en el programa Observatorio de Gobierno Urbano, que se transmite por UN Radio.

Población no campesina

Según el historiador Zambrano existen varios estudios que demuestran que de la población que llegó a Bogotá la mayoría no era campesina, sino que tenía experiencia urbana, sin desconocer que sí llegaron campesinos desplazados por la violencia.

“Después del 9 de abril el centro ganó vitalidad económica y demográfica: hay universidades, se construyen grandes edificios, y se vuelve muy atractivo abrir el consultorio, la agencia o la oficina en el centro”.

Para el profesor Montoya, “irónicamente, a pesar de la violencia los años cincuenta fueron muy prósperos, se tuvo una bonanza cafetera que dio mucho dinero y es el que se invierte en las calles 13, 19, 26 y en el aeropuerto. Es una época de prosperidad económica y de gobiernos populistas muy modernos que hacen fuertes inversiones en el sector público”.

Por su parte el profesor Saldarriaga señaló que “en el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla se decidió crear el Centro Administrativo Nacional, que contemplaba trasladar el palacio de gobierno, el Batallón Guardia Presidencial, los trece ministerios, la sede de Inravisión y el Diario Oficial a la calle 26, que se vislumbraba como una conexión directa con el aeropuerto internacional. El proyecto se comenzó a construir, pero cuando cayó la dictadura se suspendió la iniciativa, aunque el aeropuerto sí se inauguró”.

 

La Bogotá de los años cuarenta

Aunque en 1946 Bogotá ya era el centro más importante del país, en ese momento no estaba tan dividido regionalmente, sino que se conectaba por ferrocarriles, vías y aeropuertos, señaló el profesor Montoya.

El profesor Zambrano agrega que “la ciudad ya tiene rasgos cosmopolitas importantes: el cine y la radio fueron elementos fundamentales para conectar a Bogotá con el mundo, hay nuevos gustos y culturas urbanas asociadas con las rancheras, el tango, la rumba cubana y el bolero mexicano. Además hay un elemento importante, y es que en 1938 se dio un discurso de modernidad a propósito del cuarto centenario de su fundación”.

Para el arquitecto Saldarriaga, un factor importante fue que Chapinero se conectó con Bogotá: “la conexión se hizo mediante el tranvía y el ferrocarril. Ese eje en torno al tranvía generó un desarrollo urbano importante hacia el norte, y llegaba a los Barrios Unidos. Entonces Chapinero fue un centro alterno a la ciudad y se desarrolló como un sector residencial, primero de quintas de recreo, y después de que se gestó la periferia, se conectó con la ciudad”. 

Al analizar los usuarios del servicio telefónico se encontró que el centro, antes y después del 9 de abril de 1948, se mantuvo como un lugar habitacional importante, que incluía a una parte de la élite tradicional bogotana, que aún no se trasladaba al norte de la ciudad.

Los residentes del centro de Bogotá registrados en el directorio telefónico en 1946, y que ya no habitaban allí en 1956, eran familias cuya cabeza de hogar eran profesionales, técnicos, empleadores, trabajadores independientes o empleados con altos sueldos. Este grupo social no salió del centro huyendo, sino que el norte los atraía con sus nuevas urbanizaciones, con casas modernas y mejores servicios, donde ya había una jerarquización social del espacio urbano. Así, si bien el centro expulsaba, el norte atraía; además fueron muchas las familias que emigraron del centro y que se ubicaron a lo largo del eje que se formó hacia el norte, en la avenida Caracas y las carreras trece y séptima.

Las transformaciones de la ciudad resultantes de la modernización urbana ya se dejaban sentir desde la década de los años veinte, y no como se afirma comúnmente, que fueron resultado de la reconstrucción que siguió al 9 de abril. Los efectos de la economía cafetera, la modernización de los transportes con el ferrocarril y el automóvil, y la profunda transformación que vivió la ciudad con la intervención del Estado al celebrar en 1938 el IV Centenario de la fundación de la capital, todo esto apoyado por una incipiente industrialización, permitieron que en 1948 hubiera profundos cambios en la urbanización bogotana. Los planes de reconstrucción que siguieron a El Bogotazo aprovecharon la ola de modernización y la profundizaron.

Aunque las dinámicas urbanas relacionadas con la actividad residencial y los servicios de alto rango del centro de la ciudad se aceleraron después del 9 de abril, el centro no perdió protagonismo en el conjunto de la ciudad, pues pasó por un proceso de transformación profunda que le permitió continuar como el eje simbólico de la ciudad (y de la nación) y el principal lugar de prestación de servicios, a pesar de que empezaban a surgir nuevos e importantes sectores de actividad residencial y terciaria tanto al norte como al occidente de Bogotá.

Cabe señalar que una de las funciones que desempeñaba el centro histórico fue el de servir de articulador entre el norte y el occidente. Esta articulación estaba asegurada por el tranvía y las vías modernas como la Caracas y la calle 13, que se encontraban en la renovada Avenida Jiménez.


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