domingo, 14 de septiembre de 2025
Economía/ Creado el: 2015-11-17 07:17

“Los cafeteros deben tener la posibilidad de una vida decente y unos ahorros dignos”

Roberto Vélez Vallejo, gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, dialogó con DIARIO DEL HUILA en profundidad sobre las más recientes decisiones que tomó el gremio en materia comercial y de regulación.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | noviembre 17 de 2015

Reveló que se ha reunido con los integrantes de la Misión del Café o Misión Echavarría para implementar los temas en los que hay coincidencia. Añadió que busca no solo modernizar la institucionalidad, sino modernizar la caficultura. TERCERA ENTREGA.

 

¿Cómo observa el debate y las sugerencias que se han hecho a propósito de la firma del nuevo contrato de administración del Fondo Nacional del Café el próximo año?

A mí me parecen importantes, estamos listos a discutir porque en realidad el contrato se firma cada 10 años y uno no puede creer que en todo ese tiempo no hayan pasado muchas cosas que le han cambiado la dinámica al sector, a la caficultura y tenemos que poner un contrato que plasme no solamente la realidad actual de la caficultura sino que le sirva de hoja de ruta a lo que vamos a hacer en los próximos 10 años.

Se ve más armonía entre los integrantes de la Misión del Café y la actual gerencia de la Federación.

Efectivamente. Mire, yo creo que desde el primer momento reconocí algo que lo he venido diciendo en todo el país y es que la Misión fue realizada por un grupo de personas de altísima calidad académica, con muchísima experiencia, un trabajo de dos años en donde se hizo un esfuerzo inmenso para lograr captar la realidad de muchos temas.

¿Se ha reunido con los integrantes de la Misión para analizar los estudios y las conclusiones para el sector?

Lo que hice inmediatamente me posesioné fue llamar al doctor Juan José Echavarría para empezar a trabajar y a estudiar los temas en donde tenemos mucha coincidencia y que podemos arrancar a implementar.

Después hemos venido reuniéndonos con otros miembros de la Misión para mirar otros temas que son de alto calado, más complejos, que requieren análisis, discusión y eso es lo que hemos venido haciendo. Nosotros creemos que allí hay unos elementos muy importantes que se pueden recoger, tanto para modernizar la institucionalidad como para modernizar la caficultura.

¿Cuál es el beneficio de las decisiones que tomó el gremio sobre exportación de café de menor calidad?

El beneficio importante es la modernización en la exportación de café, del esquema comercial de Colombia. Es la participación en todos los nichos de café en el mundo, es la posibilidad de tener un palet de productos para exportar que le den al consumidor, en el otro lado, la posibilidad de tener café colombiano de todas las características, desde el de más alta calidad hasta cafés que no tienen un valor estratégico para muchos compradores.

Pero ahí también se está abriendo una puerta para que otras iniciativas como la producción y exportación de cafés de otras variedades, cafés no lavados, puedan tener espacio allí y podamos seguir incrementando no solamente el volumen, sino la variedad de cafés de colombianos que se encuentran en el mercado internacional.

¿Qué otras medidas tomarán antes del Congreso Cafetero que se aproxima?

Ya vio la primera, que es la exportación de pasillas. Hay otros puntos que estamos mirando. Alguien me dijo que no se quería perder el próximo Comité Nacional de Cafeteros para saber la próxima medida.

Estamos estudiando cosas nuevas, pero todo esto lo que nos pone es en la misma página con el sector exportador particular que siempre había visto a la Federación como un ente para pugnas. Reuniones como la asamblea de Asoexport se hacían en un ambiente de pugnacidad entre las instituciones y hoy qué vemos, un sector exportador que quiere y tiene la voluntad de cooperar con la Federación en este mismo espacio de tratar de modernizar la comercialización, de ser más competitivos, de competir internacionalmente y traerle al cafetero el mejor precio posible, que es de lo que se trata.

¿Por qué se tenía una medida como el cruce de venta en el trámite de exportación de café en Colombia?

Interpretando los nuevos tiempos y con la guía del Comité Nacional de Cafeteros tomamos las primeras medidas tendientes a hacer cada vez más fácil la exportación de café en Colombia, a llevar la exportación de café a un plano más moderno. Fue así como tomamos un par de medidas valerosas con el acompañamiento del Gobierno Nacional y el ministro de Hacienda.

Una fue quitar los cruces de venta y en el Comité Nacional dije que me daba un poco de nostalgia porque fue la primera cosa que yo manejé cuando entré a la Federación, es decir que hoy no tendría puesto (risas). Pero eran los tiempos del Acuerdo Internacional del Café y era la manera como se controlaba la cuota de exportación. Hacíamos que el tostador nos enviara un reporte, el exportador otro reporte y con ese cruce de cuentas garantizábamos la contabilidad de la cuota colombiana. Nos pareció a nosotros que este era el momento de empezar a desmontar algunas de esas medidas que se quedaron allí y que yo no digo que entorpecieran en negocio del café, pero llamaban a muchas suspicacias y era el momento de quitarlas.

Se le ha dado mucha prensa a la exportación de pasilla, pero ustedes también tomaron la decisión de vender pequeños volúmenes. ¿En qué consiste la medida?

Otra medida fue la exportación de pequeños volúmenes de café, por courriers. Reconociendo que hoy tal vez el mercado más dinámico de café es el de los microtostadores. La manera de contactar un pequeño tostador con un pequeño productor podría ser esa, enviar un saco de café y con eso suplir la necesidad de un pequeño tostador en cualquier parte del mundo.

Ahora sí se puede hablar de la exportación de café de menor calidad. ¿Por qué se mantenía esta restricción?

Por último tomamos una medida también valerosa: levantar la restricción a la exportación de coproductos. Cuando uno se pone a estudiar por qué había una restricción a la exportación de coproductos uno se tiene que devolver hasta el Acuerdo Internacional del Café. Colombia recibía un número determinado de estampillas y no parecía sabio gastarse las estampillas para conseguir precios más bajos con café de menor calidad. Lo que había era que optimizar la cantidad de divisas que nos entraban por el número de estampillas y eso era exportando únicamente cafés excelsos. Por eso se puso el que se llamaba “impuesto de pasilla y ripio” que era el 5,5%; eso quería decir que cada vez que el exportador sacaba un saco de café tenía que colocar en las bodegas de la Federación 5,5 kilogramos de cafés de inferior calidad.

Nos pareció a nosotros que era el momento entonces, presionados por el fenómeno de El Niño y por un volumen exagerado de coproductos que están saliendo, de abrir ese mercado y traer un comprador más para esos volúmenes de café. Lo hicimos y la medida ya salió. Con esto, ¿qué quiero significar? Que estamos modernizando la comercialización de café.

¿Se abre, entonces, una nueva era comercial internacional para el café de Colombia?

Este no es solo un espacio para las pasillas y consumos, este es un espacio para otros tipos de cafés. Si mañana el productor colombiano decide no lavar su café sino secarlo y trillarlo lo puede exportar como no lavado y Colombia y el país tendría un punto más en el mercado. Es decir, nos vamos a insertar en el mercado internacional con un palet de productos que hoy existen en todos los países y que Colombia los tenía restringidos.

Ahí vamos a encontrar espacios nuevos para café, nuevas dimensiones de productos que el mercado internacional estará dispuesto a pagar, para la innovación de los productores, otras calidades de café hacia futuro. Esta es la verdadera modernización para que Colombia empiece a pensar en la producción de todo tipo de café que tiene venta en el mercado y darles el espacio a los productores colombianos de que midan su imaginación, su capacidad empresarial y se conecten con las nuevas tendencias de consumo de café en el mundo.

¿Todo este revolcón tiene un segundo propósito? Porque le he escuchado afirmar que el modelo de rentabilidad del café en Colombia se agotó.

Lo que he estado diciendo es que el modelo de rentabilidad en Colombia en materia de café parece que se ha venido agotando y lo que hay que empezar a mirar es cómo empezamos a construir colectivamente un nuevo modelo en donde la persona que se mete a sembrar café, sea pequeño, mediano o grande productor tenga la claridad de que su negocio, a futuro y hacia adelante, tiene una perspectiva.

No hay negocio que siempre esté asegurado, pero uno sí cree que hay la viabilidad de uno tener un negocio cafetero que le dé al productor la posibilidad de que al año pueda tener una vida decente y unos ahorros dignos.

¿Cómo hizo para echarse al bolsillo a Dignidad Cafetera?

En realidad todo lo que hice fue una cosa que prometí desde el principio y era que yo iba a ir a oír la base cafetera, en primer lugar, y que en mí tenían un gerente con quien se podía dialogar. Entonces, no solamente me he reunido con Dignidad Cafetera en un par de ocasiones, sino que he estado viajando continuamente escuchando a los cafeteros, qué es lo que necesitan, cuáles son sus ambiciones, cuáles son sus perspectivas, qué es lo que de verdad quieren como prioridad y eso le da legitimidad a la institucionalidad y le calma un poco el ánimo a los cafeteros.