viernes, 12 de septiembre de 2025
Economía/ Creado el: 2014-12-08 10:50

Panorama cafetero 2014-2015

Hubiera resultado muy pertinente que la Comisión Cafetera 2014 hubiera analizado cuáles de los elementos que restan productividad al sector cafetero son exclusivos del mismo y cuáles, en realidad, son elementos macro que explican el elevado “costo Colombia”.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | diciembre 08 de 2014

SERGIO CLAVIJO VERGARA

Especial para Diario del Huila

El 2014 fue un buen año para el sector cafetero colombiano, beneficiándose de: i) volúmenes  cercanos a los 12 millones de sacos; ii) una devaluación promedio año del 6%; y iii) un precio internacional “aceptable” a niveles de los US$2/libra. Todo esto ha llevado a una mejora sustancial del precio interno de la carga, pasando de un promedio de $480.000 en 2013 a $690.000 en 2014. Pero a pesar de este repunte del 43% en el precio interno durante el año 2014, este se ubicó apenas por encima del promedio de $670.000 observado durante 2008-2014. La paradoja es que, después de los años críticos de 2009-2012, marcados por bajos niveles de producción (bordeando los 8 millones) y bajos precios internacionales agravados por apreciación cambiaria, la institucionalidad cafetera continúa en grave estado de crisis. De hecho, la divulgación de los estudios de la Comisión Cafetera, convocada por la Administración Santos dos años atrás, ha servido de excusa para ahondar divisiones geopolíticas, en vez de allegar mejores caminos de diálogo tecnocrático constructivo.

Tal como lo había comentado Anif un año atrás, el sector cafetero colombiano ha venido enfrentando una grave crisis de rentabilidad. Pero ello no es exclusivo del sector cafetero, sino que le ocurre a muchos otros sectores del país, por cuenta del llamado “costo Colombia”: i) un SML elevado y desalineado respecto de las ganancias en productividad; ii) altos costos de energía; iii) sobrecostos de transporte; y iv) apreciación de la tasa de cambio real (lo cual solo recientemente ha empezado a corregirse).

También comentábamos en aquella ocasión, como ahora lo hace la Comisión Cafetera, que el otorgamiento de subsidios a través del Programa de Protección al Ingreso Cafetero (PIC) era costoso ($1,2 billones), regresivo y no solucionaba el problema de provisión de bienes públicos para el agro (como un todo). A este respecto cabe señalar que los 6 centavos de dólar que hoy se recogen como contribución parafiscal al interior del sector cafetero representan anualmente unos $140.000 millones/año, luego dichos subsidios PIC fueron de magnitudes gigantescas y desproporcionadas para las necesidades de muchos otros sectores agrícolas, además de su regresividad social.

En esta nota analizaremos el panorama cafetero 2014-2015. En primer lugar, repasaremos la situación actual del mercado internacional. En segundo lugar, examinaremos los factores que están detrás del repunte del mercado nacional. Finalmente, haremos unos breves comentarios a las principales propuestas de cambio institucional divulgadas recientemente por la Comisión Cafetera.

Como veremos, dicha Comisión realizó una importante compilación de diagnósticos reiterativos sobre la baja productividad del sector cafetero colombiano a nivel internacional y sobre la urgencia de lograr instituciones que: i) riñan menos con el libre mercado; y ii) superen los conflictos de intereses que supone mantener la regulación en manos de quienes ostentan una posición dominante en la comercialización del grano (fluctuando entre el 25%-35% del mercado).

No obstante, también cabe señalar que este tipo de recomendaciones hubieran llegado a campo más fértil si su forma de “socialización” hubiera sido más atinada y si se hubiera profundizado más sobre cómo lograr tránsitos y cronogramas a nivel microsectorial. Dicho en otras palabras, la Comisión se excedió en repetición de mensajes macro, quedando en déficit de provisión de evaluaciones costobeneficio sobre la forma de hacer cambios institucionales y mejorar la provisión de bienes públicos para el sector cafetero.

 

Mercado mundial del café

El año cafetero 2013/2014 cerró con una producción de 143,9 millones de sacos, lo cual representó una reducción del -2% anual (ver gráfico 1). Brasil, el mayor productor mundial del grano, produjo 49,5 millones de sacos, evidenciando una reducción del -7,8% en su producción, afectada por la sequía de principios de año en la región de Mina Gerais. La producción de Vietnam, segundo productor y primer exportador mundial, alcanzó los 29 millones de sacos, exhibiendo un aumento del 16% anual. Centroamérica tuvo una producción cercana a los 16 millones de sacos, lo cual representó una contracción del -13,6% anual, como consecuencia del grave brote de roya. Entre tanto, Colombia mostró un repunte en su producción gracias a los frutos de la renovación de cafetales y a las mejores condiciones climáticas, logrando los 12,1 millones de sacos (+22% anual).

Finalmente, Indonesia vio disminuida su producción al bordear los 9,2 millones de sacos (-12% anual), producto del exceso de lluvias.

El consumo mundial de café alcanzó en 2013/2014 los 146,3 millones de sacos, aumentando un 2% anual. Se estima que los países importadores tradicionales aumentaron su demanda en un 1,3% anual, llegando a 73,9 millones de sacos, mientras que los países productores incrementaron la suya en un 3,1%, a unos 44,7 millones de sacos. Así, el año cafetero 2013/2014 terminó con una demanda apenas superior a la oferta, con lo cual los inventarios cayeron en 2,4 millones de sacos. Con ello, los inventarios se ubicaron alrededor de los 70,2 millones de sacos.

Todo esto se vio reflejado en un precio del café para los suaves colombianos que repuntó a US$2,23/libra en octubre de 2014 frente a los US$1,34/libra de un año atrás (ver gráfico 2). En este mismo período, los suaves brasileros pasaron de US$1,10/libra a US$1,97/libra; los otros suaves pasaron de US$1,29/libra a US$2,25/libra; y los robusta pasaron de US$0,84/libra a US$1,05/libra. Es de resaltar que, en un hecho sin precedentes, la cotización de otros suaves sobrepasó la de los suaves colombianos, como consecuencia de la afectación por roya de la cosecha en Centroamérica.

Ahora bien, las estimaciones más recientes indican que la producción en 2014/2015 estaría próxima a los 146 millones de sacos, incrementándose un 1,5% anual. Este pronóstico considera una menor producción de grano brasilero (46 millones de sacos), a pesar de que el país afrontará el pico de su ciclo bienal. Se espera que esta caída sea compensada con una mayor producción en Colombia (13 millones de sacos), Centroamérica (17 millones de sacos) y Vietnam (30 millones de sacos).

El consumo en 2014/2015 estaría creciendo un 2,2% anual, con lo que se ubicaría alrededor de los 149,5 millones de sacos, manteniéndose en niveles récord. Así, los inventarios mundiales continuarían descendiendo, lo cual daría sustento a que en 2015 se dieran precios similares a los observados durante 2014. De esta forma, los suaves se mantendrían con cierta volatilidad, pero en niveles “aceptables” en el rango US$1,8 dólares/libra y US$2,2 dólares/libra.

 

Situación cafetera en Colombia

Como se comentó anteriormente, la producción cafetera nacional en 2013/2014 continuó por su senda de recuperación. Por segundo año consecutivo se elevó la producción, esta vez a 12,1 millones de sacos, luego de que en los últimos cinco años hubiera exhibido niveles de producción por debajo del promedio de la última década (ver gráfico 3). Allí, el proceso de renovación de cafetales por siembra de variedades resistentes y la favorabilidad climática fueron determinantes en este positivo resultado, mejorando inclusive la productividad del sector. De hecho, la productividad presentó un alza de 2,3 puntos porcentuales (pp) entre 2013 y 2014, alcanzando así el 15,2% de sacos/hectárea (ver gráfico 4).

Asimismo, la mejoría en los precios internacionales y la marcada depreciación de la tasa de cambio se han visto reflejadas en el incremento del precio interno de la carga, de niveles promedio de $480.000 en 2013 a $690.000 en 2014 (+43%). Con esto, el valor de la producción se situó alrededor de los $4,5 billones (equivalente al 0,6% del PIB), un 34% por encima del registrado en 2012/2013.

Gracias a esa sustancial mejora en el ingreso de los caficultores, se hicieron innecesarias las solicitudes de subsidios PIC por cerca de $700.000 millones. De allí que resultara algo insólito que el sector cafetero le insinuara al gobierno que “por favor le anotara” los subsidios para el siguiente ciclo bajista. En efecto, durante 2014 tan solo se pagaron auxilios en 146 días (donde el precio de la carga interna se ubicó por debajo de los $700.000), mientras que durante 2013 aplicó en su totalidad. Ojalá que el gobierno honre su iniciativa de desmontar este tipo de subsidios hacia el futuro y se focalice en la idea de proveer bienes públicos para mejorar la productividad de todo el agro en general, en línea con las propuestas de la Misión Rural y de la Comisión Cafetera.

 

Recomendaciones de la Comisión Cafetera

La Comisión Cafetera publicó recientemente la versión preliminar de su estudio. Este estudio tuvo como prioridad buscar elementos para lograr una mayor competitividad del sector, profundizando sobre lo realizado por la Misión de Ajuste Institucional de la Caficultura en 2002 y la Comisión Mixta del Café de 1994.

Como ya lo comentamos, hubiera resultado muy pertinente que la Comisión Cafetera 2014 hubiera analizado cuáles de los elementos que restan productividad al sector cafetero son exclusivos del mismo y cuáles, en realidad, son elementos macro que explican el elevado “costo Colombia” (tales como la carencia de infraestructura, el elevado costo de la energía o el perverso efecto conjunto de alto SML + costos no laborales, que todavía representan el 46%). Por ejemplo, ¿será que los reparos de la Comisión Cafetera a la sobrerregulación exportadora y a la falta de eficiencia institucional explican el 10%, el 30% o hasta el 50% de esa baja productividad del sector cafetero colombiano?

Una vez esclarecido lo anterior (tema en el que aparentemente la Comisión no se focalizó), el siguiente paso sería analizar los elementos costo-beneficio de alguna de esas regulaciones. Por ejemplo, la Comisión Mixta de 1994 dio elementos clave para haber eliminado el llamado “precio de sustentación” en 1997; luego hubiéramos esperado que la Comisión 2014 aportara al examinar el nebuloso tema de la existencia de una supuesta “garantía de compra” por parte de la Fedecafé, que hasta donde entendemos es inexistente, pues actualmente el precio lo determina el mercado. Recordemos que también hubo un avance sustancial con el desmonte de la llamada “cuenta del exportador”, donde implícitamente se regulaba hasta el margen de comercialización de los exportadores privados.

Claramente, el tema sustancial está en el conflicto de intereses que se genera al tener a la Fedecafé como parte integral del cuerpo regulador-supervisor y ser al mismo tiempo un importante jugador comercial a través de sus cooperativas, las cuales han venido participando con un 25%-35% del mercado. Pero al mismo tiempo cabe reflexionar sobre lo inevitable: alguien tiene que hacer estas tareas de regulación-supervisión.

Bajo un esquema de “cambio extremo” se acabaría el Comité Nacional de Cafeteros con representación del gobierno (Minhacienda, Mincomercio, Minagricultura y DNP) y este tipo de tareas las adelantarían los órganos gubernamentales, como ocurre con el resto de los sectores. La Comisión parece tomar una posición algo extrema al sugerir que los temas de café se atiendan en “una ventanilla más” del Minagricultura. Qué útiles hubieran resultado análisis más profundos sobre temas microgerenciales por parte de la Comisión para dar luces sobre el costo-beneficio de los  nuevos arreglos institucionales que se sugieren.

Dicho en otras palabras, faltó que la Comisión detallara cómo es que debe crearse la Agencia Nacional Cafetera (ANC), encargada de la regulación-supervisión del sector, separándola de las funciones de comercialización de la Fedecafé. Esto ya está inventado a través del exitoso esquema que permitió separar a Ecopetrol (empresa) de la ANH (regulador). Así, la ANC sería el organismo estatal encargado de decidir sobre la conveniencia de permitir el cultivo y posterior exportación desde café robustas hasta de “pasillas”.

Otra importante recomendación de la Comisión 2014 tiene que ver con la provisión de bienes públicos. Actualmente, la contribución parafiscal (6 centavos de dólar por libra exportada) aporta cerca de $140.000 millones/año, mientras que se obtienen $5000 millones de regalías Juan Valdez y $15.000 millones de la fábrica Buencafé y otros. Esto quiere decir que el Fondo del Café incurriría en déficits operativos de no ser por los aportes del Presupuesto Nacional de unos $200.000 millones/año. Dado que la transmisión del precio al productor en Colombia está en un 79% (inferior al 93% que ya se tiene en Brasil), resulta difícil pensar en incrementar dicha contribución a los 8 centavos (como se sugería en años pasados).

Esto quiere decir que el apoyo técnico en control fitosanitario y las mejoras e investigación tendrán que volverse más eficientes para poder continuar operando con el presupuesto existente. Pero, dicho lo anterior, Anif considera que la propuesta de eliminar totalmente la parafiscalidad cafetera va en contravía de la idea de generar bienes públicos para el agro, de tal manera que por esta vía se mejore la productividad cafetera y agrícola del país.

 

* Presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif). Este análisis contó con la colaboración de Juan Sebastián Joya, de ese centro de estudios económicos.