Los controles de calidad los mantenemos: gerente comercial Fedecafé
Noviembre es el mes en el que se hará efectiva la medida de exportar pasillas colombianas, adoptada por la Federación Nacional de Cafeteros en la mitad del mes de octubre. DIARIO DEL HUILA conversó con Carlos Felipe Robayo, gerente comercial de la institución gremial, sobre los detalles de esta apertura y sus implicaciones.

Carlos Felipe Robayo es economista y actual gerente comercial de la Federación Nacional de Cafeteros. Fue nombrado en el cargo días después de que Roberto Vélez Vallejo asumiera la gerencia general en el mes de agosto. Robayo hizo parte de la Misión para la Competitividad de la Caficultura- dirigida por Juan José Echavarría- y que presentó, entre otras, la siguiente recomendación: “Es necesario eliminar intereses entre la regulación y las exportaciones y debe flexibilizarse la regulación de calidad de los envíos para promover la innovación y la competitividad”. DIARIO DEL HUILA dialogó con él sobre la reciente decisión por parte de la institución gremial, de permitir la exportación de pasilla o segundas.
¿Por qué exportar pasillas?
El Comité Nacional de la Federación Nacional de Cafeteros, después de un estudio muy serio, identificó que la formación de los precios de los cafés que no se podían exportar no era de mercado sino de un oligopsonio (muy pocos compradores establecen el precio de los coproductos en el mercado colombiano) y eso hace que esos precios estén bajos respecto al mercado internacional. Las medidas que se toman son para corregir esas fallas de mercado y permitir que por pasillas y coproductos, el productor mejore sus ingresos. Para esto, lo que se sugiere es que haya compradores en el mercado internacional interesados en esos coproductos.
La otra motivación es que permite mucha innovación, que uno pueda hacer lo que se acuerda con el productor y un tostador sin que haya limitación alguna por parte de la Federación Nacional de Cafeteros. El efecto en el mercado internacional es muy poquito porque ese producto se necesita localmente para la industria nacional.
Se ha hablado de que México sería uno de los posibles mercados para estos cafés…
Son clientes específicos, no son los normales de café colombiano. Las fábricas de café soluble en México, productores de sellos privados para supermercado que utilizan calidades muy bajas y están utilizando coproductos de otros orígenes, muy parecidos a los de Colombia como Guatemala. En los principales mercados de hoy existen algunos productos que contienen más café de inferiores calidades, en general, es para el mercado de solubles que es uno de los de mayor crecimiento. China, India e Indonesia están dominados por esta tendencia.
¿El productor decidirá si vende su pasilla en Colombia o en el exterior?
Tampoco es tan fácil encontrarle clientes a estos cafés, es dentro de los procesos normales cuando el caficultor le vende a una cooperativa o a un exportador que le van a reconocer un mejor precio por esas pasillas. La suma total es un mejor ingreso para el productor, es el objetivo final de la medida.
¿No significa un retroceso al posicionamiento de cafés de alta calidad?
No vamos a tocar el café de calidad. Hoy en día, Colombia exporta doce millones de sacos de la mejor calidad, ese café tiene un mercado, un reconocimiento; y no se va a ver afectado porque los controles de calidad los mantenemos y, al contrario, se le va a dar la posibilidad al comprador de café colombiano, de que tenga el certificado expedido por Fedecafé de que su café cumple con las normas del sello de calidad. Los que no cumplan con los estándares se permite su exportación pero no van a tener ningún sello de calidad.
¿Cómo seguir estimulando la producción de alta calidad cuando se puede vender pasilla a mejores precios?
De todas maneras, hay un castigo por la mala calidad. No se trata de regalar algo sino de que sea un precio que sea justo y siga de alguna manera lo que pasa en el mercado internacional. Los premios de calidad son los más importantes y esto (la medida) se trata es de una porción que corresponde al 10% de la producción nacional.
¿La Federación Nacional de Cafeteros exportará estos cafés de segunda?
La Federación no lo va a hacer porque el interés es mantener el mercado de producto Premium y no hay interés en eso. Para las pasillas, Fedecafé tiene la fábrica de café Buendía y otras cosas. No necesitamos y no se hace porque la institución lo quiera hacer sino porque consideramos que es la forma de mejorar el ingreso al productor y fue lo que el gerente general, Roberto Vélez Vallejo, ha dado como orientación.
¿Quiénes perderán con esta nueva reglamentación?
Es una medida que puede ser criticada por algunos que son perdedores pero no los productores. Sin duda, la industria nacional va a tener que pagar unos precios mejores y va a verse obligada va a tener que pagar unos precios mejores.
¿Es el momento adecuado, conociendo que el consumo de café está aumentando en el país?
Aquí tenemos que consumir cafés de mejores calidades y esto va a hacer que se incremente el consumo, no por vía de que le vendan a uno lo más barato sino lo mejor, que el consumidor colombiano empiece a exigirlo. No sabría decir si la medida tendrá un efecto directo en el consumo.
Una frase de un productor: Esta decisión es comparable a que Ferrari en algún momento diga que va a competir con los carros chinos…
Si Ferrari puede, que lo haga, nosotros vamos a seguir vendiendo los Ferrari. Pero si se mira, tal vez Ferrari no es el mejor ejemplo. Hay que ver Mercedes, la gama que tiene y cómo, saca pesos de cada Mercedes que vende. Nosotros queremos que siga existiendo el Premium.
A partir de estas nuevas reglamentaciones, ¿Colombia terminará sembrando café robusta?
La legislación ahora no permite la exportación de ese tipo de cafés. Este tipo de medidas tienen como fin buscar la innovación y no imponer ninguna cosa que la frene. Si el día de mañana, hay alguien que produzca robusta y lo hace rentablemente y quiere exportar, no veo por qué no lo puede hacer, si está creando trabajo, ingresos y permitiendo la generación de divisas. Lo claro es que la Federación no va a imponer qué se siembra.