Lo agrario siempre ha estado ligado a los conflictos en Colombia
A pesar de que el tema agrario fue el primer punto que se trató en las negociaciones de La Habana, la discusión actual sobre drogas ilícitas también incluye aspectos que se relacionan con el problema agrario.
HERMAN SÁENZ
Especial para Diario del Huila
Algo que sorprende sobre el primer punto del ámbito agrario en los diálogos de La Habana, es que se haya logrado elaborar un documento que toque el tema de tierras y no mencione el término “Reforma Agraria”.
Así lo hizo entender Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz, de la Universidad Nacional de Colombia, quien fue uno de los expositores de la última sesión de la Cátedra Manuel Ancízar realizada este sábado 3 de mayo.
Vargas hizo una remembranza sobre cómo, históricamente, lo agrario ha estado muy ligado al conflicto armado en Colombia, no solo en este último período sino también antes, cuando hubo hechos de violencia entre los conservadores y liberales.
A pesar de que el tema agrario fue el primer punto que se trató en las negociaciones de La Habana, Vargas comentó que la discusión actual sobre drogas ilícitas también incluye aspectos que se relacionan con el problema agrario.
“En ese primer acuerdo de los diálogos de paz se dan a conocer elementos importantes, sobre todo se hace énfasis en la reforma urbana integral y en los planes de desarrollo con enfoque regional, y se le da importancia a la economía campesina, por supuesto en relación con otras formas de producción más de corte empresarial”, enfatizó el analista.
Zonas de reserva
De igual forma, se evidencia la relevancia de las zonas de reserva campesina, donde se considera que hay un espacio clave para que los pequeños productores campesinos puedan desarrollar su actividad.
“Los programas que apuntan a aminorar la brecha entre el mundo urbano y el mundo rural son prioritarios. Hay una serie de conocimientos con respecto a todo lo que se acordó en ese tema, que si se implementan adecuadamente va a generarse una gran transformación en el campo colombiano”, explicó Vargas.
Por último, recordó que aún hay unos puntos por definir, como el número de zonas de reserva campesina y el tamaño de las hectáreas que irían a formar el fondo de tierras acordado.
Otro de los participantes en la Cátedra fue Alejandro Reyes Posada, asesor de la Consejería de Paz, quien junto a Andrés Bernal y Álvaro Balcázar participaron durante seis meses como asesores del Ministerio de Agricultura en La Habana.
“No hubo transacciones de cosas que se concedieran a las Farc ni las Farc concedieron al gobierno, sino que ambas partes se sentaron a resolver el problema agrario, no a favor de los guerrilleros, ni en contra de los campesinos, sino todo el tiempo pensando en los campesinos”, agregó Reyes.
Por eso, él explica, que se llegó al acuerdo de hacer una reforma rural integral por un periodo de 10 años, enfrentando los problemas básicos estructurales de mala distribución de la tenencia, informalidad campesina y un programa de desarrollo rural con enfoque territorial.
Nuevo catastro
Reyes añade que probablemente eso fue lo que más atrajo a las Farc, “porque en esa nueva concepción los territorios son los que van a dirigir su propio desarrollo, y cada uno de ellos junto con las organizaciones sociales van a tener un gran protagonismo”.
Asimismo, resaltó que dentro de los puntos más sobresalientes del acuerdo están el de hacer un nuevo catastro, implantar la jurisdicción agraria, formalizar la propiedad y distribuir la tierra de los campesinos.
Así, con esta reforma rural integral, se podría cerrar la brecha de desarrollo entre el campo y la ciudad a mediano plazo dentro de una década, al mismo tiempo que la reducir la diferencia entre territorios y entre regiones en lo agrario.
La sesión se cumplió como parte del programa de la Cátedra Manuel Ancízar de la Dirección Académica de la Sede Bogotá, que se celebra todos los sábados en el auditorio León de Greiff.
* Redactor de la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia.