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Economía/ Creado el: 2015-01-20 07:24

Las bodegas de Florhuila están vacías

Desde el 26 de diciembre de 2014, el molino de Florhuila no despachó arroz para el Huila, Caquetá y Putumayo -zona de influencia directa-. A partir de hoy empezará a salir al mercado nuevamente pero las existencias son ínfimas. DIARIO DEL HUILA visitó la planta y todas las bodegas se encuentran vacías. EXCLUSIVO.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | enero 20 de 2015

Solo 5500 arrobas de arroz Florhuila saldrán al mercado próximamente. En épocas normales se comercializan 40.000 arrobas, lo que representa una caída de 86,25%. La marca está escasa en los supermercados y tiendas del Huila y de los vecinos Caquetá y Putumayo -zona de influencia directa-. DIARIO DEL HUILA visitó la planta en el municipio de Campoalegre y habló en exclusiva con su gerente, Gustavo Salcedo.

Las bodegas están vacías. Son seis y su característica es el polvo. De acuerdo con Salcedo, cuando el comercio -y la producción- del cereal es normal estos grandes cajones de concreto almacenan el equivalente a 24.000 bultos de arroz paddy seco (con cascarilla aún), es decir, 1500 toneladas. Hoy, no hay un solo grano. “Esto normalmente sube hasta el techo”, expresa el administrativo.

¿Por qué no han vendido arroz para el Huila?

La primera afirmación es: no estamos guardando nada, si no hay arroz nuestro en los estantes no nos sirve, estamos perdiendo plata. Desde el 27 diciembre de 2014, cuando hicieron los despachos para los departamentos mencionados, Florhuila no volvió a vender por falta del cereal. “Vendimos los pedidos del mes y se quedó debiendo la demanda a nivel nacional (destinos como Bogotá, Medellín, Cali, Manizales, entre otras)”. El precio de venta por arroba fue de $26.200.

Debido a la fusión de Roa y Florhuila -de carácter organizacional, no de marcas- por cuenta del cambio a las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), hasta el 9 de enero de 2015 volvieron a comercializar pero por fuera del Huila. “Eran los compromisos que teníamos del año anterior y no podíamos incumplirlos porque se trata de fidelidad con los clientes y se sostuvo ese valor. Si no vendemos en la zona es porque no tenemos inventario”, indicó.

Escasez y especulación

La escasez del arroz en la zona productora, dijo Gustavo Salcedo, es el “problema mortal”. Solo en Campoalegre, advierte, tres molinos -entre ellos Florhuila- compiten por el cereal cosechado. En la medida en que no se compra arroz a los productores, no se trilla y no se distribuye en el mercado, lógicamente la marca brilla por su ausencia en los estantes.

El gerente agregó que el Roa y Florhuila tendrán un aumento en su precio que se efectuará solo hasta ahora con el volumen que será despachado y que debido a las pocas existencias, los comercializadores serían los protagonistas de la especulación. “Además ahí las otras marcas empezaron a ofrecer y a subir los precios”.

Según él, el precio de carga que se pagaba al productor era de $105.687,50  y en la actualidad llegó a los $160.000. La semana anterior estuvo entre $142.000 y $145.000 (equivalente a un precio por arroba de arroz blanco de $35.000 y $36.000). Por tanto, Florhuila venderá las bolsas de 25 libras a 33.300 pesos. Están determinando la estrategia de distribución debido al poco volumen con el que cuentan.

Una planta sin movimiento

En el paso de DIARIO DEL HUILA por los molinos de Florhuila, las máquinas estuvieron detenidas. No se escucha ningún tipo de motor. Las tolvas que reciben el arroz paddy verde -estado del cereal en el que es comprado al agricultor- están vacías y no hay ningún camión esperando ser desocupado.

Por ello, no hay arroz subiendo a las torres de secamiento. En los silos de secamiento se estaban terminando de secar mil doscientos bultos que, dijo Salcedo, serían trillados en la noche anterior durante tres horas. Convencionalmente, esta actividad se realiza por cerca de dieciocho horas. “Me demora más prendiendo todo”, expresó.

En el sitio de empaquetamiento y almacenamiento hay pocos operarios y los granos de arroz no circulan. Solo hay unas pocas estibas -las 5500 arrobas que van a empezar a venderse-. Hay mucho espacio vacío y a consideración de Salcedo, la generación de empleo ha disminuido un 40%. “Las pérdidas en dinero son incalculables y lo que más nos cuesta es perder la fidelidad del cliente”, sentencia.