La tienda que conjuga café y mujer
Un viejo carro lleva como remolque una especie de cubo de metal que invita a descubrir "un mundo de infinitas sensaciones". Cuando la tienda de café móvil está parqueada, un grupo de mujeres alista su lugar para abrir la atención al público del municipio de La Plata, occidente del departamento del Huila. La serie periodística Tiendas de Café Huila se encuentra con un proyecto protagonizado por productoras del grano en el mes de la mujer.

Bajo el árbol de almendro la máquina de espresso se enciende. La fragancia de mujer se dibuja en el aroma del café campesino que una señora pide endulzar con panela o en las líneas de chocolate dibujadas en el granizado que una pareja disfruta en una tarde con alta temperatura. En una bahía del parque principal del municipio de La Plata, conocido como el paraíso folclórico del Huila, un proyecto femenino ofrece café de calidad a bordo de una tienda móvil.
Los clientes se van acercando poco a poco. "Un mundo infinito de sensaciones" se abre cada mañana para que se venda el grano, las bebidas a base de éste, que cosechan veinte mujeres cafeteras. Mejorar su calidad de vida es el objetivo paralelo al de comercializar un producto diferenciado y por supuesto, de alta calidad.
Al pequeño punto de encuentro lo llamaron Asmecafem y con esa marca se registraron ante la Superintendencia de Industria y Comercio. Ellas respondieron a la creación de ofertas de consumo de café especial en el mayor departamento productor de Colombia en sincronía con la búsqueda de bienestar social para sus familias, el fortalecimiento de su organización y, claramente, romper con el estereotipo de campesinas concentradas en las cocinas de las fincas.
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A doña Elvia Pillimué la transporta su esposo Reinel Hernández desde la finca familiar hasta el centro poblado de La Plata. En la vereda Chilicambe- zona rural- inicia el recorrido hacia las largas jornadas en la tienda móvil. Acepta que no ha sido fácil y que en su casa él ha debido asumir algunos oficios domésticos. "Hay que motivarla, darle ánimo. Ya que está metida en esto, hay que apoyarla", dice el hombre mientras sonríe e intenta buscar otras palabras.
Muy cerca del mesón a donde se acercan los consumidores a hacer su pedido está colgado un pendón con la historia de su proyecto. Sin embargo, hay detalles que allí no están escritos. Por ejemplo, doña Yíver Vargas, una de las líderes, cuenta que tenían clara la idea pero no cómo la iban a desarrollar. Eran conscientes de que el dinero no les iba alcanzar para arrendar un local y comprar las máquinas de preparación y así el entusiasmo las llevó a pensar en alternativas.
Hubo una convocatoria que les llamó la atención en 2013 y se presentaron a través de su colectivo Asmequidad (Asociación de Mujeres por la Equidad de Género) al Programa de Oportunidades Rurales-Mujer rural del Ministerio de Agricultura. Fueron superando etapas y logrando convencer en cada una hasta ganar los recursos para inaugurar en diciembre de 2014, exactamente el día seis.
Son sus jefas y se distribuyen el trabajo, los horarios. El tema del Día Internacional de la Mujer para 2015 desde ONU Mujeres, fue “Empoderando a las Mujeres, Empoderando a la Humanidad: ¡Imagínalo!” y ellas van andando ese camino. Yolima Pérez, representante legal de la Asociación, dice que es un proceso para "transformar los pensamientos de que no podemos".
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A Carolina Collazos el café se le convirtió en pasión. Con sus dieciocho años de edad es una de las asociadas más jóvenes de la tienda. “Llena mi vida”, afirma. En el delantal que lleva su nombre también está el de lo que es hoy: barista. Prepara las bebidas con precisión y cariño porque una de sus grandes satisfacciones es ver los rostros de la gente cuando les entrega el café y registrar sus reacciones después del primer sorbo.
Al igual que las demás mujeres, se ha preparado en barismo y gana experiencia en administración. Todas ellas son conscientes que para obtener mayores utilidades en la cadena productiva del café deben darle valor agregado y que las ganancias son más cuando llegan al consumidor final. El trabajo no se detiene y aunque no han logrado el punto de equilibrio, son optimistas.
Las tardes y noches son los lapsos con más movimiento de clientes y éstos se sientan en las pequeñas sillas que han dispuesto. El público es de todas las edades. Dentro del parque principal de La Plata son varios los vendedores ambulantes de tinto pero saben que las posiciona el carácter diferencial en el perfil de taza. Además, venden su café molido y panelitas y arequipe de café.
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Lo único que les preocupa a las administradoras de Asmecafem es la presión administrativa en el municipio que las ha obligado a cerrar durante varios días. Están en una posición contradictoria por cuestiones de espacio público pero la iniciativa que les aprobaron es de tienda móvil. No les interesa promover la informalidad y no saben si son catalogadas como ambulantes cuando se ubican en una bahía. Yolima dice que están “como en un limbo” y luego Carolina se acerca para decir “malas noticias, llegaron los agentes de tránsito”.
En medio de las hojas secas que han caído al piso, la representante legal lanza una frase: “Tenemos que ser mayores al reto”. Son pacientes pero aguerridas. Han superado los conflictos con los esposos que ya no las ven todo el tiempo en la casa y le aportan al manejo integrado del café porque todo lo que comercializan es producido por manos femeninas, las de ellas.
Juegan con las salsas de colores para hacer más atractivas las bebidas. Yíver Vargas cree que el mejor camino para ganar competitividad es tener ideas innovadoras y formarse. También escriben los nombres de quienes compran y corazones y otras figuras en la espuma. Dejar el carácter de tienda móvil es una meta latente. Allí también podrán abordar a quienes se acerquen. ¿Un cafecito?