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Economía/ Creado el: 2015-04-20 07:47

Fondo Ganadero, un negocio de familia

Después de 60 años, el Fondo Ganadero del Huila pasó de ser una empresa símbolo de este renglón de la economía regional, cuyos propietarios eran cientos de productores de la región, al control de una sola familia.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | abril 20 de 2015

Con 14 millones de acciones, Adalberto Ortega (a través de dos compañías), su esposa y sus hijos, controlan la junta directiva y el destino de una empresa de 64’269.868 acciones y 8380 accionistas.

La más reciente asamblea del Fondo Ganadero del Huila (FGH) se llevó a cabo en medio de un completo desinterés por parte de la mayoría de sus accionistas. De los más de 8000 propietarios de la empresa no asistieron más de 20 personas a escuchar el informe del gerente, del revisor fiscal y presenciar una nueva elección de junta directiva, controlada en su mayoría por una sola familia.

Este año se cumplen seis décadas de la que fuera la compañía insignia de los ganaderos de la región con más de 56.000 semovientes a comienzos del siglo XXI. Sin embargo, el inventario de animales ha caído de manera vertiginosa los últimos años.

De acuerdo con el informe del revisor fiscal, César Augusto Farfán Collazos, al final de 2014 el inventario llegó a 3056 cabezas representado así: 31 por ciento en administración directa (935 animales) y el 69% en contratos de ganado en participación o depósito (2121 cabezas), el cual sigue disminuyendo considerablemente.

“En los últimos cuatro (4) años ha disminuido en 7034 cabezas (996 en el 2011; 2102 en 2012; 2573 en 2013 y 1363 en el 2014), es decir, que entre el inicio del año 2011 y el cierre de 2014 el inventario de semovientes se redujo el 69,72%, al pasar de 10.090 cabezas a 3056; la mayor disminución se sigue presentando en los ganados en participación donde se pasó de tener al inicio de 2011, 9348 semovientes a 2121 al cierre de 2014”, expresa el documento conocido en exclusiva por DIARIO DEL HUILA.

Cifras positivas pero negativas

Además de esta situación, el año pasado se dio el caso de la desaparición de 27 animales en dos terrenos, 15 cabezas en el predio Tierra Grata y 12 en la hacienda La Pradera (donde están las oficinas administrativas del FGH). Estos semovientes equivalen a $58’172.000 que afectaron el resultado económico de la vigencia anterior. A la fecha no hay denuncias por estos faltantes.

Según el informe de gestión del gerente del Fondo, Carlos Fernando Pérez Cerquera, hubo una utilidad de $7’320.000 (menor que la de 2013) y las razas fueron campeonas o finalistas en ferias y exposiciones en el Huila y otros departamentos.

“De no ser por los ahorros y disminución en gastos, la situación sería más crítica. Durante este año, la situación financiera fue muy difícil puesto que no contamos con ninguna unidad de negocio que sea rentable y le genere un flujo de efectivo constante para mantenerse, se presentaron algunos proyectos pero no pudieron ser ejecutados”, expresa en la información financiera dada a conocer a la asamblea.

Pero un examen más detallado del estado de resultados, comparando los años 2013 y 2014, muestra que esas ganancias no se dieron por la actividad misional del FGH, sino por otros factores. El resultado operacional, es decir la dinámica diaria de la empresa, arrojó pérdidas por $633’599.000 y fueron superiores a las de hace dos años cuando totalizaron $499’549.000.

Entonces, ¿de dónde salen las utilidades de la compañía? De los ingresos no operacionales, o sea de las actividades que no están relacionadas con el día a día del Fondo: los rendimientos financieros (intereses, $92’684.000), dividendos y participaciones (en Ceagrodex, Vecol y Fogansa, $115’210.000), la venta de la Planta de Sales en el norte de Neiva ($211’644.000) y los ingresos de ejercicios anteriores, que para este caso fue la venta de la anterior sede de la empresa ubicada en el barrio Altico por $518’635.000.

Venta de activos fijos

En conclusión, las utilidades que tuvo la compañía en 2014 se debieron a la venta de dos grandes activos: la Planta de Sales, ubicada en el norte de Neiva, y la anterior sede administrativa del Fondo Ganadero del Huila, en el barrio Altico, a cuya inauguración asistieron (hace por lo menos tres lustros), entre otros, el entonces ministro de Agricultura, Rodrigo Villalba Mosquera, y el presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), Jorge  Visbal Martelo.

Vale la pena recordar que a la empresa le quedan en la actualidad tres grandes activos fijos: la hacienda La Pradera con un avalúo de $10.250,9 millones; la hacienda Mi Terruño, avaluada en $4736,6 millones; y la hacienda La Porcelana, calculada en $1999,9 millones.

De estas tres fincas, La Pradera es la única que contribuye 100% a la actividad operacional del Fondo. Actualmente hay 653 semovientes y se están cultivando 100 hectáreas de arroz como nueva alternativa para la generación de ingresos.

La hacienda La Porcelana actualmente es un bien improductivo en donde no se desarrollan actividades pecuarias por problemas de orden público. Su ubicación es Puerto Rico (Caquetá) y está siendo invadida.

Por último está Mi Terruño, en Fusagasugá (Cundinamarca), que cuenta con un inventario de 32 semovientes. Una parte del terreno fue invadida. En este caso se radicó una denuncia penal desde el año 2011.

Utilidad sobreestimada

En su última intervención en una Asamblea del Fondo, el revisor fiscal dictaminó que el resultado del ejercicio (utilidad) por un poco más de siete millones de pesos, “está sobreestimado, por la no aplicación por parte de la administración (gerencia) de una de las normas o principios básicos de contabilidad… la prudencia, ya que se subestimó la provisión de cartera. Igualmente, puede afectar en forma posterior los resultados de la empresa, el deterioro o pérdida en la venta del resto de bienes muebles y equipos que quedan del punto de venta de carnes, con un valor aproximado a los $92 millones”.

Carlos Farfán se estaba refiriendo a la cartera del FGH que asciende a $1412 millones y donde el 63,6 por ciento ($898 millones) no es de fácil recuperación ya que en su mayoría presenta vencimiento superior a los tres años. “La efectividad del recaudo es casi nula, sin embargo, su provisión no se ha actualizado de acuerdo a la realidad y principios contables”.

Pero el gerente de la empresa propuso que no se provisionara el 100% de esas deudas difíciles de recuperar, sino el 52 por ciento. En una primera reunión de junta directiva hubo un empate: dos de acuerdo y dos en desacuerdo.

Luego hubo otra reunión de directivos, en donde el control lo tienen el señor Adalberto Ortega y su familia, que decidieron que este año se haga ese aprovisionamiento de la cartera del Fondo Ganadero, pero que en 2014 se siguiera la recomendación del gerente Carlos Fernando Pérez.

La cartera del FGH está dividida en corriente (al día) con $188’716.810; entre 91-180 días que asciende a 119’961.327 pesos; entre 181-360 días con $205’249.320; y la que es mayor a 361 días (de difícil cobro) por 898’091.678 pesos que debería haberse aprovisionado toda (castigado) porque son dineros que lo más probable es que no se recuperen.

Crítica situación

Ganaderos consultados por DIARIO DEL HUILA expresaron su preocupación por la crítica situación del Fondo Ganadero del Huila, una empresa que a finales de los años 90 era un símbolo de la pujanza y la fuerza del sector en la región.

Algunos recuerdan las asambleas en donde se anunciaba la distribución de utilidades entre los accionistas, a las que asistían los gobernadores de turno y altos funcionarios del Gobierno Nacional.

Sin embargo, esta empresa que la componen 8380 accionistas, divididos en clase A (públicos, 23,56%) y B (particulares, 76,44%), que totaliza 64’269.868 acciones está siendo manejada por una sola familia que es la que controla la junta directiva y, en últimas, su rumbo.

A pesar que el Ministerio de Agricultura tiene 9 millones de acciones (14,42%), el Infihuila con 3 millones de acciones (4,72%) y el Departamento con 2’228.295 acciones (3,47%), muchas veces no asisten a las asambleas.

Por el lado de los particulares, quienes más tienen participación son la Universidad de La Sabana  con 1’800.000 acciones, Corhuila (3’900.000 acciones) y el Comité de Ganaderos del Huila con unas 2’400.000 acciones. Unidos podrían “pelear” por más participación en la junta directiva del FGH.

Sin embargo, no es así. La junta directiva anterior era dominada por Adalberto Ortega, tanto los principales como los suplentes. El presidente era Ortega y lo acompañaban Víctor Armenta y Juan Carlos Roldán, todos “impuestos” por el accionista mayoritario.

En la Asamblea del viernes pasado hubo dos elecciones, la de los directivos y la de revisor fiscal. Por la clase A quedaron Samuel Zambrano (Departamento del Huila) y Diana Ximena Herrera (Ministerio de Agricultura).

Los de la clase B son Adalberto Ortega, Víctor Armenta, Juan Carlos Roldán y el Comité de Ganaderos ganó un escaño con su directivo Yesid Gaitán.

Adalberto Ortega, su esposa y sus tres hijos suman unas 14 millones de acciones (21,8%). Según se conoció, en la Asamblea lograron cambiar al revisor fiscal César Farfán, un propósito que tenían hace rato por sus críticas permanentes a la gestión y decisiones tomadas en la empresa; y en las próximas semanas se dará otro viraje: saldrá Carlos Fernando Pérez Cerquera de la gerencia del FGH para ser reemplazado por Guillermo Ramírez, una “ficha” de los accionistas mayoritarios.

 

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El Fondo Ganadero del Huila empezó labores en 1955. En 2015 cumple 60 años

 

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Adalberto Ortega, accionista mayoritario del FGH

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Carlos Pérez Cerquera, gerente del FGH