miércoles, 10 de septiembre de 2025
Economía/ Creado el: 2014-03-10 08:22

El ‘sospechoso juego’ de la Licorera de Caldas

Diario del Huila encontró varios detalles curiosos – que pueden ser anormales – de lo que ha sido la participación de los caldenses en la puja por el negocio del aguardiente Doble Anís.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 10 de 2014

La Industria Licorera de Caldas (ILC), la segunda licorera oficial del país, con una producción cercana a los 22 millones de unidades de aguardiente y ron vendidas en el año 2013, se ha convertido en el participante más insólito e impredecible de los que compiten por el negocio del aguardiente Doble Anís para los próximos cuatro años en el Huila.
 
Y han surgido a su alrededor varios interrogantes que dejan, por lo menos, serias inquietudes en cuanto a la nitidez y formalidad de su oferta.
La Industria Licorera de Caldas (ILC) que, teóricamente, no necesitaría ningún socio extra para pujar por este negocio, del cual tiene larga experiencia dada la presencia del Ron Viejo de Caldas entre los consumidores opitas, resultó participando en una Unión Temporal, denominada San Agustín, en la que – pese a que es quien pone la cara y todo el soporte de producción y experiencia – apenas tiene el uno por ciento (1%) de esa sociedad. Y ello no es lo único que genera dudas. Su socia es una empresa dedicada enteramente a la construcción, con un recorrido de más de 20 años en el país, Furel S.A., lo que llevó a que fuesen descalificados – por ahora – en la evaluación que ha hecho la Secretaría de Hacienda de la Gobernación del Huila.
 
Pero más allá de la conformación de esta curiosa sociedad, al parecer innecesaria considerando que se trata del segundo jugador más grande del mercado licorero nacional, durante el proceso licitatorio, que debe terminar este martes en Neiva, la ILC con su Unión Temporal ha incurrido en serias falencias, la principal de ellas que no presentó la garantía bancaria o póliza de seriedad para la oferta que hizo de utilidad para el Huila.
 
Y si bien la Gobernación anunció que, también, por esta razón quedarían inhabilitados, existe la posibilidad de que a última hora alleguen esa garantía o la póliza y subsanen el error, expectativa que dejó abierta públicamente el principal asesor de la licitación, Francisco García Lara, a nombre de la firma Zarama y Asociados. Dijo en su momento García Lara que el ítem de la póliza, en el que quedaron en líos tanto la Unión Temporal de la ILC como la oferta de la Licorera de Cundinamarca, podría ser subsanado, pese a que existen pronunciamientos del Consejo de Estado que señalan que ese es un requisito fundamental y, por lo tanto, no se puede permitir su corrección después de haber hecho la oferta.
 
Lo cierto es que tales elementos dentro de la oferta y participación de la ILC generan, a su vez, otros cuestionamientos y consecuencias que permiten avizorar que, de llegar a ganar la licitación, pondrían en serios aprietos al gobernador Carlos Mauricio Iriarte, al secretario de Hacienda Luis Eduardo Serrano, al jefe de contratación Camilo Guzmán y al equipo evaluador.
 
¿Quién produce entonces?
 
Lo que resulta muy curioso de este asunto, es que si se asume que la Unión Temporal es para dividir esfuerzos, Caldas no tendría cómo producir el aguardiente ya que solo tiene el uno por ciento (1%) de la Unión Temporal. Y si yo solo aporto esa mínima parte, se asume que solo eso tengo para entregar; en ese caso tendría que ser Furel la encargada de producir el aguardiente, pero ésta se dedica es a la construcción (obra civil) y, por lo tanto, no tiene planta de producción de licores ni sabe cómo es que se comercializa y distribuye el aguardiente.
 
Lo lógico, visto el tema por varios analistas que consultó DIARIO DEL HUILA, es que si yo me asocio para un negocio, ofrezco lo que tengo como capacidad - proporcional a lo que se vaya a hacer  - de manera que sea justa la carga. Pero si solo tengo la mínima parte de la sociedad, esa mínima porción es la que daré. Y en este caso cualquiera supondría que debería ser Caldas, y no Furel, la firma con el grueso de la Unión Temporal.
 
Queda claro en este caso que Furel, como era obvio, no acreditó la experiencia general, pues en el certificado de Constitución y Gerencia de la Cámara de Comercio, no acredita que su objeto social sea “Producir, comercializar, distribuir y vender licores”.
 
Y también, en esa misma línea, la llamada Unión Temporal San Agustín, que tiene a Furel con el 99% de la sociedad, no tiene capacidad para producir directamente el Doble Anís, pues no ha acreditado que posea maquinaria y equipo para ello. A juicio de los expertos, la producción en una Unión Temporal demanda aproximadamente el 80% de la participación, como lo hizo la Empresa de Licores de Cundinamarca con su socio Escobar y Martínez.
 
 
Es negocio integral
 
Caldas se presentó con Furel S.A., pese a que esta firma nada ha tenido que ver con el negocio de licores en el país; sus actividades son del sector de la construcción en general. Y como se les informó que serían inhabilitados por esa falta de experiencia del socio (que tiene el 99% de esa Unión Temporal San Agustín), alegaron que ellos iban a subcontratar la distribución del aguardiente con otra firma, Comoriente S.A., y que ésta última sí tenía todo el recorrido exigido. Y para ello presentaron certificaciones de la misma Licorera de Caldas a favor de Comoriente.
 
El lío aquí es que tampoco es posible que subsanen esa falencia de esta manera, puesto que la licitación permite la Unión Temporal es justamente para que los dos socios aporten, cada uno, su respectiva experiencia y capacidad. Y no que se unan para buscar, luego, a un tercero que les cumpla los requisitos.
 
Para ser más precisos en este galimatías: Caldas aporta la capacidad de producir en sus plantas el licor y, según los requisitos, Furel debería aportar la experiencia y capacidad de distribuir. Pero como Furel no sabe de licores sino de construcción, ahora alegan que sería Comoriente el distribuidor. Solo que esta firma, de Cúcuta, no hace parte de la Unión Temporal sino que sería subcontrada y ello no es admisible, por lo menos en teoría y siendo estrictos en la aplicación de las condiciones de la licitación.
 
Sobre esto, el Consejo de Estado ha dicho – en un concepto acogido por los mismos procesos de licitación anteriores de los años 2007, 2010 y 2011 de los gobernadores Rodrigo Villalba, Luis Jorge Sánchez y Cielo González, que “el monopolio comprende el conjunto de actividades productivas cuyo objeto inmediato no es únicamente la transformación de la materia (producción), sino también la distribución y comercialización del producto industrial, introducción y venta.
 
No se trata de tres monopolios diferentes, sino que el único existente comprende las tres fases o etapas: producción, distribución o comercialización (cuando se trate de actividades realizadas directamente por el ente territorial o por terceros a su nombre y previa celebración de un contrato) o la introducción y venta en la jurisdicción de otro Departamento o fabricados en el exterior e importados al país.
 
La introducción y venta de licores destilados de producción nacional, hacen parte del monopolio establecido a favor de las entidades territoriales… ella se refiere a la introducción y venta en la jurisdicción de un ente territorial, bien de los productos elaborados y vendidos en la jurisdicción de otro Departamento, o bien fabricados en el exterior, e importados para ser distribuidos en la jurisdicción del ente territorial.”
 
Lo que no se entiende es porqué, si los procesos licitatorios anteriores incluyeron este concepto, el actual no lo hizo, pues lo que siempre debe entenderse es que el monopolio de los licores es integral en la producción, distribución, comercialización y venta. Ello significa, en palabras comunes, que quien tenga el negocio a su cargo debe hacerlo en todas estas fases, y no parcialmente.
 
Sí había, pero dijeron que no
 
Un aspecto en el que Caldas también se enreda, y de paso la Fábrica de Licores de Antioquia, es que según los conceptos emitidos por la Gobernación del Huila durante el actual proceso licitatorio, ninguna licorera oficial de Colombia tenía experiencia en distribución o podía encargarse de esa parte del negocio. Por ello la Gobernación – con sus asesores de Zarama y Asociados - insistió en la existencia de una cláusula mediante la cual se permite la subcontratación del distribuidor, señalando que así era que las licoreras oficiales podrían participar en la licitación. Sin embargo, lo que aparece ahora es que tres de los cuatro proponentes – La FLA, Caldas y Licorsa – se presentaron ofreciendo manejar tanto la producción como la distribución.
 
Es decir que no era cierto que las licoreras oficiales no pudiesen ofrecer la distribución y curiosamente la única que se presentó subcontratando la distribución fue la Licorera de Caldas, cuestionada antes y durante la licitación por los nexos que ha tenido la firma asesora Zarama y Asociados con empresas vinculadas directamente con los caldenses.
 
Zarama ha asesorado en diversos aspectos al dueño del negocio del Ron Viejo de Caldas en el Huila, Raúl Gómez Cruz, y así lo ha reconocido esa firma, incluso llevando a notaría esa relación para no incurrir en un conflicto de intereses.
 
Además, se detecta que Caldas incluso plantea una propuesta más curiosa: participa con una Unión Temporal en la que solo tiene el 1%, su socio no tiene nada que ver con licores y, a su vez, presenta a un tercero, un subcontratista – la firma Comoriente S.A., para distribuir el aguardiente.
 
¿Competencia desigual?
 
Pero el aspecto que quizá más debería considerarse a fondo es que, de ganar el negocio la Licorera de Caldas, el Huila se vería abocado a una competencia desigual con el Ron Viejo de Caldas, puesto que en los pliegos no se estableció la prohibición de que quien gane la licitación tenga prohibido vender su propio licor en el Huila. Esa prohibición sí estaba prevista en los procesos que abrieron en su momento los gobernadores Villalba, Sánchez y González, pero en el actual lo permiten.
 
Así lo señalaban claramente los pliegos de los tres gobiernos pasados: “Dedicación exclusiva: El proponente deberá manifestar en su propuesta que no posee producción y/o distribución y/o comercialización y/o venta de bebidas alcohólicas propias o de terceros, diferentes de la marca Aguardiente Doble Anís, dentro del Departamento del Huila, de manera directa, o indirecta, o por intermedio de terceros… el proponente se obliga a no celebrar, durante la vigencia de la concesión, contrato alguno que tenga por objeto la misma actividad de la concesión, dentro del Departamento del Huila”.
 
¿Conflicto de intereses vigente?
 
Aunque una y otra vez ,tanto la Gobernación del Huila – su Secretaría de Hacienda – como la misma asesora Zarama y Asociados, afirmaron que no había ni hay ningún conflicto de intereses por los antecedentes de asesoría al dueño del negocio de Ron Viejo de Caldas, la duda aumenta después de revisar  uno a uno todos los anteriores aspectos de la extraña propuesta de los caldenses.  Incluso el mismo dueño de la compañía, Fernando Zarama, estuvo presente en una audiencia de la actual licitación y dejó en claro que el proceso era para escoger a una licorera oficial y descalificó al proponte regional privado, Licorsa.
 
Esta presunta irregularidad ya es indagada tanto por la Fiscalía como por la Procuraduría (ver anexos).
 
Sin póliza de seriedad
 
Aunque la misma Licorera de Caldas – en su Unión Temporal con Furel – le dijo al Departamento del Huila que no le había sido posible obtener la póliza de seriedad de la oferta, luego de tocar las puertas de numerosas aseguradores. Sin embargo, podría ocurrir que sí la presente a última hora, antes de la adjudicación del negocio que está previsto para este martes 11 de marzo y quede habilitada con serias posibilidades de ganar. Ello considerando la opinión del asesor externo del proceso, Francisco García Lara, a nombre de Zarama y Asociados, quienes han  dirigido en todos sus aspectos la licitación.
 
En resumen, si a Caldas y Furel les aceptan una póliza de última hora y les permiten trabajar con un distribuidor subcontratado, a pesar de todos los detalles extraños que han rodeado su participación en esta licitación, podrían ser los ganadores. La contratación oficial es un mundo extraño para los mortales y el derecho se puede interpretar – o acomodar -  a quien mejor convenga. Amanecerá este martes y veremos que pasa. Ojalá esta licitación no sea un trago amargo para el Huila, como sucedió en el Caquetá.
 
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Las incógnitas
 
La segunda licorera del país arma una sociedad temporal y acepta tener solo el 1% de un negocio en el que su aliado no sabe nada de licores.
 
Sigue en duda posible conflicto de intereses de los asesores de la licitación, Zarama y Asociados, por sus nexos con firmas relacionadas directamente con el Ron Viejo.
 
La licitación contraviene concepto del Consejo de Estado, que señala con precisión que este es un negocio integral.
 
De ganar, la Licorera de Caldas podría producir y vender Doble Anís y, a su vez, vender su propio Ron Viejo.
 
A última hora, los caldenses podrían ser habilitados pese a que ellos mismos reconocieron que ninguna aseguradora les quiso vender la póliza de seriedad.