Cosecha cacaotera en peligro por fuerte verano
Las flores se caen o el pepino se seca antes de empezar a crecer. Los turnos para riego -usando la poca agua que llega- no alcanzan para sostener los cultivos de cacao y hay pocas mazorcas en los árboles.
“La cosecha se ha ido al suelo”, dice doña Aurora Andrade en su finca de la vereda Vega del Oriente del municipio de Campoalegre, norte del Huila. Ella y su esposo Antonio Losada cultivan cacao en unas tierras casi planas que no han visto llover desde hace ya ocho meses y el agua que tenían en su reservorio particular, en una de los límites de sus terrenos, ya se les acabó para el riego. No es diferente en veredas como Piravante, Otás, Potosí o Palmar bajo.
Los árboles que están en las orillas de la parcela El Triunfo -así la nombraron paradójicamente- y que alcanzan un poco del agua que reciben por turnos cada seis días alcanzan a tener algunas mazorcas medianas pero al interior el panorama es diferente. Los árboles tienen los troncos sin fruto y sin flores porque éstas también se caen por falta del líquido vital. De acuerdo con sus cuentas, la cosecha fuerte se esperaba para el próximo mes de diciembre pero en esas condiciones no siente algo distinto a la incertidumbre.
De acuerdo con Orlando Escobar, representante legal de la Red de Asociaciones Productores de Cacao del Huila -Aprocahuila-, este no es el único caso y que el llamado central es a la atención a los efectos del cambio climático para que el sector esté preparado para este tipo de situaciones. La construcción de aljibes e incentivar los sombríos son algunas de las propuestas que como agricultores ponen sobre la mesa para que sean tenidas en cuenta por el Gobierno Departamental para proyectos que se planteen de manera urgente.
La situación es preocupante debido a que en junio, época de una recolección mediana, también fue poco el cacao que pudo venderse aun cuando los precios a nivel internacional y local han sido muy favorables con un promedio por encima de 6500 pesos el kilogramo. En el municipio de Rivera las condiciones son muy similares en la vereda El Viso. Los productores encienden las alarmas.
Doña Aurora, de ojos verdes y manos laboriosas, dice que si fuera por ella regresaría a su pueblo natal San Vicente del Caguán donde hay más humedad. “Debemos rotar cada seis días por agua para tenerla dos horitas, recomiendan aljibe pero no hay plata para construirlo y le da a una tristeza y desilusión al ver los palitos así”, expresa bajo el sol que justo en esta visita no ha sido tan inclemente. No puede hacer otra cosa que esperar. En su pequeño secadero hay algunos granos regados, el cultivo de cholupa cercano también exhibe las huellas del verano y sus dueños lo abandonaron por la misma razón.
