“En la Mesa de Sostenibilidad de la Caficultura algunos quieren acabar con la Federación”
Fernando Castro Polanía, representante de los caficultores huilenses en los comités Nacional y Directivo de la Federación Nacional de Cafeteros, también tiene asiento en la Mesa de la Sostenibilidad de la Caficultura en Colombia, conformada el año pasado por el presidente Santos. Denuncia que hay intereses para debilitar la institucionalidad y acabarla.

¿Cómo se dio su ingreso a la Mesa de la Sostenibilidad de la Caficultura Colombiana?
Yo voy a completar cuatro años en el Comité Nacional y Comité Directivo de Cafeteros. Concretamente como participante de esta mesa, que fue, como usted dice, una misión de notables que nombró el presidente Juan Manuel Santos para que se llevara a una instancia denominada Mesa de la Sostenibilidad de la Caficultura en Colombia para, después de algunos estudios, algunos análisis, se analizaran ciertas recomendaciones al Gobierno Nacional sobre cómo debe ser el manejo de la caficultura en los próximos 25 años para garantizar una sostenibilidad dentro del sector en el país.
Esta mesa la creó el presidente de la República en Chinchiná y está liderada por Juan José Echavarría Soto, excodirector del Banco de la República.
Hay un representante de los caficultores agremiados a la institucionalidad cafetera. Esto se sometió a debate y votación en el seno del Comité Directivo. Honrosamente yo salí elegido por el Comité Directivo para representarlos. Posteriormente el presidente Santos me nombró en el Palacio de San Carlos, en una reunión que tuvo el Comité Directivo con el presidente de la República.
¿Cómo era el esquema de trabajo de la Mesa?
El esquema que se propuso fue interesante. Se constituyeron 16 mesas de trabajo, cada una dedicada a un punto con relación a la producción, beneficio, comercialización del café y estaba compuesta por personas expertas en cada una de las materias.
Supuestamente se analizaban los trabajos de las 16 mesas y se debatían en la Mesa de Sostenibilidad, que está integrada por siete personas. De ahí se sacaban las conclusiones.
¿Qué ha pasado durante este año en donde algunos de sus integrantes han sugerido un debilitamiento de la Federación Nacional de Cafeteros?
Desafortunadamente las cosas no se han dado. Hay que decir la verdad a la opinión pública y sobre todo a los caficultores, las cosas no se han dado como se planearon y toda la discusión este año ha girado alrededor de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, de continuar tal cual como está o si se le quitan algunas funciones.
¿Cuáles han sido los temas que buscan debilitar la institucionalidad?
Han discutido temas como que si la Federación debe ser reguladora, o no, del café que sale de los puertos. Esta es una de las funciones más importantes puesto que el gremio es el que garantiza que cada grano de café que es exportado del país cumple unos estándares de calidad para el mundo del café.
Si el Fondo Nacional del Café debe continuar. Es decir, que si los cinco altos funcionarios del Gobierno Nacional deben, o no, seguirse sentando con el gremio cafetero, con el Comité Directivo periódicamente.
Si la Federación debe seguir administrando los recursos del Fondo Nacional del Café o no. Si debe seguir comercializando grano o no.
¿Hay algunos grandes comercializadores o exportadores detrás de esta estrategia?
Realmente lo que se ha sentido es que hay unos intereses muy fundamentados de algún grupo de exportadores y comercializadores de café que están detrás de esto para debilitar a la Federación y prácticamente acabarla. En estos momentos Fedecafé es una piedra en el zapato para los exportadores de café en el país, aunque a nadie se le impide que exporte café siempre y cuando el grano que lleven al exterior cumpla ciertos estándares de calidad.
En las actas de las reuniones se someten a votación estos puntos que acabo de mencionar y siempre acaban seis votos en contra de la Federación Nacional de Cafeteros y uno defendiendo la institucionalidad.
¿Quiénes integran esta Mesa de la Sostenibilidad de la Caficultura?
La integran Juan José Echavarría, ex codirector del Banco de la República, como coordinador; Cristian Samper; Oswaldo Acevedo, empresario del sector con el Café de la Mesa de los Santos; Marco Palacio, ex rector de la Universidad Nacional de Colombia; el economista Eduardo Lora; Teódulo Guzmán, de Dignidad Cafetera; y yo.
¿Cómo se debaten estas consideraciones que, según usted, son lesivas para el gremio?
Por ejemplo, se pone a consideración si la Federación debe seguir regulando la salida del café para garantizar unos estándares de calidad ante el mundo o no, y son seis votos en contra porque ellos dicen que de Colombia se debería exportar cualquier tipo o mezcla de café, no importa si es o no pasilla o grano mezclado, robusta o arábigo.
Esto lógicamente va en contra de un trabajo que ha hecho el gremio en más de ocho décadas, una inversión que se ha hecho lleva a conseguir un mercado mundial que es exitoso, que es nuestra esperanza, una de las grandes fortalezas que tenemos en este mundo de apertura económica y que nos está favoreciendo en estos momentos. Se echaría por el piso un trabajo inmenso que ha hecho la Federación Nacional de Cafeteros en las denominaciones de origen que empezaron en Nariño, Cauca y Huila, ahora Santander y en un futuro la Sierra Nevada de Santa Marta.
Tengo entendido que también se ha analizado uno de los bienes públicos más apreciados por los caficultores, que es la garantía de compra, ¿también están en contra de esto?
Se habla también que la institucionalidad cafetera debe continuar con la garantía de compra, que es uno de los bienes públicos de los productores en todo el territorio nacional. Esto significa que el caficultor tiene la garantía que habrá un precio base sobre el que se le va a comprar su carga de café en las cooperativas del sector, de domingo a domingo, en o cerca al sitio donde se produce y se le pagará en el momento de la compra del grano.
Lo que se ha planteado en la Mesa es que la garantía de compra no la debe hacer la Federación puesto que sería una competencia desleal con los otros comerciantes puesto que se usan dineros del Fondo Nacional del Café para la garantía de compra. Yo no estoy de acuerdo con esta postura porque es la única manera de estabilizar el precio y de garantizar al caficultor que no se le va a comprar a menor precio. En el momento que se acabe la garantía de compra el caficultor quedaría a merced de los intermediarios como sucede actualmente con los otros productos agrícolas como las frutas, el cacao y los cereales.
¿Cómo votó usted esta proposición de acabar la garantía de compra?
Cuando este tema se llevó a votación hubo seis a favor y el mío fue en contra. Ellos hablan siempre que es una competencia desleal y que la Federación de Cafeteros tiene el monopolio del café. Eso no es cierto porque la institucionalidad solo comercializa el 25% de la cosecha, el 75% lo comercializan los exportadores privados. Además, nunca está detrás de un cliente de un exportador privado para quitárselo o decirle que no contrate con él. Nunca ha impedido la exportación de café a ningún comercializador. Por el contrario, gracias a un convenio con Proexport se capacita a cualquier persona para que pueda llevar café al exterior. Esa es la tónica del gremio.
Este organismo coyuntural entregará recomendaciones al Gobierno Nacional, a la Federación Nacional de Cafeteros y a otras entidades, ¿qué tan vinculantes serán estas sugerencias?
Lo que debe haber al final es un documento donde van unas recomendaciones. Algunas se hacen al Gobierno Nacional, otras que las debe analizar el Congreso de la República y otras más al gremio para que las considere en el Congreso Nacional Cafetero. En la Mesa hay consideraciones como la siguiente: algunos de los expertos que están con nosotros en este organismo consideran que no debe haber Comité Nacional de Cafeteros. Es decir que los cinco altos funcionarios del Gobierno Nacional, entre los que hay varios ministros, no deben reunirse con nosotros a tomar decisiones sobre la caficultura del país.
¿Por qué están en contra que altos funcionarios del Gobierno Nacional se sienten con los líderes del gremio a establecer la política cafetera del país?
Lo que yo pienso es que ese modelo debería replicarse en todos los gremios que administran fondos parafiscales y no acabarlo como están sugiriendo algunos en la Mesa de Sostenibilidad de la Caficultura. Ellos quieren que solo esté presente el ministro de Agricultura y que las demás decisiones se hagan a través del Consejo Superior de Política Fiscal (Confis).
Nosotros tenemos la garantía de que el Gobierno Nacional está sentado en el Comité Nacional decidiendo qué se hace con los recursos del Fondo Nacional del Café, que son recursos públicos y que de eso depende la caficultura en Colombia o el desarrollo de las políticas.
Las políticas de desarrollo cafetero, ¿quién las hace? El Comité Directivo; los recursos ¿quién los dirige? El Comité Nacional en donde tiene asiento el Gobierno Nacional. La última palabra la tiene el Gobierno Nacional ya que los estatutos son muy claros en el sentido que si no hay entendimiento en el destino de los recursos, que se hace por votación, el ministro de Hacienda tiene la potestad de alcanzar los votos necesarios e ilimitados para generar un empate en cualquier momento. El desempate lo hace el presidente de la República. Es decir que el gobierno siempre tiene el control de los recursos.
¿Piensa usted que eso sería retroceder en materia deliberativa con el Gobierno Nacional?
El planteamiento que yo hago dentro de la Mesa es que por qué nosotros tenemos que retroceder si somos un gremio que está fortalecido sentándose con el Gobierno Nacional a decidir el futuro del sector. Más bien los demás gremios que administran fondos parafiscales deberían tener un sistema similar al nuestro. Esa es la manera de generar políticas.
¿También han considerado que la Federación no maneje el Fondo Nacional del Café?
Algunos integrantes de la Mesa también proponen que la Federación no maneje los recursos del Fondo Nacional del Café. Para que esta iniciativa prospere tiene que pasar por el Congreso de la República y tendría que aplicarse a todos los fondos parafiscales del país. Otras sugerencias de la Mesa serán resorte del Ejecutivo y otras más serán para el gremio que las adoptará, o no, en el Congreso Nacional Cafetero, que es la máxima instancia de la caficultura.
Este año demostramos, una vez más, la legitimidad que tiene el Congreso Cafetero y el gremio en términos generales. Lo más importante fue la transparencia que se demostró.
¿Cuál es su lectura de las pasadas elecciones cafeteras?
Las personas que forman parte del movimiento Dignidad Cafetera tenían muchas dudas con respecto a la transparencia y el manejo que se le daría a las elecciones del gremio. Algunos, incluso, pienso que no se presentaron porque consideraban que no tenían garantías. Fue una transparencia total, estas elecciones son ejemplo para el mundo entero.
Son más legítimas las elecciones cafeteras que la elección del presidente Obama, en Estados Unidos. A él lo escogió solo el 57% de la población apta para votar. A los caficultores de las pasadas elecciones los escogió el 65,6% de participación.
Principales logros como dirigente cafetero
¿Cuáles son sus principales logros como representante de los productores huilenses en los comités Nacional y Directivo de la Federación?
Cuando yo llegué hace cuatro años al Comité Nacional y Directivo de Cafeteros quise proyectar el futuro de la caficultura, del gremio en el Huila. Llegue con la claridad de luchar por el cambio generacional ya que está en riesgo en estos momentos y la investigación en genoma del café y las variedades regionales para el departamento.
Empezamos a trabajar con Henry Lizcano, del Sena Yamboró, y generamos la idea de la Escuela Nacional de Cafés Especiales. Hicimos ese sueño realidad.
¿Es un hecho la Escuela Nacional de Cafés Especiales?
La Escuela Nacional de Cafés Especiales queda en Yamboró. Es la sede principal en Colombia. Hay otros satélites que se van a construir en Risaralda y Santander, pero la principal queda en Pitalito. Ya se está construyendo. La gente debe ir a verla, es una inversión de más de 2500 millones de pesos.
¿Y sobre la investigación de las variedades regionales?
Lo otro que me inquietaba era la investigación porque hacer una agricultura de precisión, climáticamente inteligente, gira alrededor de una razón que está relacionada con las variedades regionales. Éstas tienen que ser adaptables al clima de la región, a la geografía y que garanticen resistencia al cambio climático, producción y productividad.
Cuando llegué al Comité Nacional me encontré con que en la Finca Caripagua, de San Agustín, había un proyecto de turismo con cabañas y hotel. Consideré que debía dejarse como una granja de investigación y ya, este año, después de visitas a Cenicafé y reuniones en la Federación logramos que esta finca sea una parcela de investigación. De regalías hay unos buenos recursos y ya están las primeras variedades regionales sembrándose ahí. En el futuro será un centro de aprendizaje para catadores.
Con estas dos cosas me voy muy satisfecho de esta gestión porque así se está asegurando el futuro de nuestra caficultura.