viernes, 12 de septiembre de 2025
Deportes/ Creado el: 2014-09-23 09:55

Menos violencia, más fútbol: Los chicos del Galán

Enseñar los valores del amor, la disciplina, el respeto y la riqueza de estudiar son los principales objetivos del Club Los Chicos del Galán, iniciativa desarrollada por la familia Cortés de este sector del sur de la ciudad y que con el fútbol buscan un mejor futuro para las nuevas generaciones.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | septiembre 23 de 2014

César llamó a todos los niños, iban a cambiar de ejercicio en el entrenamiento. Uno de ellos se le acercó, en una mano tenía el balón y en la otra un casquillo de bala 9 milímetros, el pequeño le entregó el artefacto que no se sabe cuándo escupió el proyectil.

La familia Cortés vive hace 14 años en el barrio José Antonio Galán del Sur, en este lugar existen problemas en la infancia, algunos niños han tomado el camino de las drogas, las pandillas y con esto el robo e incluso los asesinatos. En la casa de los Cortés siempre se habló de esta situación y de cómo ellos podrían intervenir en ella.

Nilce del Carmen es la madre cabeza de esta familia, sus dos hijos César y Camilo han entrenado distintos deportes. Desde este punto la mujer comenzó la gestión para crear una escuela de fútbol de campo y de salón, “en el barrio  hay una problemática grande en la infancia y es el de tomar caminos no muy buenos,  drogas, pandillas, robos y otras cosas hace que surja la necesidad y la intención de rescatar las nuevas generaciones que han venido creciendo”, dijo uno de los jóvenes.

Los chicos del Galán

En las noches se escuchaba a los niños del barrio Galán del sur jugar a los pistoleros, anunciarse a si fuera en ‘recocha’ asesinatos futuros.  Era el momento de hacer algo el fútbol era la oportunidad de intentar hacer un cambio en los pequeños.

Nilce Cortés junto a sus dos hijos iniciaron el proyecto deportivo Los Chicos del Galán, escuela de fútbol gratuita, cuya labor consistía en cambiar la concepción de vida de los niños a través del deporte más popular de todos. Hicieron la convocatoria, 30 niños entre los 13 y los 8 años estuvieron interesados en pertenecer al equipo.

Al principio al estilo de alguna película donde se enseña un deporte Los Chicos del Galán, no tenían idea alguna de jugar al fútbol, todos corrían en una misma dirección detrás del balón y lo peor de todo, muchas de las jugadas terminaban en pelea. Para César y Camilo los hijos de Nilce, quienes improvisaban de entrenadores, resultó una tarea difícil, el contexto le enseñó a los niños a resolver los problemas de esa manera.

Sumado a esto la cancha donde entrenan no está en las condiciones adecuadas  para que un niño juegue, está llena de piedras y varios sectores están llenos de maleza, además ni los niños, ni la escuela tienen la indumentaria deportiva para jugar.

Disciplina, estudio, respeto y amor

Luego de varios días de entrenamiento se dio la oportunidad de jugar un partido amistoso, pero en el cotejo se presentó un problema “el profesor del equipo rival se quejó porque los niños insultaron a los integrantes del otro equipo, les decían groserías”, contó uno de los entrenadores.

De inmediato los hermanos Cortés decidieron tomar cartas en el asunto “tomamos la medida de intervenir desde la escuela y hablamos con los papás para que hicieran el trabajo en el hogar”, los jóvenes se dieron cuenta que esta misión debería ser en conjunto con los padres y que se tenía ser más rígido con los niños.   

Se establecieron unas reglas básicas para la convivencia y permanencia dentro del equipo, los que no las cumplieran no estarían dentro del Club Los Chicos del Galán. “Primero les hablamos de la disciplina y el respeto, luego exigimos que deberían estudiar, el que no estuviera en el colegio no se recibiría en el entrenamiento; los integrantes del equipo aportarían en su hogar ayudado con los que quehaceres, algunos papás son vendedores ambulantes y los niños les colaboran, por último el amor por ellos mismos, por su vida, por el barrio y la ciudad, son los representantes del Galán cuando juegan un partido”, expresó César, el menor de los entrenadores.

La respuesta de la comunidad y de los chicos

La comunidad se muestra feliz y animada por el trabajo del Club Chicos del Galán, algunos le preguntan a los hermanos Cortés por qué no cobran por su trabajo “no lo hacemos por nosotros, es por los niños”, expresan los dos jóvenes.

Los padres creen que es necesario que en su barrio se den espacios como estos, donde además de practicar un deporte, se les inculcan valores a los infantes. Un papá colaboró con uniformes, quería que los niños empezaran a tener una identidad al ser vistos.

Los niños, por quienes Nilce y sus dos hijos César y Camilo trabajan, son los más contentos con la iniciativa, ellos ya no juegan en la calle a los pistoleros, quieren jugar fútbol, sonríen en la cancha, llegan temprano a la casa y no quieren estar en la calle.

César recuerda todos los días como aquel niño en un entrenamiento decidió entre la  bala y el balón, “es impresionante como una disciplina deportiva, logró comenzar a cambiar ese tipo de comportamientos” dice el joven mirando el casquillo que uno de sus jugadores le entregó.