Marcelo Bergese, la historia del argentino fuera de las canchas
Pocos conocen la historia del argentino que viene demostrado sus grandes condiciones futbolísticas en el Atlético Huila. Es un gran cobrador de tiros libres y un jugador que lucha cada pelota. Pero fuera de las canchas, tiene una vida común y corriente, un hombre que cuando no está en entrenamientos o concentración con los opitas, ama estar en su casa.

Marcelo Bergese sonrió como suele hacerlo cada día que llega a los entrenamientos del Atlético Huila. El encuentro fue en su apartamento y no en las canchas, el hablaría de su vida, de su familia, del hogar que tiene con las dos mujeres que le cambiaron la vida y que sin duda alguna lo han hecho feliz.
Nació en Córdoba –Argentina- hace 29 años. Esta es una de las ciudades más importantes del interior del país y la segunda más grande del territorio nacional. En un país amante al fútbol y donde sus habitantes consideran este deporte como una religión, un 30 de abril de 1985 Marcela y Adrián Bergese recibían en su hogar al que sería el futbolista de la casa, Marcelo Bergese.
Desde pequeño se consideró una persona hogareña, siempre tiene en su mente los mejores recuerdos de su infancia: rodeado por sus hermanos, por el River Plate (equipo del cual es hincha) y una pelota. “Yo siempre me divertía con mis hermanos, recuerdo que jugábamos mucho e hicimos muchas cosas siempre en lo sano porque así nos educaron mis padres, ellos querían que nosotros nos divirtiéramos dentro de lo normal, dentro de lo sano. Mis recuerdos me llevan a la edad de los 5 años, ahí empecé yo a jugar fútbol, los sábados y domingos no paraba, siempre fue esa pasión y esa alegría por jugar, mi inclinación hacia lo futbolístico se dio por ese amor que tuve desde chico por la pelota”, comentó Marcelo Bergese.
A diferencia de muchos futbolistas que solamente se quedan con los estudios de bachillerato, Marcelo quiso trascender en su educación y es por ello que repartió su vida entre el fútbol y la universidad. Muy cerca de su ciudad empezó a estudiar contaduría pública con el sueño de ser no solo un profesional en el deporte, sino también académicamente.
Entre el fútbol y la universidad
Pese a estar en la universidad, Marcelo rápidamente se decidía por el fútbol y aunque lograba sacar buenas notas, su pensamiento giraba alrededor de una pelota. Desde muy chico soñó con convertirse en un gran futbolista y poco a poco y con mucho esfuerzo ese sueño empezaba a hacerse realidad.
“Me gusta el estudio, la lectura, no era el mejor ni el número 1 en el colegio, pero siempre alcanzaba buenas notas. Como ya entrenaba desde pequeño, cuando llegue a la universidad se me empezaba a dificultar un poco el horario y yo sabía que el fútbol sería mi mejor aliado y del cual viviría”, dijo el jugador argentino.
Bergese considera que nunca ha tenido lujos, pero sí lo necesario para llevar una vida digna y sana. Sus padres siempre se esforzaron para tenerlo bien a él y a sus hermanos y muestra de ello es la educación y una vida formada con valores éticos y religiosos.
“Mis padres han trabajado mucho, se han sacrificado por nosotros y por darnos lo necesario y así tener una vida digna, mi papá en el Banco de Córdoba, así se llama el sitio donde labora, allí es un empelado más y mi madre trabaja en una cooperativa”, dice el argentino.
Una vida llena de valores
Agrega que una de las cosas que aprendió de sus padres fue la formación cristiana. “Soy muy creyente de Dios, soy católico y todos los días me pongo bajo el poder de Dios y pido por mi familia y por mi profesión, me siento afortunado de tener un hogar hermoso y eso lo agradezco”.
Es un hombre serio, respetuoso y responsable en su trabajo, le gusta escuchar el cuarteto, algo parecido al vallenato pero más movido, pero también le gusta el rock de su país sobre todo a Andrés Calamaro; aparte del fútbol le gusta pescar, pero también es amigable y eso se lo agradece al fútbol, el balompié le ha dado muchas amistades y recuerda con cariño sus compañeros en los clubes donde ha estado, pero también los de la infancia.
“Por el tema del fútbol generalmente quedan los amigos de la infancia o los que contigo han disfrutado del deporte, igual por los clubes donde ha jugado, soy una persona que se lleva muy bien con sus compañeros de equipo”, aseveró Bergese.
En el 2004, el sueño de jugar fútbol profesional se dio, vistiendo la camiseta de Racing de Córdoba en la B Nacional debutó, luego paso a Defensa y Justicia, Instituto de Córdoba, Gimnasia y Esgrima, Juventud Unida y en el 2014 sale por primera vez del fútbol argentino para defender los colores del Atlético Huila.
Su hogar, una felicidad eterna
Umma Bianca es su alegría y su bendición, recientemente cumplió 10 meses de nacida y Marcelo dice que sin ella no puede vivir. Junto a Romina formó su hogar y expresa que desde un principio se han entregado a Dios y por ello viven felices y tiene un lazo familiar muy fuerte, pero además se siente enamorado como hace 10 años cuando la conoció.
“La primera vez que vi a Romina fue hace 10 años. Quedé impactado al verla, ese fue el año en que debuté en Racing de Córdoba y yo estaba como en una pensión con varios compañeros del equipo y ella trabajaba en un supermercado que quedaba al frente de la pensión, fui allá y ahí fue donde nos conocimos”, dice Bergese.
Van 10 años de relación donde han tenido dificultades pero han sido más las alegrías al lado de la mujer que le cambio su forma de pensar y ser. “Estar al lado de una mujer como Romina es muy bonito, sobre todo porque 10 años después tenemos junto a nosotros el motor que nos da tanta alegría y que hizo que nos enamoráramos más. Lo más importante de mi vida es mi familia, aparte del tema futbolístico que es por la cual uno vive, siempre la familia va a ser un valor grande y Romina y Umma son lo más importante”.
El apoyo incondicional de Romina
Marcelo ha tenido momentos de dificultad en el fútbol, uno de ellos fue el año anterior en el Atlético Huila cuando comenzó de titular y con sus goles de tiro libre y buen fútbol empezaba a ganarse los aplausos de la afición opita, pero el cambio de técnico y la llegada de Fernando Castro le dio un giro total. Sufrió el no ser tenido en cuenta por el Pecoso y en algunos momentos pensaba dejarlo todo tirado e irse, pero allí apareció Romina, la mujer que le dio fuerzas para aguantar hasta volver a tener la oportunidad de mostrar sus condiciones y dotes futbolísticas.
“Esos pensamientos uno los tiene que tratar con tranquilidad, a ratos uno quiero dejarlo todo pero ese es el fútbol, da vueltas y hoy en día tengo la posibilidad de jugar y mostrar lo que tengo, le contaba a Romina y ella me daba mucha tranquilidad, me decía que aquí venimos con un propósito y que eran circunstancias no buenas pero que saldríamos de ellas”, comentó Marcelo Bergese.
Romina es su confidente y una de sus cómplices en el tema del fútbol, pero él sufre cuando no está al lado de ella y de Umma. “Ella sabe de fútbol y vive pendiente de mis temas, puedo conversar de fútbol porque le gusta, no es apasionada como otras mujeres argentinas pero si se le pregunta algo por el fútbol responde con claridad. Sufro cuando no estoy con ellas, cuando son las concentraciones o salimos de la ciudad no veo la hora de regresar para estar al lado de mis dos mujeres, Umma se robó todo mi corazón y no quisiera separarme de ella nunca”, termina diciendo el jugador argentino.
En el Facebook de Marcelo Bergese, este le dedicó unas palabras a su hija, el amor de su vida.
UMMA:
Yo siento que volví a nacer
Desde el momento en que te conocí, mi reina linda.
Desde que de ti me enamoré, toda mi vida te la entregué, desde ese día no me queda espacio para nadie, soy solo tuyo.
Menos mal que tuve suerte y pude conquistarte, sé que Dios te hizo para mí eso no lo dudo, porque de otra no hubiese podido enamorarme...