El tejo: Deporte autóctono colombiano
Cada fin de semana, en las canchas de la Villa Olímpica de Neiva, se reúne un grupo de personas a jugar turmequé, más conocido como el tejo; deporte que fue creado hace más de 500 años por los indígenas prehispánicos habitantes del altiplano cundiboyacense.

Es sábado en la tarde y mientras el sol empieza a caer, cuatro de las seis canchas de tejo que se encuentran ubicadas en la Villa Olímpica de Neiva están siendo utilizadas. Barro, rudeza, música, cerveza y sobre todo buenas amistades se viven a flor de piel en cada uno de los 18 metros que comprenden cada campo de juego.
Andrés Álvarez Sandoval es el animador y presentador del evento, empieza por presentar los equipos y cada uno de los integrantes de ellos, además de elogiar su deporte favorito. Él es un neivano de 49 años de edad, disfruta del tejo desde hace 20 años, argumenta que le gusta este deporte porque es del pueblo y no distingue clase social.
El estallido de la pólvora se confunde con la felicitación que por medio del alto parlante del lugar Andrés le da al que logro quemar la mecha. Su risa alegre y buena vibra con todos lo hacen uno de los máximos exponentes del tejo en el Huila.
Andrés fue durante 4 años consecutivos presidente de la Liga del Tejo del Huila, además de que antes de esto encabezó la dirección del Club Los Embajadores. Pero, como él dice, todos los ciclos se cumplen y hoy en día es el secretario de la Liga de Tejo del Huila.
Diversión Amigos y Tragos
El tejo fue promulgado como deporte nacional colombiano mediante la Ley 613 del año 2000. Este deporte nació en el centro del país más exactamente en Turmequé (Boyacá) y consiste en lanzar un disco metálico o tejo a un bocín (aro metálico enterrado en barro o arcilla), que tiene unas mechas (sobres de papel con pólvora dentro) y hacerlas estallar o aproximarse lo más posible.
Pero más allá de las reglas de juego, este deporte es vistoso especialmente por su ambiente, pues los lugares donde se juegan son coloridos, populares y asiste todo tipo de público.
“Aquí hace uno amigos, se toma la chicha, y es un juego donde se comparte con los más cercanos”, dice Fabio Acevedo, uno de los tejistas que cada ocho días comparte con Andrés.
La jornada continúa y ya no solamente hay cuatro canchas de tejo ocupadas, ahora algunos juegan en las de minitejo y esperan un último jugador para completar los equipos para la cancha número 6.Andrés anda de aquí para allá, habla con el administrador del lugar, charla con los jugadores, está pendiente de cómo van los juegos y a pesar de que por motivos de salud no puede jugar disfruta el tejo minuto tras minuto.
Un juego de amigos
“En los ratos libres se viene a jugar con los compañeros, venimos a buscar y compartir con los amigos, esa es la esencia de este deporte, he conocido muchas personas gratas, entre esos don Andrés que es un muy buen tipo, atento y lo mejor nos colabora para jugar al Tejo, que es lo que nos gusta hacer” es lo que expresa Luis Eduardo León, tejista huilense.
El jugador que faltaba en la cancha 6 ha llegado, es Édgar Amaya, varias de las personas que no están jugando lo reciben con un gran abraso. Se miran con Andrés tal vez se conectan mentalmente, se saludan y antes de pasar a jugar, este hombre oriundo de Tello recuerda como desde los 15 años juega tejo y de cómo don Andrés ha colaborado a todos para practicar este deporte.
Andrés refleja la alegría en su rostro, está contento porque junto con sus amigos puede disfrutar del Tejo, puede ser quien es, puede ser Colombiano, puede disfrutar del único deporte autóctono de nuestro país.
William Camilo Cardoso
Especial para Diario del Huila, Neiva