Ciclismo: Entre la pasión y la casualidad
Yeffery Sebastián Gómez es un ciclista aficionado de la ciudad de Neiva, practica este deporte por una casualidad. La necesidad de tener un medio en que trasportarse lo llevo a recorrer la ciudad en bicicleta, hoy el ser pedalista, se ha convertido en su estilo de vida.

Uno de los momentos más apasionantes de casi todas las personas, es cuando se tiene una bicicleta en los primeros años, el aprender a manejarla, el quitarle las ruedas auxiliares porque ya se puede equilibrar, son detalles que hacen de la ‘bici’ un vehículo para nunca olvidar. Con el tiempo algunos continúan la práctica, otros por diferentes motivos no la realizan de manera constante.
Yefferi Sebastián Gómez es un joven de 24 años, que desde niño aprendió a manejar bicicleta, pero luego de algún tiempo dejo de hacerlo, sus intereses eran otros y no le importaba mucho hacer deporte.
Como muchos en la actualidad Sebastián Gómez era apático a los deportes, pensaba que eso de hacer algún ejercicio físico no era lo suyo y que era mucho mejor dedicarle tiempo a otras actividades. Él, no contaba que el destino le tuviera preparada la sorpresa del ciclismo en su vida.
Un regalo que le cambio la vida
En el año 2009 Sebastián recibió un regalo especial por parte de una prima, una bicicleta. Ella al ver que al joven se le dificultaba el transportarse dentro de la ciudad le obsequió este vehículo para que Gómez pudiera movilizarse.
Sebastián debía realizar todos los días un recorrido desde el barrio Villa Marcela en el Norte de Neiva, hasta la universidad Surcolombiana lugar donde estudiaba. Al principio su inactividad física sumada a las altas temperaturas de la capital del Huila, hacían del camino un gran reto.
Al llegar a la universidad, no se sentía igual, llegaba sudado a clases, le tocaba cargar hidratación, en las noches al llegar a su casa se acostaba temprano y sus tiempos se iban acomodando a este nueva actividad. Esa necesidad y urgencia de trasportarse en la ciudad se fue transformando en un gusto por practicar este deporte, ese regalo que le dio su prima fue algo que le cambio la vida.
De la necesidad al deporte
Día tras día Sebastián se enamoraba más de su bicicleta, ya no solamente la usaba como medio de trasporte para ir a la universidad, ahora era su pasión. Tanto así que junto a un amigo salían en las noches cuando el tráfico vehicular en la ciudad era bajo y organizaban competencias entre los dos.
Fue de esta manera como el ‘bichito’ del ciclismo les trasmitió el gusto por el tema de pedalear. Sus bicicletas no eran las mejores, eran convencionales y hacia más difícil la práctica de este disciplina deportiva
Primeras experiencias
Sebastián se propuso hacer una salida fuera de la ciudad, quería conocer nuevas rutas y poder probar lo poco que hasta ahora había aprendido en carretera. Fue así como junto con su amigo decidieron montar bicicleta hasta Tello, etapa que en el ciclismo está catalogada como rompe piernas, puesto que hay mucho sube y baja y también la textura del pavimento hacia que las ruedas de sus bicicletas que tenían taches casi no avanzaran.
En esta primera etapa se dieron cuenta de que el deporte que se habían propuesto practicar era más difícil de lo que pensaban, no tenían el conocimiento de cómo hidratarse y alimentarse, tampoco contaban con la capacidad física de hacer un recorrido como este.
La loma de San Diego, es una sección del tramo de la vía Neiva-Tello, subida que se convierte en un difícil reto para los ciclistas, Sebastián no pudo escalar, se quedo sembrado desde ‘la pata’ o inicio de la subida y le toco subir a pie.
El ciclismo y la vida.
Cinco años después de su primer recorrido Sebastián reflexiona y agradece a la vida la oportunidad de haber conocido el ciclismo. Es para él un recuerdo grato haber podido pedalear desde Neiva a Tello y analiza que el ciclismo al igual que todos los deportes es un proceso y que no se puede auto-exigir tanto en el debut.
Durante este tiempo Yefferi Sebastián ha pedaleado por las carreteras del Huila, ya sea haciendo un recorrido de paseo o en competencias para aficionados, hace parte de un grupo denominado clan ciclístico de la cordillera huilense el cual toma este nombre en honor a la tierra opita y el monteses por una especie de cabras que son expertas en subir a las montañas mas agrestes, esto como motivación para cada día ser mejores ciclistas.
Para Sebastián la vida es como una etapa de ciclismo, tiene momento duros, donde hay que esforzarse mucho, donde la fuerza y el empuje son vitales para seguir adelante, donde en muchas oportunidades las lagrimas acompañan al pedalista. Pero siempre al final de la cumbre esta la satisfacción de que con base en un buen trabajo, todo saldrá bien y la felicidad llegara.
Willian Camilo Cardoso
Especial para Diario Del Huila