‘Las vidas posibles’, obra ganadora de la Bienal
Ayer se dio a conocer el ganador de la Bienal Internacional de Novela José Eustasio Rivera. El antioqueño Jacobo Cardona Echeverri se llevó el galardón.

El antropólogo antioqueño Jacobo Cardona Echeverri, ayer ganó la 14 Bienal Internacional de Novela José Eustasio Rivera con la obra ‘Las vidas posibles’.
Como finalistas quedaron: Miguel Ángel González González con la novela ‘Lo que sé del olvido’ de España; Wilmer Antonio Daza Bohórquez, con el libro “Espejo de la memoria” de Bogotá; y el cubano Jorge Velázquez Ramayo, con la novela ‘Mujeres de la noche’.
¿Cómo recibe este premio de la Bienal de Novela?
Es la alegría y la sorpresa de un trabajo que se ha hecho durante varios meses, casi un año, que obtenga un resultado como este.
¿Cuánto tiempo duró elaborando la novela?
La experiencia, el trabajo de campo fue largo. Yo tuve una experiencia similar a la del protagonista de la novela, de tal suerte que hubiera podido captar diferentes registros del comportamiento de las exactitudes, de este ambiente en las periferias de Medellín, esto duró por casi cinco años más o menos.
Después de tomar bastantes notas. Bastantes apuntes, se hizo un trabajo de sistematización y luego de redacción de la novela que tardó unos 18 meses.
¿Cuál es el argumento o sinopsis de la novela?
La novela se llama ‘Las vidas posibles’. La novela trata la historia de un historiador que pierde su trabajo, se divorcia, está pasando por unos momentos difíciles y está trabajando en un colegio de secundaria en las laderas de Medellín. Unas problemáticas sociales bastante complicadas. En este trajín de verse inmerso en este mundo de los adolescentes de las barriadas de Medellín poco a poco empieza comprender, guarda un secreto que poco a poco se va revelando en la novela. Puede ser una oferta de rebeldía o de subversión frente a la opresión de la violencia que se está dando en este sector, y ese secreto que guarda es que le gusta vestirse de mujer. O sea, el profesor de ciencias sociales es un profesor que en las noches disfruta mucho de vestirse de mujer y su gran reto, su gran desafío es poder presentarse ante los demás como mujer, no tanto como mujer sino vestido de mujer. Tratando de violentar esos roles de género.
¿De dónde nace la idea de presentarse al premio José Eustasio Rivera?
Fue por el consejo de un amigo. El mismo a quien le había pasado el trabajo, a quien le dije que lo leyera para que me dijera como lo veía. Después de haberlo leído me recomendó que lo presentara al premio.
¿Para usted que significa este escritor?
Para mí es honor, no solamente por la proyección literaria sino por el legado que tienen en nuestra literatura nacional, y además porque fue un etnógrafo de la violencia colombiana. Fue un visionario al advertir de qué está hecha nuestra realidad colombiana y que paradójicamente con esta mi obra doy cuenta de la violencia aunque en un medio urbano. A mí me parece bonito es como una especie de correspondencia.
Hábleme un poco de su vida, ¿cuál son sus obras publicadas y su carrera literaria?
Yo tengo educación profesional en antropología. He escrito ensayo, poesía, tengo el premio de poesía de la Universidad Industrial de Santander del año pasado, es una colección de poemas sobre los objetos, sobre los artefactos, escribo también teatro, en el cual intento dar cuenta también del conflicto armado porque realmente es de las vertientes que he bebido para desarrollar mi trabajo antropológico. También soy realizar audiovisual, en donde hice un documental que fue presentado en la muestra internacional de Bogotá. Básicamente mi formación es interdisciplinar, parto de la formación de las ciencias sociales, pero como un mecanismo para poder nutrirme de algunos contenidos culturales y de esa manera tratar de configurarlos a través de otras disciplinas. La antropología se queda corta en algunos aspectos del mundo, del universo.
¿Por qué decide dedicarse a la poesía y narrativa cuando su formación inicial está encaminada estrictamente a la antropología?
Básicamente desde el inicio mi verdadero motivo que me llevaba a la vida era la literatura y el cine. Llegó un momento en que tuve qué decidir cuál camino tomar y pensé que la antropología podía servir de brindarme cierta capacidad discursiva y reflexiva y de esa manera poder desplegarla en la literatura y el cine. Lo que primaba ante todo era la escritura y la realización audiovisual y de poder narrativamente problemáticas. Ni siquiera tratar de responder al modo científico y plantear soluciones, sino al contrario, plantear preguntas y el cine lo hace muy bien.
Por último, ¿qué significa la literatura para usted?
Significa, no solo poder comunicarme con ese otro desconocido, sino que es una forma de poder sobrevivir en un mundo que resulta casi siempre muy hostil.