domingo, 20 de julio de 2025
Cultura/ Creado el: 2015-04-21 11:08

Soledades públicas, una radiografía de nuestra sociedad

Retrata la novela, a través de una trama descarnada y un humor cáustico, la sociedad moderna. Esa en donde prima la apariencia sobre el conocimiento; el despropósito sobre la razón; el impulso sobre la cordura; el poder sobre lo reflexivo.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | abril 21 de 2015

Fernando Fernández, reconocido escritor bogotano, ingeniero de profesión con doctorado en sistemas, columnista de DIARIO DEL HUILA y de la Revista Semana, lanzó esta semana su más reciente creación literaria titulada “Soledades Públicas”, donde relata la vida de un periodista que expone su existencia, la de sus amigos, colegas, familiares, su vida laboral.

Un periodista narra su vida, la expone de manera “desordenada” y mientras confiesa su existencia, a la que ya no se ata, devela la vida de sus amigos, colegas, familias, amores y vida laboral. Vidas y hechos en los que se descubren soledades que se intentan disimular o que en algunos casos se desconocen. Un mundo de personajes que se balancea al vaivén de los circunstancias, las creencias, los orgullos y lo inconfesable que cada ser camufla creyéndose original y único en su problemática. Fernando Fernández concedió esta entrevista para Diario del Huila.

¿Cómo surge Soledades públicas?

Emerge como una necesidad imperiosa de expresión, como un desfogue a un análisis de años, como una válvula de escape a un cogitar que me explotaba en las sienes y que creí debía madurar y precisar en un escrito, un poco a manera de conjuro personal y de exposición pública sobre las tantas ideas que me surcan alrededor del sempiterno tema de la soledad.

¿Qué tanto tiene que ver la temática, esa soledad en medio de tanta gente, con su propia realidad?

No sólo la mía, a la cual como ser humano no escapo, sino la de todos. La temática hace referencia a ese clamor que se intenta acallar, pero cuya estridencia lastimera es perceptible, nos hiere los oídos, mientras quienes lo emiten tratan vanamente de disimularlo. La novela es una especie de manifiesto de lo inconfesable: estamos más solos y sufrientes de soledad de lo que creemos, aparentamos o disimulamos. Para ocultarlo nos damos incluso a sociabilidades forzadas.

Usted es un experto en el sarcasmo, lo vemos en cada uno de sus escritos. ¿Qué tanto sarcasmo hay en Soledades públicas?

Je Je Je, imposible ocultar lo que se piensa en lo que se escribe, se es lo que se es; y en aras de coherencia, tal vez inconsciente, este nuevo libro mantiene, por no decir que se empeña con alevosía, en el sarcasmo. Es que si bien este estilo corresponde a mi naturaleza, también es la mejor manera de hacer pasar ideas, de plantear reflexiones, de transgredir principios obsoletos, de hacer frente al dogma, de dejar libre espacio para el cambio. La fuerza de la ironía es tal que recientemente hemos visto atrocidades contra caricaturistas en Francia; hay –y muchos– que se empeñan en perpetuar lo vetusto, que sienten horror de la evolución. No es mi caso y en cada escrito intento derrocar ese pensamiento estático.

¿Esas soledades públicas son propias de la realidad del colombiano o de cualquier habitante de este planeta?

Esas soledades públicas acongojan a la humanidad entera, incluyendo a aquellos que por poco analíticos se creen libres de ellas, no es un fenómeno meramente nacional. Me parece muy ilustrador el aforismo de Cioran el filósofo franco-rumano que lanza descarnadamente algo del estilo: los seres solitarios –que somos una gran mayoría– no son aquellos que viven aislados del mundo, sino que cual leprosos sonrientes arrastran en medio de la muchedumbre sus cadenas de soledad; esta frase proverbial me sirvió de inspiración al título y al contenido de la novela.

¿Qué ha dicho la crítica, esa implacable que habla de los lanzamientos literarios?

Por fortuna, la novela ha tenido buena acogida; la crítica que ha comenzado descubrir el libro ha sido favorable. Las sonrisas cómplices del público en los auditorios en los que se han leído fragmentos son reveladoras de la identificación y del buen miramiento del escrito.

¿La paz como la está planteando este gobierno nos alejará de la soledad en que vivimos?

Ay, me he jurado no hablar de política en lo concerniente a mi libro, porque este no tiene ningún fondo político, sino más bien sicológico o sociológico; sin embargo, aquí al oído y sin que nadie nos escuche: eso no es paz, es una falacia simplista que nos arrastrará en una soledad que ojalá dure menos de 100 años....

¿Qué sigue ahora en cuanto a creación literaria para Fernando Fernández?

Esta labor es de nunca terminar, en mi caso un vicio. Sigo siendo columnista de periódico exponiendo mis opiniones, haciendo crítica literaria y de artes escénicas. Ya he comenzado una nueva novela, que pretendo sea más corta y que ojalá con la lenta, lentísima cadencia de escritura que me caracteriza pueda ver la luz en pocos años.

Para los huilenses que no lo conocen. En pocas líneas ¿Quién es Fernando Fernández?

Qué difícil definirse a uno mismo, con lo fácil que resulta hacerlo de los demás...

Soy ante todo un tránsfuga; hice una carrera en el mundo técnico en el que incursioné con todos los juguetes: ingeniero, máster y doctorado para luego con estas bases progresar en una larga trayectoria laboral que me ha permitido realizar estupendos proyectos técnicos y dirigir empresas; una complicada tarea en la que me apliqué y obtuve muchas dichas, al tiempo que sentir fuertemente la necesidad de darme a mi gran pasión: la literatura, esa que a destiempos, auroras y desvelos practicaba. Ahora dedico sin clandestinidad alguna la mayor parte de mi tiempo a esta actividad. He estudiado y trabajado mucho tiempo en Francia, lo que considero me ha marcado y dado una mixtura a mi pensamiento haciéndolo más universal, más libre y sobre todo permitiéndome considerarme un hedonista empedernido.

Gracias por hacer parte de la Familia Diario del Huila, sus aportes son de suma importancia y gozan del reconocimiento de los lectores.

El agradecimiento es mío por darme la oportunidad de presentar semanalmente mis ideas en este estupendo periódico; gracias por considerarme de la familia de ese diario, así lo siento también yo. Y para los lectores mi cálido saludo asimismo muy agradecido por permitirme entrar en sus reflexiones a través de mis escritos. Ojala que mis “Soledades públicas” logren también hacer parte de sus lecturas.