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Cultura/ Creado el: 2016-04-16 10:43

La Vorágine, la historia de caucho y selva que pasará al cómic

La Vorágine, la mítica obra del escritor huilense José Eustasio Rivera, es la próxima novela que el escritor colombiano Óscar Pantoja, el mismo creador de las novelas gráficas Gabo, memorias de una vida mágica y Rulfo, una vida gráfica, transformará en cómic.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | abril 16 de 2016

El avance del proyecto será presentado este año en el marco de la XXIX Feria Internacional del Libro de Bogotá, que comenzará mañana con una extensa y nutrida programación. La novela gráfica verá la luz en octubre de este año. DIARIO DEL HUILA dialogó con el equipo de producción de esta obra. EXCLUSIVO.

 

Mujer, corazón, azar y violencia. Estas son las cuatro palabras que retumban en el inicio de La Vorágine, la única obra del escritor huilense José Eustasio Rivera y uno de los referentes más importantes en la literatura colombiana. Los avatares del camino de Arturo Cova y Griselda, personajes de esta historia, verán su rumbo en medio de viñetas, ilustraciones y un guion, para reflejarse intacto a través del arte del cómic. Óscar Pantoja, guionista del proyecto, sabe que toda aventura literaria conlleva nuevos ciclos, “entonces contar La Vorágine es volver a empezar de nuevo, volver a retos, cambiar el lenguaje, no por simple y llano capricho, sino por las necesidades que requiere ahora la historia”.

Gabo, memorias de una vida mágica y Rulfo una vida gráfica, han sido las dos novelas gráficas, de las cuales, Pantoja ha construido el guion. La primera de ellas, presentada en 2013. La segunda, en 2014. Ambas, como una apuesta de la editorial Rey Naranjo. Su trayectoria no es menor, ha publicado cinco libros -con su tercera novela gráfica La Vorágine, seis-, ha sido creador de piezas audiovisuales y ganador de importantes premios como el de Novela Inédita “Alejo Carpentier” en 2011, por su obra El hijo.

Y como un escritor es alguien que siempre está buscando historias para contar, Pantoja no escatimó en algunas como las vidas de Gabriel García Márquez y Juan Rulfo, para llevarlas al cómic. “Estas fueron novelas que emprendí con una editorial, y ahora estoy trabajando en este nuevo proyecto de La Vorágine con la editorial Resplandor Editores, quienes vieron la viabilidad del mismo y entendieron la capacidad y el potencial que tiene una historia contada desde el lenguaje del cómic. Para mí, que soy contador de historias, me parece fabuloso poder trabajar con esta obra de la literatura y empezar con algo que poco se ha hecho en Colombia”.

Además de Óscar, está José Luis Jiménez Díaz, el ilustrador y Neil Romero, el editor. Detrás de ellos también se encuentran un diseñador gráfico y una investigadora visual, para terminar de conformar el equipo de producción.

 

Encuentros

Con cada uno hubo encuentros particulares que los lanzaron al ruedo de La Vorágine. José Luis y Óscar se conocieron hace más de un año en el festival Entreviñetas de Medellín. “Yo escribí e ilustré una novela gráfica que se llama Los Once y los dos estábamos invitados como panelistas en el evento y allí nos conocimos. Luego volvimos a tener contacto por un proyecto de unos talleres que queríamos hacer juntos”. Con el proyecto finalmente no pasó nada, pero “la vida da muchas vueltas”, dice. A los pocos meses, Óscar lo llamó y le propuso un proyecto de novela gráfica: La Vorágine. “De inmediato dije sí, por supuesto que acepté. La verdad no tuve que pensar más de la cuenta”.

Mientras tanto, Neil Romero, profesor de literatura de un colegio, le inquietaba el muro de la evasiva de los jóvenes a la lectura de obras clásicas, con el cual se estrellaba en su labor de docente. Año tras año veía la misma situación, hasta que una vez, sin divagar un segundo, le propuso a Óscar la realización de la novela gráfica de la obra cumbre de Rivera.

“Hay que hacer algo para que los jóvenes de hoy lean los clásicos de la literatura, pensé, pero lo más importante, que no desprecien a los autores. No salimos de García Márquez y otros más, pero nos estamos perdiendo de una obra monumental como es la de José Eustasio Rivera. Llegó entonces un momento en que pensé que algo debíamos hacer. La idea de hacer esta novela gráfica, surgió precisamente para que los jóvenes, principalmente, la pudieran leer y disfrutar sin  ninguna reticencia”, expresó Enil, quien además, mencionó que los avances de la novela serán presentados en el marco de la XXIX Feria Internacional del Libro de Bogotá.

“Por ahora vamos a estar presentes en la feria mostrando lo que llevamos y dando un abrebocas al público para que conozcan el proyecto. En octubre de este año acorde a los tiempos, la obra estará terminada. Para el otro año esperamos ya presentarla”.

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Resplandor Editores

 

Literatura en imágenes: el guion

Como toda creación artística, su autor debe enfrentarse, en primera medida, al lenguaje. Es, como dice Óscar, saber dónde caminar y qué es lo primero que se debe resolver. Con La Vorágine, lo inicial fue la escritura de este primer momento. “Aquí es tener claro qué es el lenguaje del cómic y cómo opera para poder trabajarlo. Es estudiar bien la novela, saber qué es lo que quiero en un principio como guionista para que posteriormente, ese esquema de escritura pase al dibujante y se integre con esa idea que estoy buscando”. Entonces esa idea se complementa con las imágenes. “Porque el cómic es eso, literatura en imágenes, no es sólo una cosa”.

Óscar también dice que siendo el lenguaje del cómic una yuxtaposición de imágenes donde el lector va leyendo y descubriendo, “junto con la literatura se va generando un componente de lectura muy rico”.

Fijarse en todos los elementos clave que posee la obra e ir recorriéndola párrafo por párrafo, es esencial en el ejercicio de  la creación del guion. “Es empezar a inventar lo que podría ser, lo que queda aquí, allá, pero no perder de vista la aventura que propuso Rivera y complementarla en el sentido de pasarla al lenguaje del cómic. En eso podría aproximar el ejercicio”. Para él, lo demás es técnica, “muy cercano a todas las herramientas y tornillos que hay detrás. Pero lo fundamental son las ganas de escribir”, dice.

Otro anexo, es el proyecto editorial que Óscar lo concibe como paralelo al proceso. “Lo que a mí me compete es entender muy bien la obra y respetarla sin pasar por encima de ella. Y cuando está el trabajo de la escritura del guion, ya viene el trabajo del dibujante que completa casi el cincuenta por ciento de todo ese proceso”.

 

Plasmar las ideas: la ilustración

José Luis Jiménez es diseñador gráfico y director de proyectos audiovisuales como cortometrajes y piezas de animación. Lo primero que hace, de acuerdo a su gusto, es un ejercicio de boceto, “para llegar a lo que puede ser la línea gráfica, que después va madurando”. Con La Vorágine hay retos, dice. Y como tiene experiencia haciendo storyboard y narrativa secuencial, no encuentra suficientes dificultades a la hora de plasmar la historia de Rivera al lenguaje del cómic.

“Para el proyecto revisamos entre todo el equipo de producción varias influencias gráficas, luego se hicieron propuestas y llegamos rápidamente a algo que nos gustó. Se plantearon cosas claras desde el principio entonces tenía que ser algo realista”, dice José Luis.

Pero ese aspecto realista tenía que brindarle la fidelidad más exacta. “En la parte fisionómica tenía que ser muy realista, es decir, rendirle un respeto a la obra, así que tratamos de no caricaturizar los personajes”. En cuanto a lo anatómico, explica, encontraron demasiados animales en la obra, lo cual le exigía ser sincero a la fauna y la flora del país que en la historia estaba más que presente.

Pero el ejercicio de ilustrar la novela gráfica de La Vorágine no le pudo dejar más secuelas que la propia satisfacción. “Al diseñarlo es una experiencia chévere, porque si bien yo sabía que La Vorágine es la gran obra de la literatura colombiana, nunca la había leído. Así que el ejercicio ha sido fructífero porque estoy descubriendo un montón de cosas y a medida que Oscar me muestra el guion, es literalmente algo que estoy leyendo por primera vez”.

Del descubrimiento, José Luis pasa a la intriga y comienza a viajar por la historia que Óscar le comienza a proporcionar, “y la pasión y la investigación por la historia van creciendo porque cada vez quiero saber qué es lo que está pasando”, dice. José Luis afirma que por no enredar los tiempos del proyecto, prefiere no leer el libro.

“Me he limitado a no leerlo por ahora. Pero está funcionando muy bien y en este momento es un proyecto que siento que me puede cambiar la vida. Por lo menos anímicamente ya lo está haciendo y la verdad es que en el grupo cada vez más se siente la ansiedad de querer mostrar la obra”.

 

Aprendizajes

Toda aventura literaria es nueva, dice Óscar, pues por más de llevar una ardua experiencia en escritura, hacer realidad  una producción tras otra implica no llegar con elementos o fórmulas ya establecidas. “Cada historia es algo novedoso, que va a tener otros elementos y otras necesidades. Tú sabes manejar un lenguaje medianamente, pero el resto es resolver las cosas en la vida misma, en la escritura misma, con los amigos, con los editores, con los dibujantes. Ningún proceso es el mismo y en literatura menos. Ni en cine que es una industria estandarizada y que tiene cosas que obedecen quizás a un sistema”, menciona.

Para uno de los referentes de la novela gráfica en Colombia, La Vorágine hace parte de las obras totales de la literatura colombiana, “de esas obras que generalmente los intelectuales andan buscando y que muy pocos autores logran concretar”, comenta. Su aproximación entiende, también, que es una obra que narra al colombiano y le cuenta cómo es. “Junto con Cien años de Soledad, que es otra de las obras completas y totales, se trata de encerrar qué es el colombiano y todo lo que somos. Son entonces novelas totalizadoras de autores muy ambiciosos, con un manejo de la estética muy amplio que se aventuran a escribirnos como ciudadanos del mundo y habitantes de un país, en el que coincidimos sobre determinadas cosas”.

Y como en cualquier trabajo artístico, nunca faltan detractores. José Luis y Óscar no dudan en admitir que de las críticas siempre se logra afianzar aún más el ejercicio, en este caso del cómic. “A uno no todo el tiempo le tienen que decir que el trabajo es una maravilla. Cada vez que alguien critica y cuestiona mi trabajo, es el primer y gran motivo para emprender una nueva obra”, dice Pantoja.

 

El nuevo rumbo de la novela gráfica

La novela gráfica en Colombia parece recobrar múltiples sentidos. Junto al cómic, del cual difiere en leves aspectos, pasó de ser un género vilipendiado por las editoriales, luego de que a estas no les generara rentabilidad debido a los impuestos gravados sobre este género. En la Ley del Libro, el cómic fue el único que se excluyó de la exención a la renta a las editoriales.

“Nosotros vivíamos en una edad media. Antes, cuando se pagaba impuestos por hacer cómic, no se escribían libros y menos se arriesgaban a editar, entonces sencillamente no se publicaban. Pero hace cerca de cinco años salimos de esa edad media gracias a unas personas que lucharon por tumbar esa ley y eso nos ha permitido contar y desatrasarnos”, dice Óscar.

Y es que mientras en Colombia se relegaba el género, en el resto del mundo florecía y creaba obras fantásticas. “Europa, Latinoamérica, Estados Unidos, en fin.  Ahora lo que nos toca a nosotros es comenzar a  narrarnos a través del lenguaje del cómic. ¿Por qué es importante? Porque es un arte, es el noveno arte, el octavo es la fotografía y el séptimo el cine”.

Ahora, dice Pantoja, el cómic ya no es un arte que se mira por debajo del hombro. Es, más bien, un arte capaz de narrar historias complejas de la condición humana, “y que mejor que empezar a trabajar en esto, para dejarle a las nuevas generaciones un lenguaje que ellos van a empezar a explorar para que cuenten  sus propias historias”.