domingo, 20 de julio de 2025
Cultura/ Creado el: 2014-08-24 09:19

Emiro Garzón, “vivito y esculpiendo”

El maestro a sus 64 años conserva intacto su amor y devoción por el arte.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | agosto 24 de 2014

Tras superar un cáncer de estómago del que lo operaron hace once años en Bogotá y cuyo tratamiento pos-operatorio soportó con estoicismo durante varios años, el maestro Emiro Garzón Correa, está hoy más dedicado que nunca a su amor de toda la vida, como el mismo lo reconoce: la escultura.

“El problema no fue el cáncer, el problema fue el largo tratamiento después de la operación. Los controles médicos fueron muy estrictos, bajé de peso, llegue a pesar 50 kilos, tuve que cambiar de hábitos de alimentación y de vida en general. Por fortuna hubo muchos médicos amigos que me ayudaron a superar este doloroso trance como los  médicos Simeón Fierro de Campoalegre y Jalil Monroy de Garzón y según el último examen médico, el cáncer se fue para los cuarteles de invierno”,  enfatiza Emiro. 

 

Esculturas  en proceso

La escultura del dirigente político huilense fallecido el año anterior en plena campaña,  Sergio Younes Rincón, la estatua al soldado combatiente y las manos talladas en bronce que Comfamiliar del Huila, entregará próximamente como símbolo del Premio Nacional de Responsabilidad Social Empresarial, son las tres obras en las que por estos días trabaja con ahínco y dedicación  el maestro  Garzón Correa, en su taller de La Jagua.

La escultura de Younes será de 80 centímetros de altura, pero además se están esculpiendo 12 estatuas en bronce de pequeño formato que serán entregadas a la madre del difunto dirigente y a los  más cercanos amigos que dejó el político.

“Estas esculturas no tienen ningún tinte político. Las contrataron amigos personales del Dr. Younes, que aún sufren por su temprana muerte. La escultura grande será colocada –si el alcalde da permiso– en un parque de Neiva, como recuerdo perenne de un joven político que amaba y luchaba con sus ideas por Neiva y el departamento”, dice el maestro Garzón, exhibiendo el molde en barro de una de las estatuillas.

 

El combatiente

La estatua al soldado combatiente será de más de dos metros de altura, tipificando con el uniforme, el casco, el equipo y el fusil al soldado de infantería.

“Esta obra es un homenaje que el batallón Pigoanza, le hace a los soldados que están vivos, que luchan en esta guerra fratricida que pronto se tiene que acabar. Hago énfasis que es para los luchadores vivos, no para los que ya murieron porque los homenajes se tienen que hacer en vida, además el mensaje de la estatua es que esta guerra no se puede volver a repetir en nuestro país, ahora que estamos hablando de paz. El soldado combatiente lo vamos a esculpir en granito piedra y quedará firme como una roca, simbolizando la valentía y dignidad de nuestros héroes” asegura Emiro.    

 

Las manos

Las manos esculpidas en bronce en las que trabaja afanosamente Emiro Garzón y su equipo en el taller de La Jagua, serán entregadas por Comfamiliar del Huila, la próxima semana a “empresas colombianas, que gracias a su liderazgo y a su pensamiento estratégico han generado las bases de impactos positivos perdurables, fundamentales en la construcción de la patria” según lo precisa la caja de compensación.

“El Dr., Armando Ariza, conoce mi trabajo y me dio la responsabilidad de esculpir este símbolo del premio que entrega Comfamiliar, más como un reconocimiento a la calidad, al talante de mis obras y a mi vigencia artística que a cualquier otra cosa”, manifiesta el maestro Emiro.

 

Las Negras

Las obras de los artistas colombianos no fueron ajenas a los gustos de la mafia del cartel de Medellín y por supuesto la calidad, belleza y contenido de las esculturas de Emiro Garzón, de alguna manera llegaron a las lujosas salas de las oficinas de los “chicaneros” capos.

Gerardo Reyes, periodista colombiano, radicado en los Estados Unidos donde trabaja para importantes periódicos de ese país, relata en la página 123 de su libro Nuestro Hombre en la DEA, el hallazgo de una de las obras del maestro Emiro, en poder de un importante capo paisa.

“Ramón y Úsuaga, se aficionaron al arte y a los buenos vinos. Compraban cuadros y escultura a precios exorbitantes o las recibían en forma de pago de los deudores morosos. De hecho Ramón, tomó clases de historia del arte en Madrid, durante varios meses.

En las paredes de sus oficina en forma circular rodeada de grandes ventanales y que ocupaba todo un piso del edificio Suadameris de Medellín, se dio el lujo de colgar el original de la Choquezuela de Picasso, que se lo compró por 150.000 dólares a otro narcotraficante hoy preso en España.

Tuvo el Retrato de Un Caballero de Pedro Pablo Rubens, que compró en un millón de dólares, un cuadro de Cano y una fotografía de un cartel de toros de Medellín, del pionero fotógrafo antioqueño Melitón Rodríguez.

Entre las sillas de espera ubicó una escultura pequeña de mujeres Negras de Emiro Garzón, y al fondo de la oficina exhibía una Águila de Obregón y una Mujer que Cabrera, presentó en su primera bienal”, refiere el libro Reyes de  manera textual.

Las obras de arte del mafioso tras su captura y extradición fueron a parar  a las bodegas de la entonces Dirección Nacional de Estupefacientes.

El abogado garzoneño Emiro Cabrera, quien además de tocayo del maestro es su gran amigo, ha emprendido una cruzada para solicitarle a la entidad la donación de las Negras del maestro Emiro, para subastarlas y entregarle ese dinero al artista.

“Si esto se llega a dar, con estos recursos me comprometo a esculpir El Caminante, una estatua que tengo en mi cabeza y que sería un homenaje a cientos de hombres y de mujeres que pasan y han pasado por el municipio de Garzón, rumbo a Pitalito, al Putumayo, al Caquetá, a Neiva, a Cali, porque este hermoso municipios es el centro de la migración en el sur del país”, dice finalmente  el maestro Emiro Garzón, quien  nunca se imaginó que un obra suya fuera el adorno de un pretensioso mafioso que no se sabe a quién se la compró por una millonaria suma.