El opita que incitó a Gabo a la literatura
El catedrático huilense Carlos Julio Calderón Hermida tuvo un papel protagónico en el inicio de la carrera del premio Nobel de Literatura.

Se cumple hoy, 6 de marzo de 2014, el octogésimo séptimo aniversario del nacimiento, el 6 de marzo de 1927, en Aracataca, del único premio Nobel de Literatura de Colombia, Gabriel García Márquez, Gabo, para sus admiradores y Gabito para sus íntimos amigos.
Con este motivo y para adherir a los homenajes que recibe en su cumpleaños, la agencia cultural del Banco de la República, dirigida por Marta Monsalve, organiza en Neiva un ciclo de actividades durante todo el mes de marzo en honor suyo, que incluye un conversatorio con estudiantes y público en general, a partir de las 9 de la mañana de hoy, en el cual se exhibirá un interesante video sobre su vida y obra y se escucharán comentarios del exsecretario de Cultura del Huila y expresidente de la Academia Huilense de Historia, Reynel Salas Vargas, y de Delimiro Moreno, quien leyó por primera vez a Gabo en 1955, en la revista “Mito” (la legendaria revista que introdujo la modernidad intelectual en el país), que publicó en exclusiva “Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo”, y en 1958, “El coronel no tiene quien le escriba”, obras que sacudieron al Grupo de Medellín (Estanislao Zuleta, Alberto Aguirre Ceballos, Gonzalo Arango, Fernando Botero, Manuel Mejía Vallejo, Carlos Castro Saavedra, Emilio Yunis Turbay, Ramiro Montoya Echeverri, Óscar Hernández, y muchos más) que desde entonces (¡hace 59 años!), venimos leyendo a Gabo, y hemos leído no solo TODA su obra literaria sino las principales biografías (las de Dasso Saldívar, Gerald Martin y Gustavo Castro Caycedo) y obras críticas, incluida la mamotrética del profesor de la Surcolombiana, Luis Ernesto Lasso, y la interesante, pero casi desconocida no obstante su validez y su originalidad, de nuestro paisano, el exministro Armando Estrada Villa, “El poder político en la novelística de García Márquez”. Finalmente, en octubre de 1982, cuando se anunció el nobel a García Márquez, en Bogotá, en la librería la Gran Colombia, celebramos el acontecimiento con el presidente Belisario Betancur; su ministro de Comunicaciones, Bernardo Ramírez (fallecido); el escritor Mario Arrubla, el arquitecto Iván Posada (fallecido), los periodistas Guillermo Rodríguez y Fernando Buitrago (fallecido), el magistrado Jesús Montes, Ramiro Montoya Echeverry, el paisa Ángel, uno de los asesores de BB en la Presidencia, y otros no menos importantes en la política y la literatura colombiana de entonces... Estos antecedentes llevaron a Martica Monsalve a invitarnos, con Reynel Salas, a que presidiéramos este conversatorio, en forma gratuita, como estas columnas de divulgación histórica en el DIARIO DEL HUILA y la cuotidiana “Hoy en nuestra historia regional”, porque para nosotros (¡por algo somos pobres de solemnidad!) lo importante no es ganar unos pesos sino prestar un servicio generoso a la comunidad…
El profesor de literatura de Gabo
Pero vamos al grano en nuestro tema de hoy: el hombre que incitó a Gabriel García Márquez, en 1946, en el Liceo Nacional de Zipaquirá, a que abandonara su primera afición, el dibujo y la caricatura, y se dedicara a la literatura, fue su profesor de la materia, el humanista huilense Carlos Julio Calderón Hermida, médico frustrado, poeta y catedrático, muy elegante de presencia, que usaba turbayista corbatín.
Gabo, según Castro Caycedo en su libro Cuatro años de soledad, nació físicamente en Aracataca pero literariamente en Zipaquirá, incitado por su maestro de la materia, Calderón Hermida, a quien García Márquez en su dedicatoria de “La Hojarasca”, en 1955, le escribe: “A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo era escritor”.
Nuestro paisano era uno de los integrantes de un interesante grupo de intelectuales que rodeaba en Zipaquirá al rector Carlos Martín, uno de los poetas fundadores del “Piedracelismo”, movimiento intelectual que hizo historia en la literatura colombiana del siglo XX, y que era animado por una curiosa mecenas llamada Cecilia González Pizano, cuya figura es evocada en varios lugares. El Liceo de Zipaquirá era, además de un importante centro educativo, una especie de refugio de los profesores conocidos como de mucha actividad política de izquierda, incómodos desde entonces para el Establecimiento… Era un fogón intelectual en el que Calderón Hermida era figura principal, inclusive en el primer periódico en el que colaboró Gabo, bajo el seudónimo de “Javier Garcés”, con sus primeros artículos y poemas, llamado “Gaceta Literaria” que terminó siendo quemado por los partidarios del procurador Ordóñez de la época…
Este tan importante papel cumplido por un catedrático huilense en el inicio de la carrera de un premio Nobel de Literatura, no ha sido suficientemente destacado por los críticos, ni siquiera los del Huila, que no se han preocupado por profundizar en su biografía hasta el punto de que este modesto periodista no sabe siquiera dónde ni cuándo nació Calderón Hermida; dónde más ejerció la docencia (Misael García dice que tiene la sospecha de que en 1956 era profesor del Colegio Nacional Santa Librada, lo que no tendría nada de raro); ni sobre sus posibles obras de crítica literaria, y menos sobre su muerte y el lugar en que ella ocurrió… Es una magnífica línea de investigación para nuestros jóvenes interesados en la investigación de la historia y la literatura del Huila, a la cual los incitamos desde aquí, en este cumpleaños de su discípulo de literatura, Gabriel García Márquez.
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En octubre de 1982, cuando se anunció el nobel a García Márquez, en Bogotá, en la librería la Gran Colombia, celebramos el acontecimiento con el presidente Belisario Betancur; su ministro de Comunicaciones, Bernardo Ramírez (fallecido); el escritor Mario Arrubla, el arquitecto Iván Posada (fallecido), los periodistas Guillermo Rodríguez y Fernando Buitrago (fallecido), el magistrado Jesús Montes, Ramiro Montoya Echeverry, entre otros.
DELIMIRO MORENO
Especial para Diario del Huila