El abrazo de la serpiente
Puedo concluir que se trata de la coca con todos sus poderes curativos y alucinógenos, además de la advertencia del chaman que de industrializarse el cultivo sería la perdición de la humanidad.

En la sesión de la tertulia EL BOTALÓN del pasado martes 22 de noviembre, llevada a cabo en el salón Hernando Artunduaga Paredes de la Universidad Corhuila, se presentó la galardonada producción cinematográfica ‘El abrazo de la serpiente’, coproducción colombo venezolana y Argentina, dirigido por Ciro Guerra, película que se hizo acreedora al Premio Art, Cinema y nominada a la Mejor Película de habla no inglesa en la edición 88 de los Premios de la Academia.
La película magistralmente dirigida con un ritmo fascinante y una fotografía insuperable atrapa de principio a fin al espectador, quien estupefacto y embrujado asiste a un drama matizado con impactantes aventuras.
Fue filmada en blanco y negro (subliminal mensaje que se trata de un sueño) con diálogos en alemán, portugués, francés, el dialecto de los aborígenes y por su puesto en español.
Difícil encontrar el mensaje verdadero de la obra, ¿una denuncia persuasiva de la colonización?, ¿los atropellos y masacres denunciados por José Eustasio Rivera en la obra cumbre La Vorágine?, o quizá, ¿el poder curativo de las plantas y la búsqueda obsesiva del arbusto, panacea para todas las enfermedades denominada la yakuruna?
Su consecución resulta toda una aventura y la recomendación del chaman sobre su uso (no bebe ser cultivada).
Puedo concluir que se trata de la coca con todos sus poderes curativos y alucinógenos, además de la advertencia del chaman que de industrializarse el cultivo sería la perdición de la humanidad (lo que estamos viendo con el narcotráfico y una sociedad decadente y alucinada).
El film consagra la épica historia del primer contacto entre Karamakate, un chamán amazónico, último sobreviviente de su tribu, y a los científicos que con 40 años de diferencia, recorren el Amazonas en busca de la planta sagrada que podría curar todos sus males.
Está inspirado en el libro El Río, escrito por Wade Davis, libro maravillosamente irresistible que narra la travesía del Dr. Richard Evans Schultes (director del Jardín Botánico de Harvard), quien se internó por doce años en la Selva Amazónica y descubrió ríos que no figuraban en los mapas, plantas desconocidas por la ciencia y estudió la sabiduría y costumbres de decenas de tribus indígena del Ecuador, Brasil - Venezuela y, particularmente, Colombia.
Es todo un formidable tratado de etnobotánica, cuya lectura se recomienda.
Finalmente, los contertulios deploramos que no se hubiese premiado con el Oscar de la Academia a la película tan elogiosamente comentada por la crítica.