Contigo a la distancia, premio Alfaguara 2015
La autora es Carla Guelfenbein, la chilena conocida por otras importantes novelas como El revés del alma, La mujer de mi vida, El resto es silencio y Nadar desnudas.

Por unanimidad el Premio Alfaguara de novela se quedó en Chile. La feliz ganadora es la escritora Carla Guelfenbein, quien recibirá $175.000 dólares ($420 millones) y una estatuilla de un reconocido escultor español.
Contigo en la distancia, es el título de la obra de suspenso “… en la que la autora reflexiona sobre la mentira y la verdad, el talento y la mediocridad, el éxito y el fracaso”, dijo el escritor Javier Cercas, quien presidió el jurado.
"Es una novela de suspenso literario construida, con gran eficacia narrativa, en torno a un memorable personaje femenino y al poder de la genialidad. La autora ha sabido entrelazar amores y enigmas con una escritura a la vez compleja y transparente. Tres voces muy bien ensambladas iluminan las zonas oscuras de la mentira y de la verdad, del talento y de la mediocridad, del éxito y del fracaso. Centrada en la ciudad de Santiago de Chile, la historia abarca tres generaciones que, sin saberlo, comparten un secreto poético que es al mismo tiempo un secreto existencial", resalta el acta del jurado.
De origen ucraniano
Carla Guelfenbein, la gran ganadora, nació en Chile pero sus padres son de origen ucraniano. Ella, junto a su familia, se exilió en Inglaterra tras el golpe militar de Pinochet. Allí, estando muy joven, estudió Biología y Diseño, logrando graduarse con honores. Toda su vida alternó su carrera con la literatura, logrando escribir cuatro importantes novelas que aunque no han ganado premios, sí han sido destacadas por la crítica y han logrado cifras importantes de ventas en Europa.
El revés del alma (2003), La mujer de mi vida, (2006), El resto es silencio (2009) y Nadar desnudas (2014), cobran hoy una importante vigencia por el premio que ahora recibe la autora y seguramente serán reeditadas por el gran interés que representan ahora para los amantes de la buena literatura.
El jurado entregó el fallo en la tarde de ayer (hora de España) tras una deliberación entre 707 manuscritos, la mayoría de la más alta calidad.
En el Premio Alfaguara se destaca la participación de autores colombianos, algo que ha sido la constante en los últimos años. Del total de obras recibidas, 320 provenían de España, 106 de México, 102 de Argentina, 77 de Colombia, 41 de Estados Unidos, 32 de Perú, 20 de Chile y 9 de Uruguay, lo que ubica a Colombia en un lugar privilegiado en materia de creación literaria.
Carla Guelfenbein, la gran ganadora, nació en Chile.
En el Premio Alfaguara se destaca la participación de autores colombianos, algo que ha sido la constante en los últimos años.
Sus primeras reacciones
María José Errázuriz, reconocida periodista y crítica literaria, fue la primera en entrevistar a Carla minutos después de conocerse el fallo y el reconocimiento de Alfaguara. La siguiente es una reproducción de algunos apartes de la comunicación.
"Doy gracias de no haber pasado inmune por la vida"
Un paso por la biología, el diseño y la moda. ¿Sientes que escritora es finalmente tu destino?
“Escribir es donde me siento más cómoda y feliz. Y hablo del acto de escribir; estar frente a mi PC y crear una historia es una de las cosas que me hace definitivamente más feliz. No lo siento como sufriente; al contrario, cuando el entorno está vulnerable o las arenas movedizas, me cuesta mucho escribir. Para hacerlo tiene que estar todo en calma, en orden, aunque la vida no es así, porque siempre hay algo en crisis”.
-¿En este proceso te has amigado con la crítica? Porque con los lectores lo estás; eres best seller.
“Estoy muy amigada no sólo con los lectores en Chile, sino que Alemania, Francia, Colombia. Sobre la crítica... depende. (Abre la contratapa de su último libro y lee las reseñas que aparecieron de ella en diversos diarios, la mayoría extranjeros). Sí, estoy amigada con la crítica, hay un montón de críticos en el mundo que han reconocido mi escritura como algo profunda y de eso me siento súper agradecida. Hay gente que ha visto mi trabajo serio y hay otros que no lo ven, pero es imposible complacer a todo el mundo”.
-En “Nadar desnudas” retomas la relación entre mujeres, que fue muy potente en “El revés del alma”. ¿No temes que se reedite el mote de ‘literatura femenina’ que algunos dejan caer sobre tu obra?
“Eso es una cosa que ya no me preocupa mucho. La literatura femenina, primero, hay que definirla; ¿es escrita por mujeres? ¿es la que explora en el mundo íntimo de los personajes?, ¿es algo sentimentaloide? Dependiendo de lo que definamos yo me siento parte de esa tradición.
“Cuando se habla de literatura femenina se hace en forma despectiva, como si fuera de una calidad literaria menor, un subgrupo de la literatura, pero eso es no entender nada. La literatura femenina habla de un lugar desde donde se escribe y hay hombres que lo están haciendo desde ahí”.
-Hoy te sientes validada, ¿a 10 años, sientes que el camino ha sido difícil, cuesta arriba?
“La verdad es que no ha sido cuesta arriba. Con mi primera novela, las tres editoriales más importantes, se la pelearon y publiqué en la que me llevó a España y a todo Latinoamérica. Si me empezara a quejar sería de mal agradecida; me siento súper afortunada. “El revés del alma” tenía alas, me abrió las puertas, entonces no puedo decir que haya sido arduo”.
-¿Lo arduo es tu proceso de escritura? ¿Eres muy exigente?
“Súper, súper, súper exigente; mis grandes desafíos son conmigo. Este proceso ha sido muy concentrado, durante estos 10 años me he aislado de muchas cosas que ya no hago, de personas que ya no veo. Me he quedado con lo imprescindible en término de mis relaciones afectivas porque estoy abocada el 90% a trabajar en mi escritura que implica leer, estudiar, investigar muchísimo. Te demoras más en escribir una novela que construir un edificio”.
-De tus cuatro novelas, ¿“La mujer de mi vida” y ésta son quizás las más personales? En ellas hablas del exilio, del golpe militar, cuestiones que tú experimentaste.
“Es cierto, hay cosas que son muy evidentes como el golpe y el exilio (lo vivió en Inglaterra); son visibles y gritan como hechos históricos de mi vida personal, pero todas están unidas a cosas profundas mías. En “El revés del alma” la chica es bulímica y yo fui anoréxica; en todas hay cosas pequeñas, profundas sutiles.
“Las cuatro están ligadas a mi experiencia, pero una experiencia mucho más amplia. Es lo que veo, escucho, sueño, respiro, lo que detesto. Cuando tienes una cierta edad tu experiencia es infinita y trato de expresarla con veracidad. Todos los escritores confiesan que están adentro de sus novelas y eso es verdad”.
-En “Nadar desnudas”, el leit motiv es una amistad quebrada, hablas de traición.
“Esta novela tiene varios centros. Uno, que también exploré en “La mujer de mi vida”, es la amistad y cómo la pasión puede traicionar a las personas, a quienes las rodean y puede romper con las creencias. La novela trata de dos amigas y una de ellas está involucrada con el padre de la otra; Sophie no ha vivido nunca en Chile, no tiene lazos y se encuentra con Morgana y establece una relación de dependencia en todos los aspectos, entonces es una amistad muy fuerte y la traición que siente tiene connotaciones mucho más fuertes.
“Además esto se da en un Chile convulsionado, con mucha traición de por medio, entonces la realidad histórica se torna en una especie de espejo de la historia de estas amigas.
“La novela se da en dos tiempos; Sophie, en el 2001, está aún atravesada por la traición del pasado, entonces va a tener una oportunidad de recordar, repensar lo que pasó, porque ella ha tratado de olvidarlo y no ha podido”.
-¿Tú te has reconciliado con su pasado? ¿Te has reconciliado con el exilio, la muerte de tu madre a los 18, tu anorexia posterior, tener dificultades para tener hijos?
“Cualquier vida, mirada desde afuera, puede ser súper trágica. La verdad es que no hay nadie que no tenga hechos marcados; es muy difícil pasar inmune por la vida y yo doy gracias de no haber pasado inmune por ella. No tengo sentimiento de víctima, cero; no siento compasión por mí, nunca la he sentido. Cada uno de estos episodios los viví a concho, no los escabullí porque si no, no habría podido escribir. Fui capaz de mirarlos con perspectiva y decir ‘okey, eso fue lo que viví, lo hice lo mejor que pude’ y eso me hizo más humana.
“La vida es así, está llena de vicisitudes y si no tienes esas experiencias, entonces no vives. Si me das a elegir, prefiero, por lejos, vivir”.
-¿Qué otras cosas de tu vida están en esta nueva novela, además del golpe?
“Morgana y Sophie rescatan, de alguna manera, mi propio espíritu a los 18 años, que tenía una mezcla de ambas. Creo que era una adolescente muy contemplativa, sin las dificultades que vive Sophie, pero con un mundo interior muy fuerte que no tenía con quien compartir, sobre todo cuando salí de Chile. Hay muchas cosas de Sophie como su espíritu de creación que están ahí y yo escribía, cantaba, tocaba la guitarra, hacía ballet.
“Escribir sobre estos dos personajes fue como reencontrarme con esos años de mi juventud aunque no hay nada particular que me haya ocurrido que esté en la historia de ellas”.