domingo, 20 de julio de 2025
Cultura/ Creado el: 2014-03-16 02:34

Carlos Julio Calderón Hermida “fabricó” así al escritor García M.

(Nota de la redacción: el siguiente es el texto de Gustavo Castro Caycedo, incluido en su libro “Gabo: cuatro años de soledad. Su vida en Zipaquirá”, capítulo 17, páginas 225 en adelante).

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 16 de 2014

El  profesor Carlos Julio Calderón Hermida tuvo el gran mérito y privilegio de haber logrado inculcar a Gabriel García Márquez la lectura de las obras y de los poetas y escritores más  importantes de la literatura, y de haberlo convencido y llevado a escribir en prosa, en lugar de que siguiera dibujando y escribiendo coplas, acrósticos y poemas, que era lo que gustaba a Gabo. Calderón lo fue convenciendo racionalmente, hasta que lo convirtió en escritor.

Cecilia Calderón, una de sus hijas cuenta: “Mi padre era poeta de la línea ‘piedracielista’; se ganó un concurso de literatura con “Canto al amor”; era un ser romántico y sentimental; amable, exigente, pero muy humano. Nació en El Naranjal, Huila, el  16 de marzo de 1907 y murió en octubre de 1981, a la edad de 84 años. Fue el mayor de 14 hermanos  y se casó con mi madre, Carmen Lozada, quien murió después que él, en 2006, a la edad de 99 años. Para mi papá, mi mamá y nosotros sus hijos, siempre fuimos lo primero”.

“Calderón Hermida fue profesor de Español y Preceptiva Literaria de Gabo en tercero de bachillerato, en 1943, materia que le dio elementos básicos para escribir bien; de Historia de la Literatura Universal, en 1944; de Historia de la Literatura Española, en 1945, y de Literatura Colombiana, en 1946, año en que se graduó de bachiller.

Le enseñó lo referente a la Preceptiva Literaria, es decir, las reglas y técnicas para escribir en prosa, y también poemas; le hizo énfasis en retórica y poética; en estética, métrica géneros literarios. Los dos hablaban con mucha frecuencia fuera de la clase, especialmente en los descansos a donde Calderón extendía sus enseñanzas literarias a García Márquez”.

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Según Eduardo Angulo Flórez, “Calderón Hermida era sencillamente un excelente profesor de  técnicas literarias y Gabo tenía talento y ganas. Mejor combinación no se podía dar”.

Rolando  Gabrielli,  periodista chileno, analista internacional y escritor, en “Ciudad Literaria”, dice: “Su profesor de literatura, Carlos Julio Calderón Hermida, a juicio de García Márquez fue a quien se le metió en la cabeza esa vaina  de que yo escribiera”.

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Álvaro Ruiz Torres me repitió varias veces: “Para el profesor Calderón Hermida era como una fijación insistirle y aconsejarle a Gabo leer mucho; le marcaba los mejores autores, a los que a él y a nosotros nos explicaba su obra en clase, y sobre todo, le recalcaba a Gabo que no pensara nada más que en la prosa para la que descubrió su gran talento. Solía repetirle que si lo hacía, iba a ser un gran  escritor. Y miren que lo logró, nada menos que un genio literario”.

García Márquez relata en Vivir  para contarla que don Carlos Julio Calderón, “No me ordenaba a una tarea, sino que me aconsejaba una lectura que no podía faltar en alguien que quisiera ser escritor”.

Según Jaime Bravo, “los estudiantes, por respeto, le decíamos señor Calderón; fue al único profesor que le dimos ese trato. Él a veces se comportaba como un papá, y eso fue con Gabriel. Él se vestía muy bien; era pulcro, un verdadero dandy”.

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Según José Fajardo (“Fechardini”), “el profesor Calderón compraba sus vestidos en la elegante sastrería de Luis Malagón, en Zipaquirá. Se vestía siempre de negro, con camisa blanca almidonada y pulcros corbatines. Cuando él dejó de ser profesor, siguió  visitando la sastrería, incluso cuando fue secretario de Educación de Cundinamarca. Lo que no deja ninguna duda es que en el Liceo, Gabriel se estimuló con el ejemplo del rector Carlos Martín a quien admiraba, y con las enseñanzas y orientación literaria del profesor Carlos Julio Calderón”.

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Carlos Julio Calderón Hermida fue profesor de García Márquez desde el 9 de marzo de 1943 hasta mediados de septiembre de 1946, cuando tuvo que dejar intempestivamente a Gabo y a sus demás alumnos del Liceo Nacional, como profesional de confianza del Ministerio de Educación  lo enviaron a cumplir el encargo de solucionar un  problema en el Colegio Nacional de Chiquinquirá.

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Héctor Calderón Lozada, hijo del profesor Calderón, cuenta: “Mi padre quiso ser médico, pero su sueño se truncó por la muerte de mi abuelo, ya que él tuvo que meterse de profesor a ayudar a mi abuela a sostener a mis trece tíos y tías”.

Pero como compensación, tres de sus cuatro hijos resultaron médicos: Zunny, Gladys y Héctor, y este, además, se casó una médica. La otra hija del profesor Calderón, Cecilia Calderón de Yamure, es arquitecta. Ella cuenta: “Luego de salir de Zipaquirá, mi padre se encontró con García Márquez solamente unas tres o cuatro veces. Hubo un encuentro muy especial cuando le llevó uno de sus libros a su oficina, en la Gobernación de Cundinamarca”.

José Fajardo, “Fachardini”, me comentó que “una vez el profesor Carlos Julio Calderón Hermida le dijo: “Soy un médico frustrado, pero tengo cuatro grandes  orgullos: un hijo y dos hijas médicas y un Premio Nobel, que es como otro hijo sumamente especial”.

 

GUSTAVO CASTRO CAYCEDO

Diario del Huila, Neiva