Cultivo de algodón transgénico creció en el Huila en 2018
A nivel nacional, según Agro-Bio, fueron sembradas 88.000 hectáreas de cultivos genéticamente modificados. Tolima y Meta son los departamentos líderes en la adopción de esta tecnología.

Por: Fausto Manrique
Unas 1600 hectáreas de algodón y maíz transgénicos fueron sembradas el año pasado en el Huila. En el primer caso, el cultivo creció casi el doble con respecto al 2017 y en el segundo llegó a sus niveles más bajos.
La Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola para la Región Andina (Agro-Bio) reveló que en 2018 las hectáreas sembradas en algodón en el departamento totalizaron 718 mientras que el año anterior habían sido 362 has, una diferencia de 356 has.
En años pasados, el cultivo del algodón transgénico había llegado, incluso, a 2353 hectáreas pero el nivel fue bajando, sobre todo en los periodos 2016 (226 has), 2017 (362 has) y 2018 (718 has). En este último hubo una significativa recuperación.
Para el caso del maíz GM, María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de Agro-Bio, informó que hubo un bajonazo de 1524 hectáreas en 2017 a 898 has el año pasado, una variación de -626 has de un periodo al otro.
Con este cultivo hubo picos de siembra de hasta 4191 hectáreas (2013) o 2410 has en 2014. Sin embargo, en los últimos años ha venido disminuyendo la siembra de esta tecnología: 2234 has en 2015; 1245 has en 2016; 1524 has en 217; y 898 has el año pasado.
Cifras nacionales
Uscátegui recordó que los agricultores colombianos desde hace 15 años tienen acceso y siguen adoptando los cultivos transgénicos porque viven sus beneficios. Colombia sembró́ un total de 88.129 hectáreas con cultivos transgénicos en 2018 distribuidos entre 76.014 hectáreas de maíz; 12.103 de algodón y 12 hectáreas de flores azules, de acuerdo con las cifras presentadas por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).
Añadió que los departamentos líderes en la siembra con esta tecnología, el año pasado, fueron Tolima con 22.092 hectáreas, Meta con 21.510 y Córdoba con 15.911 hectáreas de cultivos genéticamente modificados.
En total, son 23 departamentos que le apuestan al uso de semillas mejoradas para obtener un mayor rendimiento por hectárea y con beneficios ambientales.
El sector algodonero, que había disminuido siembras en los dos años anteriores, en 2018 demostró́ que está superando la crisis, pues no solo aumentaron las hectáreas sembradas sino que prometen seguir aumentando para los próximos años.
“Para el agricultor colombiano la semilla genéticamente modificada representa una gran ayuda para controlar las plagas y facilitar el manejo de malezas de sus cultivos”, aseguró la directora ejecutiva de Agro-Bio.
Cifras de algodón y maíz
Las 12.103 hectáreas fueron cultivadas en 9 departamentos: Bolívar, Cesar, Córdoba, Cundinamarca, Huila, La Guajira, Sucre, Tolima, Valle del Cauca.
El departamento con mayor área cultivada fue Córdoba con 5785 hectáreas, seguido por Tolima con 3600 hectáreas con semillas transgénicas. Bolívar, Cundinamarca, La Guajira y Sucre fueron los departamentos que retornaron al cultivo de algodón GM.
El departamento líder en cultivos de maíz genéticamente modificados fue Meta con 21.510 hectáreas, seguido de Tolima con 18. 492 hectáreas.
Si bien el total de hectáreas de maíz, tanto tradicional como tecnificado y transgénico bajaron en 2018 respecto al año anterior, los transgénicos siguen siendo una opción que representa rentabilidad para los agricultores.
Por su parte, los departamentos de Bolívar, Boyacá́, Caldas, Casanare, Cundinamarca, Cauca, Magdalena, Quindío, Sucre y Cesar aumentaron sus hectáreas de cultivo de maíz GM.
Seguridad de los transgénicos
María Andrea Uscátegui sostuvo que más de 2500 estudios han confirmado que los cultivos genéticamente modificados y sus productos, son tan seguros como los convencionales.
“Adicional a esto, se suma que traen beneficios para el agricultor y para el medio ambiente, pues al ser resistentes a algunas plagas, el agricultor hace menos uso de insecticidas y por lo tanto menos uso de agua. Además, con las semillas tolerantes a herbicidas se reduce la labranza, lo que permite que el suelo conserve sus nutrientes y humedad evitando la erosión de este”, agregó.
Por último, indicó que más de 130 premios Nobel defienden esta tecnología como una herramienta clave para la seguridad alimentaria y más de 250 organizaciones a nivel mundial respaldan su seguridad.