Crisis ambiental, lo que nos deja 2019
Este año según Greenpeace, también fue un año clave para las movilizaciones globales que exigen acciones urgentes para mitigar el cambio climático, principalmente lideradas por jóvenes.

“La crisis climática es inminente y es producto de la explotación de nuestros recursos naturales. Cada vez serán más evidentes los efectos climáticos más extremos”, sostuvo Amanda Starbuck, directora de campañas de Greenpeace Andino (Colombia, Argentina y Chile).
Al hacer un balance general de los desastres ambientales que azotaron al planeta durante este año, la ONG difundió imágenes que demostrarían cómo los impactos del cambio climático se han hecho presentes con crudeza en diferentes partes del mundo, con inundaciones persistentes y sequías extremas. A su vez, expuso las consecuencias que la sobrepesca destructiva, la contaminación por plásticos, la explotación de combustibles fósiles, y la deforestación generan en los ecosistemas del mundo.
2019, según la organización, también fue un año clave para las movilizaciones globales que exigen acciones urgentes para mitigar el cambio climático, principalmente lideradas por jóvenes. Estas movilizaciones se extendieron hasta la COP 25, que finalizó hace pocos días con resultados negativos. “La COP 25 fue definitivamente un fracaso. Los líderes del mundo continúan postergando las medidas que deben ser tomadas con urgencia. Los ciudadanos del mundo están exigiendo, y cada vez con más fuerza, acciones de impacto para combatir el cambio climático”, mencionó Starbuck.
Según la ONG, la ambición climática de los países del mundo no es suficiente. “Expertos han establecido que si los países continúan emitiendo gases de efecto invernadero al ritmo que lo han hecho hasta ahora, no se llegaría a limitar la temperatura de la tierra incluso en 3°C, justamente el doble de lo exigido por la comunidad científica avalada por la ONU”, agregó la directora.
En Colombia, la contaminación plástica y la deforestación han sido dos de las problemáticas ambientales principales. “El corredor de conexión entre la Amazonía, la Orinoquía y la cordillera de Los Andes se está debilitando. El Parque Nacional Tinigua pasó de perder casi 3.000 hectáreas de bosque primario en 2017 a aproximadamente 12.000 hectáreas en 2018”.