Coronavirus: virus de emergencia y reemergencia
Para empezar, se debe partir de que “las enfermedades emergentes y reemergentes son un reflejo de la incesante lucha de los microorganismos por sobrevivir, buscando brechas en las barreras que protegen al ser humano contra la infección”.

Por: Manuel Vargas Córdoba MD
MSc. Profesor titular de Virología
Universidad Nacional de Colombia (UNAL)
Los virus son los agentes infecciosos más pequeños que existen en la naturaleza y constituyen la mayor causa de mortalidad en la historia de la humanidad. Sin embargo también son los más desconocidos, y en su conjunto subestimados. Su olvido puede causar impacto y miedo cuando aparecen de improvisto en la población general.
Tanto los sucesos de nuevos patógenos como la desinformación que se tiene sobre ellos producen gran impacto en la población mundial, ampliamente influenciada por imágenes apocalípticas suministradas por la ciencia ficción.
¿Qué son y cómo causan estos agentes minúsculos nuevas enfermedades en la población y grandes movilizaciones de recursos? Los virus se transmiten al hombre por múltiples factores comportamentales, sociales, políticos, culturales y económicos, y estos principios se asocian con los rápidos cambios que ha tenido nuestra civilización en las últimas décadas: transporte ultrarrápido, amplios intercambios económicos y de mercancías, deforestación, migraciones forzadas, conflictos armados, invasión de ecosistemas, cambio climático y contacto con especies animales “exóticas”, entre otros.
Los virus son “específicos de especie” y coexisten en sistemas ecológicos manteniendo una homeostasis o equilibrio. Cuando entramos en contacto con los animales reservorios o infectados por estos virus, adquirimos el riesgo de que estos agentes confinados a grupos específicos “salten la barrera de especie” y afecten al hombre. Así es como hemos adquirido “infecciones nuevas” de tipo VIH, Ébola, Marburgo, lassa, SARS, MERS, el virus influenza pandémico 2009, y recientemente el nuevo coronavirus (2019-nCoV).
Cada nuevo virus adquirido por la especie humana cuenta con una historia, una circunstancia o razón de adquisición, y todos ellos nos plantean grandes preguntas en cuanto a su transmisibilidad, el límite hasta dónde puede llegar un agente infeccioso a afectar a la población humana en su conjunto, y nos plantea dos interrogantes básicos: ¿será este nuevo agente la causa de una nueva pandemia y cómo puede afectar al mundo?
Para empezar, se debe partir de que “las enfermedades emergentes y reemergentes son un reflejo de la incesante lucha de los microorganismos por sobrevivir, buscando brechas en las barreras que protegen al ser humano contra la infección”. Y que con reemergentes se refiere a enfermedades infecciosas que han sido descubiertas en los últimos años, detenidas en algún momento y que vuelven a emerger, como lo plantean los investigadores Fleur M. Moesker, Pieter L.A. Fraaij y Albert D.M.E. Osterhaus en su publicación de 2013 incluida en el libro Viral Infections and Global Change [1].
Virus transmitidos por vía respiratoria
Esto son los más exitosos para alcanzar personas no infectadas por dos razones: primera, es el gesto funcional más frecuente en el humano (se toma aire en promedio 16 veces por minuto), y segunda, las mucosas respiratorias tienen sus células en contacto directo con el medio externo.
Pero no todos los virus logran pasar de forma exitosa de un huésped infectado a uno sano: el virus de sarampión tiene la más alta transmisibilidad –una persona infectada puede transmitir el virus (infectar) a 18 personas sanas no inmunes (no vacunadas o infectadas previamente)–, mientras que otros virus tienen menos éxito.
Aunque hoy no se sabe a ciencia cierta cuál es la transmisibilidad del 2019-nCoV, sí se conoce que puede infectar incluso al personal que se encuentra al cuidado de la salud, grupo que se supone cuenta con medidas de protección para disminuir este riesgo.
Cuando un virus se transmite en forma eficiente de un humano infectado a otro, los casos aumentan y pueden llegar a constituirse en una verdadera amenaza para la comunidad, pues se mantienen en el tiempo y se diseminan incluso a regiones apartadas.
Los hallazgos más recientes arrojan que este nuevo coronavirus es altamente transmisible y se puede adquirir aún de personas infectadas que todavía no presentan manifestaciones clínicas de enfermedad, o sea aparentemente sanas.
La severidad y el impacto de las infecciones por coronavirus cambian según los diferentes miembros de la misma familia: los agentes clásicos del grupo causan resfriado común, mientras que el SARS-CoV ocasionó en 2002 una pandemia con alrededor 8.096 casos, alcanzó 29 países en los cinco continentes y tuvo una tasa de mortalidad del 10 %. Por su parte el MERS-CoV sigue afectando en especial a la población de la península arábiga, ha ocasionado 2.499 casos y alcanza una mortalidad del 37 %; por último, para el caso del nuevo coronavirus denominado 2019-nCoV, la mortalidad según reportes parciales se sitúa en un 3 %, ajustándose con el paso del brote.
El interés desencadenado por estos virus se ha acompañado de una avalancha de información de múltiples sitios científicos y periodísticos, los cuales son consultados ávidamente por una población motivada por múltiples sentimientos –como el miedo, la vulnerabilidad, y las aprensiones– y engendrada por su ansia de información, pero que cae en el sensacionalismo y la desinformación que acompañan algunos escritos o presentaciones periodísticas.
Se conoce que la vía de transmisión es la respiratoria, pero se ignora el papel que juegan otras posibles vías como los objetos contaminados con secreciones respiratorias o la vía entérica, que fue sospechada en caso de infecciones por del virus SARS.
Más interrogantes
El tiempo transcurrido entre el contacto y la aparición de manifestaciones es bastante amplio: se ha identificado que se da de 2 a 14 días, por lo que, para poder declarar el final de la transmisión, debe pasar al menos un mes sin la aparición de casos nuevos.
Las manifestaciones de malestar producidas por esta infección no son características de ella sino que son indistinguibles de otras infecciones del tracto respiratorio (fiebre, malestar, tos seca, dificultad para respirar, distrés respiratorio), y por el momento se desconoce el número o la proporción de casos asintomáticos con respecto a los infectados, las fuentes probables de contaminación.
Los casos hospitalizados varían en cuanto a la gravedad, variando desde manifestaciones leves hasta condiciones serias, compromiso grave y condiciones críticas. Se desconocen los factores que originan un mayor riesgo. Por lo tanto, para poder realizar un diagnóstico de precisión, se debe descartar que la infección no sea causada por cualquiera de los más de 200 agentes virales asociados con infecciones respiratorias, y en caso tal, comprobar la presencia del nuevo patógeno.
También forman parte de los múltiples interrogantes que se plantea la comunidad científica internacional y el público en general las características del reservorio o los animales fuentes, que nos permitan controlar nuevas apariciones, la resistencia del patógeno a la degradación en el medioambiente, los rangos de edad afectados, las tasas de sobrevida, la dinámica de multiplicación en el hospedero infectado, los momentos con mayor cantidad de virus en las secreciones respiratorias, y por añadidura los momentos de mayor transmisibilidad y curación (lapso cuando es contagioso).
Tampoco existe conocimiento sobre el comportamiento de las curvas epidémicas, la forma como se produce la enfermedad, con el fin de plantear tratamientos más efectivos. La comprensión de las características moleculares del virus permitirá en un futuro diseñar medicamentos antivirales específicos o producir nuevas vacunas, pero los tiempos de desarrollo son prolongados.
Las recomendaciones de la OMS para prevenir el riesgo de contagio tanto en China como en los demás países del mundo incluyen las medidas de control de infecciones virales respiratorias están basadas en la higiene y el lavado de manos; en evitar tocarse ojos, nariz o boca con las manos no lavadas; en permanecer en casa si se encuentra con síntomas respiratorios leves y utilizar en todo caso tapabocas; en evitar el contacto con personas con síntomas respiratorias, limpiar y desinfectar las superficies que puedan estar contaminadas con secreciones respiratorias, y en caso de tos o estornudo cubrirse la boca y la nariz con pañuelos desechables.
Educación afectada
La epidemia del coronavirus afectó más profundamente la vida cotidiana en todo el mundo; se ha confirmado que a causa del virus se llevó a cabo un cierre generalizado de todas las escuelas en Italia y hay advertencias de posibles cierres de escuelas en Estados Unidos, lo que ha intensificado las afectaciones a la educación de casi 300 millones de estudiantes en todo el mundo.
Hace apenas unas cuantas semanas, China, el país donde comenzó el brote, era el único país que había suspendido las clases. Sin embargo, el virus se ha propagado con tanta velocidad que, para el miércoles, 22 países en tres continentes habían anunciado cierres de escuelas en distintos grados, lo cual ha provocado que Naciones Unidas advierta que “la velocidad y escala global de la actual disrupción educativa no tiene precedentes”.
En este momento, en Corea del Sur, Irán, Japón, Francia, Pakistán y en otros lugares los estudiantes no están asistiendo a clases. Algunos solo llevan unos días de no ir a clases, pero otros ya llevan semanas así. En Italia, que padece uno de los brotes más mortales fuera de China, los funcionarios comentaron el miércoles que extenderán la suspensión de clases a todo el país, no solo en el norte, donde el gobierno ya ha impuesto un cierre de emergencia en varios poblados. Los funcionarios comentaron que todas las escuelas y universidades permanecerán cerradas hasta el 15 de marzo.
En la Costa Oeste de Estados Unidos, la región con más infecciones de ese país hasta ahora, la ciudad de Los Ángeles declaró un estado de emergencia el miércoles y aconsejó a los padres que se prepararan para cierres en las escuelas del segundo distrito de escuelas públicas más grande del país. El estado de Washington, que ha reportado al menos diez fallecimientos a causa del brote, ha cerrado algunas escuelas, mientras que, en el otro extremo del país, en Nueva York, casos recién diagnosticados también han provocado el cierre de varias escuelas.
Los educadores y economistas arguyen que la velocidad y la escala del trastorno educativo, que ahora afecta a 290,5 millones de estudiantes en todo el mundo, de acuerdo con Naciones Unidas, no tienen precedentes en la historia moderna. Las escuelas proporcionan la estructura y el sostén para familias, comunidades y economías enteras. El efecto de cerrarlas durante días, semanas y en ocasiones incluso meses podría tener repercusiones incalculables en los niños y las sociedades en general.