Internacional/ Creado el: 2019-10-19 04:27
Continúa el caos en Cataluña
El centro de Barcelona se sumió en el caos la noche de ayer viernes con enfrentamientos violentos entre radicales independentistas y la policía, al cierre de una multitudinaria marcha en la quinta jornada de protestas contra la condena impuesta a líderes separatistas.

Barricadas en llamas y fogatas iluminaban las calles del centro de la turística ciudad,
escenario de choques entre cientos de manifestantes con la cara tapada, que lanzaban
objetos contundentes y potentes petardos, y la policía, que respondía con cargas y
balas de goma, constataron periodistas de la AFP.
Muestra de la exacerbación de la violencia, que se prolongaba por varias horas y
escalaba a un nivel mayor en esta noche de disturbios en Barcelona, la policía usó por
primera vez gases lacrimógenos y un camión lanza agua para abrirse paso a través de
las barricadas construidas con todo tipo de mobiliario urbano.
Nacida de la frustración de una parte de la base independentista, dos años después de
la tentativa de secesión de Cataluña de 2017, la violencia marca un punto de inflexión
para el movimiento separatista que hasta ahora se jactaba de su naturaleza pacífica.
Los disturbios comenzaron el lunes, cuando el Tribunal Supremo condenó a nueve
líderes independentistas a penas de hasta 13 años de cárcel por su papel en el
fracasado intento de secesión de Cataluña en octubre de 2017.
Ese día, más de 10.000 personas bloquearon el aeropuerto de Barcelona, convocadas
por una plataforma llamada Tsunami Democrático, que está siendo investigada por la
justicia por posibles "delitos de terrorismo". A partir del martes, Barcelona ha vivido protestas pacíficas por el día y escenas de guerrilla urbana con duros choques entre radicales y la policía por las noches.
Según el ministro de Interior español, Fernando Grande-Marlaska, 128 personas han
sido detenidas desde el lunes, nueve de ellas enviados a prisión provisional, mientras
que 207 policías han resultado heridos, algunos de gravedad.
En estos días de protestas, más de 420 personas precisaron asistencia sanitaria, según
los servicios de emergencias.
Presidentes presionados
La crisis en Cataluña se produce a pocas semanas de las elecciones legislativas del 10
de noviembre en España, y ha puesto bajo presión al socialista Pedro Sánchez, a quien
la oposición de derecha le reclama medidas contundentes.
También está en aprietos el gobierno independentista catalán que por un lado alienta
las protestas contra la sentencia pero por la otra envía a su policía autónoma, los
Mossos d'Esquadra, a reprimir las actuaciones violentas con cargas y balas de espuma.
En el ojo del huracán, el presidente regional catalán, Quim Torra, propuso el jueves
celebrar una nueva votación sobre la independencia durante su mandato en esta
región fuertemente dividida sobre la cuestión.
escenario de choques entre cientos de manifestantes con la cara tapada, que lanzaban
objetos contundentes y potentes petardos, y la policía, que respondía con cargas y
balas de goma, constataron periodistas de la AFP.
Muestra de la exacerbación de la violencia, que se prolongaba por varias horas y
escalaba a un nivel mayor en esta noche de disturbios en Barcelona, la policía usó por
primera vez gases lacrimógenos y un camión lanza agua para abrirse paso a través de
las barricadas construidas con todo tipo de mobiliario urbano.
Nacida de la frustración de una parte de la base independentista, dos años después de
la tentativa de secesión de Cataluña de 2017, la violencia marca un punto de inflexión
para el movimiento separatista que hasta ahora se jactaba de su naturaleza pacífica.
Los disturbios comenzaron el lunes, cuando el Tribunal Supremo condenó a nueve
líderes independentistas a penas de hasta 13 años de cárcel por su papel en el
fracasado intento de secesión de Cataluña en octubre de 2017.
Ese día, más de 10.000 personas bloquearon el aeropuerto de Barcelona, convocadas
por una plataforma llamada Tsunami Democrático, que está siendo investigada por la
justicia por posibles "delitos de terrorismo". A partir del martes, Barcelona ha vivido protestas pacíficas por el día y escenas de guerrilla urbana con duros choques entre radicales y la policía por las noches.
Según el ministro de Interior español, Fernando Grande-Marlaska, 128 personas han
sido detenidas desde el lunes, nueve de ellas enviados a prisión provisional, mientras
que 207 policías han resultado heridos, algunos de gravedad.
En estos días de protestas, más de 420 personas precisaron asistencia sanitaria, según
los servicios de emergencias.
Presidentes presionados
La crisis en Cataluña se produce a pocas semanas de las elecciones legislativas del 10
de noviembre en España, y ha puesto bajo presión al socialista Pedro Sánchez, a quien
la oposición de derecha le reclama medidas contundentes.
También está en aprietos el gobierno independentista catalán que por un lado alienta
las protestas contra la sentencia pero por la otra envía a su policía autónoma, los
Mossos d'Esquadra, a reprimir las actuaciones violentas con cargas y balas de espuma.
En el ojo del huracán, el presidente regional catalán, Quim Torra, propuso el jueves
celebrar una nueva votación sobre la independencia durante su mandato en esta
región fuertemente dividida sobre la cuestión.