Colombia, cerca de una aguda crisis industrial
El presidente de la Cámara Colombiana de la confección, Guillermo Elías Criado, reveló que en los últimos años las empresas del sector registradas en cámaras de comercio pasaron de 100.000 a 70.000, es decir que aproximadamente 30.000 desaparecieron por la avalancha de productos exógenos que entraron a competir de manera desleal.

Por Germán Enrique Nuñéz
Diario La Economía
En los últimos años el país perdió en solo textiles y confecciones unos 600.000 empleos dejando ver una precarización de los indicadores económicos y sociales. Las importaciones no son una solución.
Las empresas de la cadena textil y confecciones alertaron por la complicada situación que las rodea a causa del contrabando, el narcotráfico y los bajos aranceles, escenario que las pone en máximo riesgo más si se tiene en cuenta que el costo país y las dificultades competitivas hacen parte del vademécum de amenazas.
La situación es tan difícil que en los últimos diez años el sector ha perdido unos 600.000 empleos directos impactando el crecimiento económico, el progreso y el tejido social, afectado por el cierre de empresas que al verse acorraladas por el ingreso de producto chino, asiático, africano y de otras latitudes, prefirieron cerrar en vista que no es viable competir con verdaderos monstruos de la industria de la confección y de los textiles.
La confección y los textiles de Colombia carecen de competitividad por varias razones entre las que se cuentan los costos financieros, la pésima infraestructura, los valores de la energía y las mismas normas laborales que exigen salarios relativamente altos frente a los de países con los que debe competirse.
Competencia desleal
En diálogo con Diariolaeconomia.com, el presidente de la Cámara Colombiana de la Confección, Guillermo Elías Criado, aseguró que la industria textil y de confecciones pasó de los buenos instantes productivos a una pesadilla que les puso el candado a no pocas empresas. En los últimos años las empresas registradas en cámaras de comercio pasaron de 100.000 a 70.000, es decir que aproximadamente 30.000 desaparecieron por la avalancha de productos exógenos que entraron a competir de manera desleal.
El directivo agregó que el contexto es apremiante, alarmante y desolador que sirve de punto de partida a los retos que tendrán que enfrentar empresarios y gobierno para salvar factorías, empresas centenarias y empleos. La idea de un trabajo conjunto que le brinde garantías a la industria, explicó, es no solo salvar puestos de trabajo sino recuperar los que fueron atomizados con las importaciones.
“Estamos muy esperanzados en trabajar y en esperar que la palabra del Presidente, Iván Duque se cumpla para seguir adelante con el empleo y la producción nacional, factores muy a favor del bienestar de los colombianos”, subrayó.
Recalcó que es lamentable ver el escenario social de hoy lo cual es consecuente porque el crecimiento económico va sin duda de la mano del crecimiento de la producción nacional y del empleo pues si no hay producción, no hay empleo y si no hay ocupación o remuneración, inobjetablemente no hay consumo, es decir que el comercio y las industrias entran al peor de los mundos en donde los inventarios acosan y atormentan. Lo grave del tema, afirmó, es que si no hay crecimiento tampoco hay inversión y el gris pasa a un plano muy, pero muy oscuro.
Guillermo Elías Criado, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección.
Valores agregados
Un punto a favor es que Colombia maneja valores agregados como calidad, innovación, diseño, inventiva, color y creatividad, un sello que el país logró de la mano de grandes diseñadores que hoy desfilan orondos por las pasarelas del mundo. Pese a esto hay un ingreso alarmante de prendas de muy bajo costo y a través del contrabando técnico que pone a las empresas en punto de vulnerabilidad porque con mayores volúmenes del mercado exógeno, la industria local no tiene otra opción que cerrar.
Destacó la labor de las universidades y centros de formación que han hecho una tarea encomiable a nivel técnico y a nivel profesional, oficio que forjó talento tal y como pasó con el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, que puso en el mercado de la moda más de 400.000 talentos en los últimos diez años.
Amén de las circunstancias, Colombia a fuerza de talento logró imponer su moda y fue así como conquistó mercados de alta exigencia a donde llegan los diseños colombianos manufacturados por mujeres y hombres colombianos que logran mejorar su calidad de vida gracias a que coadyuvan con la confección de país.
Dijo que los indicadores actuales de la industria textil dejan ver que sin duda hay asomos de una gran crisis industrial ya que hay decrecimiento en la producción nacional de textiles, tal y como ocurre en otros sectores de la manufactura por las importaciones de los países asiáticos y africanos.
Para el dirigente los líos son apenas obvios puesto que hay mucho por hacer en aduanas, sin desconocer que ha habido avances, los bajos aranceles y un narcotráfico que lava en cantidades campeando en medio del mayor confort. Todo lo anterior, apuntó, se refleja en una mezcla de precios irrisorios y aranceles bajos, combinación perversa que está devastando la industria nacional.
Dentro de las soluciones para la Cámara Colombiana de la Confección está subir el umbral de 10 dólares a 20 dólares el kilo. El umbral actual, explicó el vocero, fue realizado con los promedios inferiores de la mercancía importada de Asia, sin tener en cuenta los costos nacionales.
De igual manera dentro de las medidas que podrían dar una mano está el establecer un arancel del 37,9% para aquellas prendas de vestir importadas por debajo de 20 dólares el kilo. En la norma vigente, aclaró, está en el 40 %, máximo permitido por la OMC.
“Como se lo dije al presidente de la República en una carta, es necesario de igual manera implantar un arancel mixto para las prendas de vestir importadas de 20 dólares en adelante, las cuales pagarán el 10 % ad valorem más tres dólares el kilo. La norma vigente es del 15 %”, comentó el señor Guillermo Elías Criado.
Una serie de medidas como las solicitadas generaría un sinnúmero de beneficios que se reflejarían en el aumento del recaudo conllevando a un favor tributario.
Importante industria
Una medida así de ambiciosa, expresó, castiga al importador que le hace trampa al fisco nacional, que aprovechando el umbral bajo declara mercancía a precios irrisorios para no pagar el arancel que corresponde; y que en muchos casos la diferencia entre el precio declarado y el precio real de origen se cubre con dineros de actividades ilícitas. La iniciativa contribuye al crecimiento económico y al bienestar de los colombianos. La industria textil, reiteró, es una de las más importantes en generación de empleo en zonas rurales y urbanas, especialmente en mujeres madres cabeza de familia.
Implantar medidas drásticas para defender la industria y ponerle talanquera al narcotráfico que usa las importaciones para el lavado, reduce el déficit en la balanza comercial generada por la importación proveniente de países asiáticos y africanos, con los cuales no hay tratados de libre comercio y no compran ni el 1 % de las exportaciones colombianas.
“No es cierto que los precios al consumidor bajen por las importaciones de Asia y África. Este argumento es falaz. La realidad es que hoy los bajos precios no llegan al consumidor final y sí están devastando el empleo en la industria nacional. Tampoco es cierto que con las propuestas del sector textil-confección en el PND se dispare el contrabando, pues el problema real es el lavado de dólares”, insistió el dirigente cameral.
En opinión del presidente de la Cámara, si el gobierno nacional apoya estas propuestas sectoriales sin elegir ganadores y perdedores vendrá toda la prosperidad en Colombia pues el beneficio de tales medidas redundaría en el país, pues fortalecería la producción nacional, no solo manteniéndola, sino impulsándola, e incentivaría su fundamental capacidad de creación de empleo, contrarrestando así las nefastas consecuencias de los aranceles bajos a precios mínimos provenientes de Oriente y África que destruyen la competitividad de la industria local.
Especificó que solo el 0,8 % en 2017 y el 0,9 % en 2018 de los importadores pagaron el arancel máximo permitido en la normativa vigente por la OMC fijado en el 40 % para confección importada a precios inferiores al umbral de 10 dólares el kilo. En el año 2017, anotó, fueron importados al país 584 millones de prendas y en el 2018, 675 millones.
Por otra parte, hay que sumar la mercancía que ingresa al país por medios ilícitos como el contrabando y/o lavado de activos. El arancel promedio aplicado a todas estas importaciones de confección en el 2017 fue del 13,1 % y en el 2018 del 13,5 %. Porcentajes ambos que están muy por debajo de los establecidos por gobiernos de países con vocación textilera como Brasil que aplica el 35 % y México con el 30 %, y que se ven a sí mismos como facilitadores de la creación de valor y la generación de empleo.
“La ecuación que defienden los importadores y sus gremios de umbrales y aranceles bajos más precios de origen irrisorios no da como resultado precios favorables al bolsillo de los colombianos. Además, estos gremios defienden aranceles altos para materias primas importadas como hilos y colorantes que encarecen el producto nacional. Es decir, defienden que se proteja al importador encareciendo y debilitando la producción nacional”, conceptuó Guillermo Elías Criado.
El presidente de la Cámara lamentó que las decisiones del gobierno anterior favorecieran más a las importaciones, que al desarrollo y el éxito de las empresas locales, razón por la cual muchas marcas colombianas se vieron avocadas a importar para poder competir con marcas extranjeras que confeccionan en los países asiáticos y africanos.
“Contamos con las personas, el talento y las competencias necesarias. Tenemos el mercado nacional y 950 millones de habitantes del continente americano como mercado potencial. Por todo lo anterior, necesitamos del apoyo del ejecutivo y del congreso a esta suplica del sector textil-confección; sector que aspira a continuar la labor que ha llevado a cabo durante los últimos 100 años, ayudando al proceso de construcción del país, aportando empleo, divisas y bienestar para los colombianos”, estimó el presidente de la Cámara Colombiana de la Confección.
La Cámara indicó que en materia de inversión siempre hubo interés por firmas extranjeras por absorber fábricas colombianas gracias al prestigio que muchas factorías alcanzaron y desde luego a un mercado que como el colombiano llama poderosamente la atención de los capitalistas. Dijo que Colombia y Bogotá cuentan con una posición geográfica ideal que les permite atender sin ningún inconveniente el mercado regional que ya camina a los mil millones de habitantes tanto en Norte, como en Centro y Suramérica, muchas de estas emergentes y muy en el foco de la inversión extranjera.
El modelo económico no sirvió
Muchos han dicho que si el modelo económico fuera ganador y le sirviera a Colombia nadie estaría quebrado, nadie se quejaría y nadie estaría marchando. Algunos analistas sostienen que el modelo colombiano soportado sobre el consenso de Washington fracasó ya que cambió la industria, la agricultura y el empleo por importaciones, asunto que de hecho es cierto a tal punto que logra reflejarse en los indicadores paupérrimos de la economía colombiana.
Del desacreditado modelo no pocos afirman que si fuera tan bueno lo tendrían economías como la de Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón y otros sistemas económicos que de manera legítima defienden los activos de cada país y los intereses de sus nacionales sobre argumentos sólidos y admirables. Tristemente las economías pobres y en vía de desarrollo deben someterse a los vejámenes de un sistema que solamente sabe restar en beneficios para las empresas, en apoyos para el campo y para la clase trabajadora, de manera increíble ese modelo abre las puertas a una inversión que en ocasiones resultó injusta y corrupta, verbigracia Odebrecht.
Mientras todo esto ocurre las personas en la calle se siguen preguntando, ¿si el modelo no es probo, ecuánime e incluyente y en lugar de poner quita y maltrata, por qué persiste?, lo dijo la reina, “averígüelo Vargas”.
Para la Cámara de la Confección y a juzgar por el Brexit y el proteccionismo americano, es hora de mirar los tratados y sus ventajas, o los errores de los mismos y la tragedia de una economía que era pobre y ahora está en línea de miseria.
Su Presidente dijo que las autoridades económicas deben analizar la situación, medir los alcances de una realidad que no es la mejor y tomar medidas para salvar lo poco que queda y con ello los empleos que subsisten porque no sería justo acabar con un sector como el de la confección o el textil que llevan más de cien años de historia económica, no en vano fue muy dinámica en el siglo XIX y en los inicios del siglo XX.
Finalmente Guillermo Elías Criado invitó a los colombianos a consumir productos hechos en Colombia, con mano de obra calificada y artesanal. Dijo que el producto colombiano al ser de muy buena calidad merece el apoyo de cada uno de los nacionales porque primero están el empleo, el crecimiento económico y el desarrollo de un país que no puede seguir fomentando quiebras porque está de por medio el futuro de millones de familias que dependen de un trabajo estable o de un producto confiable y orgullosamente manufacturado con lujo de detalle en la tierra del café.
“Aquí por fortuna no hay temores, nosotros no le estamos pidiendo plata al estado, tan solo exhortamos por unas garantías y unas condiciones para generar riqueza, empleo y crecimiento económico”, nada más, tan solo apelamos al sentido común y a la cordura”, concluyó.
A su turno el analista económico y docto en temas de comercio, Aurelio Suárez Montoya, indicó que Colombia camina hacia una debacle industrial casi que de manera sistemática porque da la impresión que desde el estado esta condición fuera una loable meta. El tema es que hay sectores reventados, cargados hasta más no poder de impuestos y compitiendo en desigualdad de condiciones con otros países en donde la industria contrario al caso colombiano es una política de estado.
Al hablar de las razones arancelarias y el mercado global de confecciones y textiles. Argumentó que los antecedentes van desde el acuerdo multifibras de 1970 a 1995 y luego prorrogado hasta 2005 por la Organización Mundial del Comercio, OMC. Dijo que tarifas arancelarias y cuotas, en los últimos 50 años ha sido más un mercado regulado que de libre comercio.
“Lleva así solo 15 años y a los tres años, en 2008, vino el infarto de Wall Street. Al acabarse el Acuerdo los países asiáticos pasaron de tener 43 % al 78 % del mercado de Estados Unidos”, afirmó Suárez.
Denunció que el nuevo diseño no es algo natural sino estructurado por las grandes corporaciones, es decir marcas y comerciantes transnacionales que vienen de países, que subsidian a sus fábricas productoras, pero que ingresan con marcas. Aseveró que en ese juego se puede percibir una alianza de unos con otros en vista que las firmas construyeron la estructura internacional de la cadena, para lo cual le dieron valor a las marcas y al diseño, deslocalizando la producción fabril, al mismo tiempo que controlan las redes de distribución de los productos de la cadena.
“Corporaciones multinacionales, marcas, con apalancamiento financiero, han estructurado el mercado acorde a la optimización de sus rentas globales y pongo cinco ejemplos: Nike opera con fuente completa tercerizada en 38 países; ZARA con 40 % propio y resto en Asia y Marruecos; VF Corporation 75 % Asia y resto en Centro América, Polonia y Turquía; Hanesbrands tiene 52 plantas regadas en el mundo y Phillips-Van Heusen PVH con 176 proveedores de manufactura en 26 países. Caso CROCS, Uber en calzado. Con marcas propias y en la misma lógica operan comercializadoras como WAL-MART, Macys, Marks y Spencer, pero igual lo hacen Target y J. C. Penney”, explicó el analista.
Indicó que todo este comercio lo hacen desde China, Estados Unidos, Turquía, Vietnam, India, Bangladesh, México, Indonesia, Vietnam, Cambodia y Sri Lanka. Excepto China, Turquía y México soportados en salario de menos de 65 centavos de dólar por hora.
Los competidores de Colombia en textiles, manifestó Suárez Montoya, cuentan con todos con subsidios e incentivos estatales; en China, dijo, se devuelve al exportador IVA hasta del 17 %; Bangladesh paga los servicios públicos y créditos subsidiados a exportadores; en Vietnam el gobierno reestructura la producción moviendo textiles a parques industriales y prendas de vestir a las zonas rurales, alentando a las grandes empresas a establecer relaciones a largo plazo con importadores extranjeros o en India donde el gobierno ofrece incentivos financieros, préstamos de bajo costo y créditos, para fabricantes nacionales que requieran actualizar su tecnología.
El estudio presentado por Suárez muestra que el valor global en 2019 es de 1,41 billones de dólares y el de textiles valió 768.000 millones de dólares el año anterior. Apuntó que el 57 por ciento del vestuario consumido es femenino, el 37 % masculino y el resto es infantil.